LA SOCIEDAD CON UNA CONSULTA DE. IDIOTEZ O FALACIA
Definición de la misma
El uso más recurrente que
hoy día le damos a la palabra idiota es para dar cuenta de
aquel individuo que es tonto o poco inteligente tanto en su accionar
como en sus pensamientos y opiniones. La respuesta que nos dio Juan respecto de nuestro pedido de dinero para
realizar un regalo a María, fue realmente muy idiota.
Aunque, cabe destacar, que
la palabra idiota supo ostentar en el pasado otras referencias, por ejemplo, en
la Antigua Grecia, la palabra idiota solía aplicarse a aquel
ciudadano que se destacaba por su egoísmo y que no sentía ni un mínimo de
interés por los asuntos públicos de su comunidad.
Luego, cuando la palabra
pasó a ostentar un significado latino, se empezó a usar para describir a aquella
persona común y corriente que se destacaba por su ignorancia o por la ausencia
por completo de educación.
En tanto, en el lenguaje corriente de estos tiempos el empleo del término se da mayormente para definir a aquel que se destaca por no comprender lo que se le explica aunque sea una obviedad o por presentar una escasa inteligencia en sus acciones o pensamientos.
En tanto, en el lenguaje corriente de estos tiempos el empleo del término se da mayormente para definir a aquel que se destaca por no comprender lo que se le explica aunque sea una obviedad o por presentar una escasa inteligencia en sus acciones o pensamientos.
Y finalmente, el término
idiota también se usa para designar a aquella persona que padece de
idiotez. La idiotez, también conocida como idiocia e
idiotismo es una enfermedad mental que supone la ausencia casi
por completo, en un individuo, de las facultades psíquicas o intelectuales, es decir,
se trata de un retraso mental severo.
La detección de la idiotez
es posible hacerla desde temprana edad; entre los síntomas más recurrentes se
cuentan: incontinencia de esfínteres, inmovilidad, babeo, mudez total o parcial
con la emisión de sonidos sin sentido, anti sociabilidad y sin noción del
mundo exterior circundante.
En la gran mayoría de los
casos, la idiotez es una enfermedad que aparece desde el nacimiento mismo del
individuo en cuestión, ya sea por causas genéticas o bien por algún
inconveniente surgido en la gestación y en menor medida puede desatarse por un
golpe, por la falta de oxigenación del cerebro o por la práctica de lobotomía (destrucción
total o parcial de los lóbulos frontales del cerebro.
Cuando cusamos dolor con dolo que somos, seres humanos con sentido de ubicación o es simplemente por, satisfacer nuestro propio ego.
En tal sentido el tema deja muchas incognitos e ideas
a tu imaginación .pero lamentablemente hay seres humanos con un sentido de pertenecía
.de la otra persona que son libres de juzgar sin el menor pudor de criticarse
ellos y eso pasa en niveles de intelectuales
y medio letrados ,ignorancia educativa etc. etc., eso nos quiere decir que
nuestra sociedad se ha desbordado en un
afán de auto proclamarse juzgadora de
extremos ,porque por un lado esta una crítica constructiva y por el otro
lado esta una crítica destructiva ,que es la mayormente se realiza en estas
redes sociales ,ya que la palabra libertad de expresión se vuelve vulnerable al chantaje y a la desinformación
cayendo en su generalidades en el chambre y él; amarillismo ideológico del ser
humano y en otros caso en el orden del abuso religiosos del adormecimiento
intelectual. Poniendo en duros aprietos a la idiotez.
Donde se pone de manifiesto ese letargo ideológico
putrefacto.de la idiotez, en los políticos y en algunas religiones. O dicho más
profundidad en el mal manejo de los fines de unas instituciones que dicen
servir al pueblo, me explico. Profundizar seria desatar una tormenta por que la
palabra corrupción está de moda y se lo aplican a ladrones ante- éticos
.justicia y por donde no vemos que le apesta solo el hecho deber y oír lo que
las redes sociales publican ,no digamos los medios de la información que SE
PPROCLAMAN LA VERDA INFORMATICA O que
son veraces. Jajaja ¿AHÍ ME QUEDO?
Porque si no las cosas parecen chambre.
Vámonos al
propósito.
Las falacias y sus tipos
Las falacias o
falsas argumentaciones son errores que infringen las reglas del buen
comportamiento del acto argumentativo; se trata de inferencias que no son
válidas, pero que cuya forma recuerda a las de las argumentaciones válidas. Son
argumentos que no tienen relación con las tesis puestas en discusión y se los
utiliza en las argumentaciones cotidianas: insultar a alguien, amenazarlo,
tratarlo de incompetente; pueden servir, además, para obligar al interlocutor a
aceptar la validez de una tesis inconsistente.
Algunas falacias afectan al aspecto lingüístico
propiamente tal, como ambigüedad, incomprensibilidad de los enunciados,
ausencia de significados tras enunciados aparentemente significativos; otras se
basan en la manipulación de los hechos.
Reglas para una argumentación ideal
Según Lo Cascio, Van Eemeren y Grootendorst postulan
una tipología de las falacias, presentándolas como infracciones a ciertas
reglas en las que debe basarse toda buena argumentación. Según estos autores,
es importante considerar estas prescripciones de comportamiento argumentativo
correcto para así poder valorar la estructura y validez de los argumentos.
Las diez reglas consideradas por estos autores son las
siguientes:
1. Las partes involucradas en la disputa no deben
crearse impedimentos recíprocamente.
2. Una persona que expresa una opinión debe estar
dispuesta a defenderla si se lo piden.
3. Un ataque a una argumentación debe centrarse en la
tesis que ha anunciado el protagonista, sin desviar el discurso, sin presentar
la tesis de forma diferente y sin actuar de forma que se le atribuya al
antagonista una tesis diferente de la que sostiene.
4. Una tesis debe defenderse solo con argumentos
relacionados con ella y que no tengan imbricaciones con otra.
5. Una persona debe aceptar las consecuencias y la
existencia de las premisas que deja implícitas y, en consecuencia, debe aceptar
que se le ataque en terreno de éstas.
6. Una tesis puede considerarse defendida de forma
adecuada si se basa en argumentos pertenecientes a un punto de partida común.
7. Una tesis puede considerarse defendida de forma
adecuada si la defensa se desarrolla con el uso de argumentos que reflejan y
respetan la praxis y el esquema argumentativo comúnmente aceptados.
8. Los argumentos usados en una discusión deben ser o
haberse vuelto válidos, haciendo explícitas algunas de las premisas que
quedaban implícitas.
9. Una defensa perdedora debe tener como consecuencia
que el sujeto argumentante acepte cambiar su posición, mientras que una defensa
vencedora debe tener por consecuencia que el antagonista cambie su posición y
retire sus dudas sobre la tesis defendida por el sujeto argumentante.
10. La formulación de la tesis, de las posiciones
recíprocas y de los argumentos debe ser lo más clara y comprensible posible.
Otros criterios para evaluar la argumentación
A. Blair y R. H. Johnson, dos teóricos de la
argumentación, propusieron tres criterios para evaluar si una argumentación es
o no defectuosa: aceptabilidad, relevancia y suficiencia. Estos serán definidos
a continuación:
- Aceptabilidad: los argumentos deben ser “creíbles”,
es decir, tienen que ser fácilmente aceptados por la audiencia o estar basados
en evidencia sólida.
- Relevancia: los argumentos deben ser coherentes con
el punto de vista, por ejemplo, no puedo decir “El amor es bello porque las
esculturas del dios Eros son bellas”, en este caso ¿qué relación tiene la
belleza de una escultura (aunque sea de Eros, dios del amor) con la
caracterización de un sentimiento? En el ejemplo, el argumento “porque las
esculturas del dios Eros son bellas” no es relevante para fundamentar el punto
de vista “El amor es bello”.
- Suficiencia: el número de argumentos debe ser
suficiente para defender el punto de vista. Como la argumentación tiene
carácter dialógico, el número de argumentos “suficientes” va a depender de la
situación de enunciación: si con un argumento se convence al oponente, un
argumento será suficiente, pero si el oponente lo refuta, es necesario dar más.
(todos los que sean necesarios).
El no cumplir con alguno de estos criterios lleva a
cometer falacias.
Clasificación de las falacias
Como hemos visto, las falacias son razonamientos
erróneos o falsos, puede incurrirse en ellos por ignorancia o voluntariamente,
como un modo de convencer mediante la razón. Las falacias pueden clasificarse
de la siguiente manera:
1. A- Descalificación: desacreditar un argumento,
descalificando a la persona que lo formula:
A.1.Ataque personal directo (Ad Hominem-Ofensivo):
descalificar la personalidad del oponente. Ej”No debemos escuchar lo que él
propone, todos sabemos que es homosexual”. La opción sexual de una persona no
afecta en nada su credibilidad y no tiene relación alguna con la aceptabilidad
de un punto de vista.
A.2. Ataque personal indirecto (Circunstancial):
descalificar a una persona en virtud de las situaciones especiales en que se
encuentra. “es lógico que va a estar en desacuerdo con que se elimine la
participación de los alumnos en el directorio del colegio, si es un alumno”. Lo
que se hace aquí es argumentar apoyándose en las condiciones en que se
encuentra la persona y no en los argumentos que da en defensa de su punto de
vista. Siempre es posible que alguien tenga “intereses creados”, pero para
evaluar una argumentación debemos centrarnos en la calidad de sus razones y no
en otros aspectos imposibles de evaluar objetivamente.
A.3. Envenenar el pozo: descalificamos directamente al
oponente antes de que emita su opinión, de tal forma que su defensa se vuelve
imposible. No se quiere dejar agua para cuando llegue el contrincante. Pretende
negar que esté calificado para que dé una opinión. Por ejemplo: “no debemos
aceptar el punto de vista del periodista. Es sabido que los periodistas
tergiversan las noticias de acuerdo con la conveniencia del medio al cual
representan”. Lo que aquí se señala es que quién sostiene el punto de vista es
un “mentiroso”, con lo que anulamos cualquier posibilidad de aceptar lo que se
dice. Lo que se hace es atacar a la persona (además basado en una
generalización) en vez de mostrar las debilidades de su argumentación.
2. B- Apelar a la ignorancia (ad ignorantiam):
Consiste en defender la verdad o falsedad de un
enunciado basándose en la idea de que nadie ha probado lo contrario. Ejemplo:
“los extraterrestres existen porque nadie ha probado lo contrario”.
3. C- Apelar a la autoridad:
Constituye una falacia cuando se tergiversa la
intención de las palabras o se cita a un personaje que no tiene nada que ver
con el asunto tratado o con esa esfera del conocimiento.
C.1 A la autoridad de una persona: se utiliza el
prestigio de una persona conocida o famosa. Ejemplo: “esta dieta es muy
saludable. Lo dice nicole kidman”. Nicole Kidman puede verse saludable (y
bella), pero no es una entendida en nutrición.
C.2. Al consenso (ad populum): apelar a la opinión de
las mayorías. Por ejemplo: “la mayoría de las personas está de acuerdo con un
toque de queda para adolescentes, por lo tanto debe ser impuesto legalmente”.
El que la mayoría tenga una determinada opinión, no hace que esa opinión sea la
más razonable.
4. D. Apelar a la misericordia(ad misericordiam):
En reemplazo de razones que apoyan la tesis, se apela
a la bondad de la persona. Consiste en apelar a la piedad para lograr el
asentimiento cuando se carece de argumentos. Trata de forzar al adversario
jugando con su compasión (o la del público), no para complementar las razones
de una opinión, sino para sustituirlas. Ejemplo: “sin embargo, el presidente
lagos y sus ministros no vacilan en aplicar sus recetas a expensas de empeorar
la situación de los más pobres (se recurre a los sentimientos)
5. E. Apelar al temor (ad baculum):
Se hacen uso de amenazas o amedrentamientos de forma
implícita. Por ejemplo: “creo que nadie estará en desacuerdo conmigo. ¿o
piensan que no debo aprobarlos en el examen”. Dicho por un profesor, es más una
amenaza que un argumento.
6. F. Pregunta Compleja:
Implica formular preguntas que suponen la aceptación
de una información previa. Ejemplo: ¿cómo hace usted para evadir los impuestos?
En la pregunta se da por hecho que la persona evade impuestos, sin corroborar
que realmente lo hace.
7. G. Accidente y accidente inverso: Utilización
incorrecta del los modos de razonamientos deductivos e inductivos.
G1. Regla general para caso particular: Obedece a la
idea de deducir impropiamente una aplicación de una regla general a un caso
particular que no se ajusta a ella. Ejemplo: “todas las aves tienen plumas. El
pingüino no tiene plumas. El pingüino no es ave.”
G.2. Generalización apresurada: Consiste en utilizar
incorrectamente el razonamiento inductivo, enunciando una regla general a
partir de las excepciones. Ejemplo: “pedro es un gran conquistador y es
tartamudo. Todos los tartamudos son grandes conquistadores”.
8. H. Causa falsa (Non causa pro causa):
Consiste en establecer como causa de un hecho aquello
que lo precede inmediatamente en el tiempo. Ejemplo: “el viernes me internaron
en el hospital, el sábado mi perro enfermó y el domingo murió. Mi perro murio
de pena porque yo no estaba con él”.
9. I. Petición de principios (Petitio principi
–tautología- circularidad):
Argumentamos a favor de nuestro punto de vista,
entregando una razón que es equivalente a este. En otras palabras, uso los
mismos principios que se tratan de fundamentar. Ejemplo: “es imposible que ana
me ame, porque es algo que no puede ocurrir”.
10. J. Premisa contradictoria (Ignorantio elenchi):
Una afirmación usada como apoyo es incompatible con lo
que se afirma en otra expresión, también usada como apoyo. Ejemplo: “Yo creo
que los alumnos tienen derecho a elegir libremente a sus representantes para el
centro de alumnos; ya que es algo que solo los estudiantes pueden decidir.
Pero, naturalmente, yo estoy de acuerdo con el reglamento establecido por el
director del colegio, en el sentido de que para participar solo deben ser
escogidos los alumnos más aplicados”.
11. K. Equivoco:
Consiste en utilizar una palabra o frase con distintos
sentidos dentro de un mismo razonamiento, lo que genera obviamente conclusiones
falsas. Ejemplo: “la muerte es el fin (término) de la vida, por lo tanto, toda
vida debe tener como fin (objetivo) la muerte”.
12. L. Ambigüedad (Anfibología):
Aparece cuando se argumenta a partir de premisas cuya
formulación es ambigua o confusa debido a una redacción descuidada. La premisa
es falsa en un sentido y en otro no. Esto ocurre especialmente en los titulares
de los diarios, donde por razones de estilo o para lograr mayor
sensacionalismo, se incurre en ambigüedades como:”abuelita asesina
delincuente”.
13. M. Falsa analogía:
Comparar situaciones diferentes como si se tratara de
la misma. Ejemplo: “¡por qué los estudiantes no podemos consultar los libros
mientras rendimos los examenes? Los médicos consultan sus libros para recetar
algún medicamento y los abogados, los códigos para preparar su defensa”
Extraído de:
Instituto Nacional “José Miguel Carrera”. Lengua
Castellana y Comunicación. Tercero Medio
Profesor Ramón Moraga. Unidad I: Argumentación.
“Argumentación ideal y falacias”
A continuación, pongo la descripción y ejemplos
extraídos de Wikipedia. La lista de tipos de falacias puede ser enorme. Solo
pongo las más comunes.
Ejemplos de razonamientos falaces
Para crear un razonamiento válido se parte de una
serie de premisas para, mediante mecanismos válidos, llegar a una conclusión.
Un ejemplo de falacia es este:
Premisa 1: Los perros son bonitos.
Premisa 2: Doggy es bonito.
Conclusión: Doggy es un perro.
De las premisas dadas no se puede obtener la
conclusión obtenida, pero es persuasivo ya que tiene forma de razonamiento
correcto: parte de premisas para establecer una conclusión. La habilidad para
crear falacias es importante para que psicológicamente sean más persuasivas. El
siguiente ejemplo es el mismo que el anterior, pero cambiando simplemente un
elemento deja de ser tan persuasivo.
Premisa 1: Los perros son bonitos.
Premisa 2: El Everest es bonito.
Conclusión: El Everest es un perro.
Se ha de reseñar que una falacia no es tal porque la
conclusión sea falsa, si no porque el razonamiento es erróneo. La conclusión
puede llegar a ser cierta de manera casual. En este caso podría coincidir que
hubiese un perro al que llamasen Doggy o El Everest. Aún acertando la
conclusión seguiría siendo una falacia ya que no depende de la conclusión, si
no del razonamiento en si mismo.
Considérese ahora la siguiente variante humorística de
la falacia de la ambigüedad:
Una hamburguesa es mejor que nada.
Nada es mejor que la felicidad eterna.
Por tanto, una hamburguesa es mejor que la felicidad
eterna.
Pocos razonamientos falaces son tan claros como el
ejemplo anterior. Muchos de ellos involucran causalidad, que no es una parte de
la lógica formal. Otras utilizan estratagemas psicológicas como el uso de
relaciones de poder entre el orador y el interlocutor, llamamientos al
patriotismo, la moralidad o el ego para establecer las premisas intermedias
(explícitas o implícitas) necesarias para el razonamiento. De hecho, las
falacias se encuentran muy a menudo en presunciones no formuladas o premisas
implícitas que no son siempre obvias a primera vista.
Falacias en los medios de comunicación y la política
Las falacias se
usan frecuentemente en artículos de opinión en los medios de comunicación y en
política. Cuando un político le dice a otro «No tienes la autoridad moral para
decir X», puede estar queriendo decir dos cosas:
Usar un ejemplo de la falacia del ataque personal o
falacia ad hominem, esto es, afirmar que X es falsa atacando a la persona que
la afirmó, en lugar de dirigirse a la veracidad de X.
No ocuparse de la validez de X, sino hacer una crítica
moral al interlocutor (y de hecho es posible que el político esté de acuerdo
con la afirmación). En este último caso, la falacia consiste en evadir el tema,
dando sólo una opinión, no relevante, sobre la moralidad del otro.
Es difícil, por ello, distinguir falacias lógicas, ya
que dependen del contexto.
Otro ejemplo, muy extendido es el recurso al
Argumentum ad verecundiam o falacia de la autoridad. Un ejemplo clásico es el
Ipse dixit («Él mismo lo dijo») utilizado a lo largo de la edad media para
referirse a Aristóteles. Un ejemplo más moderno es el uso de famosos en
anuncios: un producto que deberías comprar/usar/apoyar sólo porque tu famoso
favorito lo hace.
Una referencia a una autoridad siempre es una falacia
lógica, aunque puede ser un argumento racional si, por ejemplo, es una
referencia a un experto en el área mencionada. En este caso, este experto debe
reconocerse como tal y ambas partes deben estar de acuerdo que su testimonio es
adecuado a las circunstancias. Esta forma de argumentación es común en
ambientes legales.
Otra falacia muy usada en entornos políticos es el
Argumentum ad populum, también llamado sofisma populista. Esta falacia es una
variedad de la falacia ad verecundiam: consiste en atribuir la opinión propia a
la opinión de la mayoría y deducir de ahí que si la mayoría piensa eso es que
debe ser cierto. En cualquier caso muchas veces la propia premisa de que la
mayoría piense eso puede ser falsa o cuando menos dudosa ya que, en muchos
casos, dicha afirmación no puede ser probada más que con algún tipo de encuesta
que no se ha realizado. En caso de ser cierto tampoco se justifica el
razonamiento porque la mayoría piense eso. Se basa en la falsa intuición de que
el pueblo tiene autoridad, tanta gente no puede estar equivocada. Se suele oír
con frases del tipo todo el mundo sabe que..., o ...que es lo que la sociedad
desea', así como la mayoría de los españoles sabe que....
Por definición, razonamientos que contienen falacias
lógicas no son válidos, pero muchas veces pueden ser (re) formulados de modo
que cumplan un modo de razonamiento válido. El desafío del interlocutor es
encontrar la premisa falsa, esto es, aquella que hace que la conclusión no sea
firme.
Aplicación de los prejuicios: las falacias lógicas
La falacia lógica es un modo o patrón de razonamiento
que siempre o casi siempre conduce a un argumento incorrecto. Esto es debido a
un defecto en la estructura del argumento que lo conduce a que este sea
inválido. Las falacias lógicas suelen aprovecharse de los prejuicios o sesgos
cognitivos para parecer lógicas. Cambiándose a veces, el error inconsciente o
involuntario por una manipulación deliberada. Por eso, las falacias lógicas son
los mecanismos automáticos más comunes para poner en práctica los sesgos
cognitivos. Algunas importantes falacias lógicas que emplean los sesgos cognitivos
se muestran a continuación.
Las falacias se pueden clasificar de diversas maneras.
Aquí se proponen estos cinco grupos:
Falacias formales: en ellas se comete un error en la
aplicación de la lógica formal.
Errores al generalizar: partiendo de casos particulares
se induce erróneamente una conclusión general.
Errores al determinar la causa y el efecto: se comete
un error causal.
Falacias en la argumentación: son recursos dialécticos
para engañar al interlocutor.
Otros tipos de falacias.
Falacias formales
Argumento de la falacia: Asume que si un argumento es
una falacia entonces su conclusión debe ser forzosamente falsa. Sin embargo, un
argumento puede estar mal construido, pero la conclusión puede ser correcta de
manera fortuita.
Ejemplo: «Dices que el coche está aparcado en la
primera planta, pero yo creo que está en la tercera, así que debe estar en la
segunda. Si se diese la casualidad de que estuviese en la segunda planta el
razonamiento continuaría siendo falaz, ya que sería mera coincidencia. Que sea
una falacia depende del razonamiento, no de la conclusión.
Afirmación de la consecuencia: Se comete al razonar
según la siguiente forma argumental:
Si A, entonces B
B, entonces A
Ejemplo: «La gente honrada(A) está en libertad(B). Yo
estoy en libertad(B), así que soy honrado(A).» La primera premisa sólo nos da
información de qué pasará si se es honrado, pero no dice nada sobre que sucede
si se está en libertad. Sólo da información "Si A". Puede no ser
honrado, pero estar en libertad por no haber sido juzgado.
Negación del antecedente: Se comete al razonar según
la siguiente forma argumental:
Si A, entonces B
No A, entonces no B
Ejemplo: «Si estudio(A) aprobaré(B). No estudié(no A),
entonces suspenderé(no B).» La primera premisa sólo nos da información de qué
pasará si estudio, pero no dice nada sobre que sucederá si no estudio. Sólo da
información "Si A". En este caso, no hay nada que impida aprobar en
caso de no estudiar.
Ejemplo: «Si este gobierno sigue en el poder
continuará la corrupción, así que votaré a la oposición para que no haya
corrupción.» Puede que la oposición también sea corrupta.
Errores al generalizar
Muestra sesgada: Es una muestra que ha sido falsamente
considerada como la típica de una población de la cual ha sido tomada.
Ejemplo: Alguien puede decir «A todo el mundo le gustó
la película» sin mencionar que «todo el mundo» fue él y tres de sus compañeros,
o un grupo que son fans del artista. Los sondeos online y las muestras por
llamadas voluntarias son un tipo particular de este error, porque las muestras
están implícitamente preseleccionadas o autoseleccionadas. En el mejor de los
casos, esto significa que las personas que se preocupan más sobre el asunto responderán
u opinarán y en el peor de los casos, sólo aquellas que sintonicen una radio
particular, un periódico particular o una lista política.
Falacia del centro de atención: Se produce cuando una
persona sin criterio asume que todos los miembros o casos de un cierto grupo,
clase o tipo son como esos pocos en el punto de mira, que reciben la mayor
atención o cupo de atención de los medios. Esta línea de razonamiento es falaz
y conduce a los tópicos. Si los medios publicitan a un asesino en serie de una
población no quiere decir que todos los miembros de la población sean asesinos.
Generalización apresurada o falacia de estadística
insuficiente o falacia de muestras insuficientes, ley de los pequeños números,
inducción apresurada, falacia del hecho aislado, o secundum quid: Es una
falacia lógica en la que se llega a una generalización inducida basada en muy
pocas evidencias.
Ejemplo: «Me encanta esta canción, por lo tanto me
gustará también todo el álbum en el que está». Es una falacia porque el álbum
puede no ser tan bueno como la canción escuchada.
Falacia arreglo de bulto: consiste en asumir que las
cosas que con frecuencia han sido agrupadas por tradición o cultura en un
conjunto deberían estar siempre agrupadas de ese modo. Esta falacia es muy
usual en los argumentos políticos: «Mi oponente es un conservador que votó en
contra de los altos impuestos y la asistencia pública, por tanto él también se
opondrá al control de armas y al aborto». Mientras estas cuatro posiciones
están normalmente agrupadas en la palabra «conservador» en política, no hay
realmente ninguna razón para pensar que alguien que sigue una idea agrupada en
ese grupo deba seguir las demás.
Falacia por asociación: Es un tipo de falacia lógica
que sostiene que las cualidades de uno son intrínsecamente o esencialmente
cualidades de otro simplemente por asociación. Las falacias por asociación son
un caso especial de ignoratio elenchi o red herring en inglés en relación a que
el argumento de réplica no tiene que ver con el tema o asunto tratado sino que
el asunto es deliberadamente modificado para divergir en un tema mejor
defendible. Algunos ejemplos de falacia por asociación son: «Algunas obras
caritativas son fraudes. Por consiguiente todas las obras caritativas son
fraudulentas» o «Bush quiere invadir Iraq. Bush es un republicano. Por
consiguiente todos los que apoyan la invasión de Iraq son republicanos».
Probar con ejemplo o generalización inapropiada o
Accidente (falacia): Es una falacia lógica donde se dice que uno o más ejemplos
«prueban» un caso más general. Esta falacia tiene la estructura siguiente: Sé
que el caso X de todos los X hace o tiene la propiedad P, entonces todo X tiene
la propiedad P.
Ejemplo: «He visto a hombres (Pedro y Juan) jugar bien
al fútbol, por consiguiente todos los hombres juegan bien al fútbol». Todas las citadas son falacias de
generalización las cuales se pueden agrupar dentro de una de las trece falacias
identificadas por Aristóteles; la falacia de destrucción de la excepción o
accidente (falacia) a dicto simpliciter ad dictum secundum quid. Ejemplo: 1)
Cortar a personas con cuchillos es un crimen [aunque en algunos casos esto no
es cierto; es permisible, por ejemplo, en defensa propia]; 2) los cirujanos
cortan a las personas con cuchillos; 3) los cirujanos son criminales.
Errores al determinar la causa y el efecto
Cum hoc, ergo propter hoc: o la correlación o relación
entre dos implica que uno es causa y otro efecto, que afirma que dos eventos
que ocurren a la vez tienen necesariamente una relación causa-efecto. Se
expresa de la siguiente manera: si ocurre A y correlacionadamente después
ocurre B entonces A ha causado a B. Esta falacia hace una conclusión prematura
de la causalidad incluso sin evidencias que la soporten. Esto es una falacia
lógica porque aunque probable existen al menos otras cuatro posibilidades; 1.
que B sea la causa de A; 2. que haya un tercer factor desconocido que sea
realmente la causa de la relación entre A y B; 3. que la relación sea tan
compleja y numerosa que los hechos sean simples coincidencias y 4. que B sea la
causa de A y al mismo tiempo A sea la de B, es decir, que estén de acuerdo, que
sea una relación sinérgica o simbiótica donde la unión cataliza los efectos que
se observan.
Ejemplo: Investigaciones científicas afirman que las
personas que usan marihuana (A) tienen una mayor ascendencia en desórdenes
psiquiátricos (B) comparados con los que no la toman. Sólo con esta relación no
se puede afirmar que A causa B, ya que también puede ser que B cause A, debido
al efecto relajante o también puede ser que se den las dos a la vez o haya un
tercer factor desconocido. Existen métodos para determinar causas. El filósofo
David Hume argumentaba que la causalidad no puede ser percibida y por
consiguiente no se puede conocer o probar, y en su lugar tan solo se puede
percibir la correlación. Sin embargo, argumentó que se puede seguir el método
científico para, al menos, desechar las causas erróneas. Esto es, probar
experimentalmente la veracidad de un hecho de manera rigurosa hasta encontrar
un contra ejemplo o excepción.
Falacia de la causa simple o efecto conjuntivo o
relación espuria: Esta falacia lógica de causalidad ocurre cuando se asume que
existe solo una simple causa para un resultado cuando en realidad puede haber
un conjunto específico o suficiente de causas que lo hayan provocado. En esta
falacia lógica dos sucesos sin conexión lógica, se relacionan causal e
incorrectamente debido a un tercer suceso o factor desconocido denominado
factor desorientador o variable escondida que los provoca. La relación espuria
da impresión de fortaleza y ligazón fuerte entre dos sucesos que es inválida
cuando es examinada objetivamente. Véase la navaja de Occam que en su
aplicación puede crear una relación espuria debido al desconocimiento de un
factor más sencillo. Esta sobresimplificación es un caso específico de falso
dilema donde otras posibilidades son ignoradas.
Ejemplo: Supongamos que cuando hay mayor índice de
desmayos por calor suben las ventas de refrescos, muchos señalarían que los
sofocos son la única causa; pero la subida de ventas pudo haber sido debida a
otros factores como un mejor márketing, un mayor tiempo libre, una determinada
ola de calor, una bajada de precios o la llegada del verano que sería una
posible causa de las dos. En definitiva un factor o un conjunto ignorado o
desconocido de factores son los que en realidad hacen que se produzca.
Post hoc, ergo propter hoc o post hoc o correlación
coincidente o causa falsa o non sequitur (‘no le sigue’ en latín): Es una
expresión latina que significa «después de esto, luego a consecuencia de esto»
es un tipo de falacia que asume que si un acontecimiento sucede después de
otro, el segundo es consecuencia del primero. Es verdad que una causa se
produce antes de un efecto pero la falacia viene de sacar una conclusión
basándose sólo en el orden de los acontecimientos. Es decir, no siempre es
verdad que el primer acontecimiento produjo el segundo acontecimiento. Esta
línea de razonamiento es la base para muchas creencias supersticiosas y de
pensamiento mágico.
Falacia de la regresión o del retroceso: Es una
falacia lógica en la que se asume una causa donde no existe. Este tipo de
falacia es un caso especial de la falacia Post hoc, ergo propter hoc. Esta
falacia se denomina de retroceso porque se produce cuando se asocia una causa
simple a la desaparición o retroceso de un factor. Conduce a las supersticiones
y al pensamiento mágico.
Ejemplo: «No somos de su agrado, cuando llegamos al
bar todos se fueron».
También, «es culpa mía porque desde que decidí invertir
en bolsa, ésta ha empezado a bajar o los precios han bajado». La explicación se
encuentra en el sesgo cognitivo efecto el último evento y en la tendencia de
las personas a tomar decisiones cuando las cosas están solo en la cúspide o
varianza más positiva así cuando éstas se normalizan a la media asocian la
causa a su acción.
Falacia del francotirador: Es una falacia lógica donde
la información que no tiene relación alguna es interpretada, manipulada o
maquillada hasta que ésta aparezca tener un sentido. El nombre viene de un
tirador que disparó aleatoriamente varios tiros a un granero y después pintó
una diana centrada en cada uno de los tiros para autoproclamarse francotirador.
Tiene que ver con el sesgo cognitivo Ilusión de serie donde las personas
tienden a ver patrones donde solo hay números aleatorios. Esta falacia no se
aplica cuando uno tiene una predicción o una hipótesis particular antes de
observar los datos. Uno podría tener una teoría de cómo debería comportarse
algo o el patrón que debe seguir algo y comprobar mediante pruebas empíricas o
datos que de hecho es así (método científico). Alternativamente, se pueden
tomar los datos observados para construir una hipótesis tal como hace el
francotirador pero luego es necesario ensayar la hipótesis con nuevos
datos. Uno no puede usar la misma
información para construir y después ensayar o testar la hipótesis ya que
incurriría en la falacia del francotirador.
Falacia de dirección incorrecta: Es una falacia lógica
de causa en la que la causa y el efecto están intercambiados. La causa pasa a
ser el efecto y viceversa. Es un tipo especial de la falacia cum hoc, ergo
propter hoc o también de falso dilema.
Ejemplo: Las compañías de tabaco sugirieron que el
cáncer hacía que la gente fumara para aliviar los dolores para explicar la alta
correlación entre ellos. O también la gente de la edad media pensaba que los
piojos eran buenos porque no se veían en la gente enferma. Los piojos en
realidad podían provocar la enfermedad y el factor desconocido o la verdadera
causa de que no se vieran cuando la enfermedad era visible fue que los piojos
son muy sensibles a la fiebre o las altas temperaturas.
Falacias en la argumentación
Argumentum ad consequentiam o argumento dirigido a las
consecuencias: Es un argumento que concluye que una premisa (típicamente una
creencia) es verdadera o falsa basándose en si esta conduce a una consecuencia
deseable o indeseable. Es una falacia porque basar la veracidad de una
afirmación en las consecuencias no hace a la premisa más real o verdadera.
Asimismo, categorizar las consecuencias como deseables o indeseables es
intrínsecamente una acción subjetiva al punto de vista del observador y no a la
verdad de los hechos.
«El presidente no ha robado fondos del Estado, porque
si lo hubiera hecho, habría perdido las elecciones».
«Dios debe de existir, porque si no existiera no
habría moral y el mundo sería horrible».
«El jugador hizo todo lo que pudo, porque, si no, no
hubiéramos ganado el partido».
Petición de principio o petitio principii o fe de
origen: Es una falacia que ocurre cuando la proposición a ser probada se
incluye implícita o explícitamente entre las premisas de las que parte el
razonamiento.
Ejemplo: Para probar falazmente que Pablo dice la
verdad argumentaríamos del siguiente modo diciendo que: Cuando Pablo habla no
miente y que por tanto, cuando está hablando Pablo, está diciendo la verdad. En
una lógica bivalente, con tertium exclusum,premisa y conclusión están afirmando
la misma verdad, que no miente o, lo que es lo mismo, que en ambos casos dice
la verdad. La falacia es más útil cuando tiene una longitud adecuada como para
hacer olvidar al receptor que la conclusión ya fue admitida como premisa.
Falacia de las muchas preguntas o pregunta compleja
con la cual, el mero hecho de responder la pregunta implica presuponer en la
respuesta algo que no se quiere asumir como cierto. La finalidad de dicha
falacia es que el adversario dialéctico asuma en su contestación alguna
información que no se quiere conceder bien por falsa o bien porque dicha
concesión perjudica gravemente la argumentación que pretende sostener. Para
sortear dicha falacia lo idóneo sería no contestar, para no dar información
extra que no se desea conceder al interlocutor.
Ejemplo:¿Todavía golpeas a tu esposa? Una respuesta
negativa significará que la persona ha pegado a su esposa en un momento
anterior, la afirmativa que no sólo que lo haces en la actualidad sino que lo
haces desde tiempo atrás. En este tipo de preguntas se da por supuesto el hecho
por el que se pregunta, y si este hecho no ha sido asumido antes por los
interlocutores, la pregunta se vuelve capciosa: se incurre en la falacia de las
muchas preguntas.
Non sequitur: Las razones dadas para soportar una
afirmación son irrelevantes o no relacionadas.
Ejemplo: «Tengo miedo al agua, así que mi deporte será
el puenting» o «me gusta conducir por eso me compro un Toyota». En cualquiera
de los casos hacer puenting o comprarse un Toyota no depende directamente de la
razón dada ya que hay muchos más coches o deportes que se han descartado sin
que la razón dada sea relevante, puede producir auto-engaño por no aclarar los
verdaderos motivos por los que se toma una decisión. Una manera de clarificar
esta falacia es reorganizando el argumento para colocar la razón y la conclusión
de manera que la incongruencia se haga evidente.
Ejemplo: «Me gusta conducir y por eso me compro un
Toyota»; reordenando: «Me compro un Toyota porque me gusta conducir», algo que
podría ser cierto o no pero que seguramente no era lo que se pretendía decir
cuando se especificaba un Toyota.
Ejemplo: «Estamos en España así que pasaremos calor».
Reordenando: «Pasaremos calor porque estamos en España».
Ejemplo: «Me gustan los aviones por eso hago
paracaidismo». Reordenando: «Hago paracaidismo porque me gustan los aviones».
Ejemplo: «Ella no tiene hijos por eso no estoy de
acuerdo con las prácticas educacionales de la profesora». Reordenando: «No
estoy de acuerdo con la profesora porque ella no tiene hijos».
Argumentum ad baculum o argumento dirigido al bastón o
al mando o argumento por la fuerza: Es un argumento donde la fuerza, coacción o
amenaza de fuerza es dada como justificación para una conclusión. Es un caso
especial negativo del argumentum ad consequentiam. Este tipo de falacia se da
en los casos en los que se duda en intervenir o no, en un conflicto. Se basa la
decisión en algunos, en la consecuencia de actuar o no actuar, lo que justifica
la intervención. Sin embargo, aunque estas decisiones preventivas previas,
modifican forzosamente las predichas y subjetivas consecuencias, no aclaran la
necesidad de actuar o no aseguran la verdad de las premisas en las mismas. El
miedo a las consecuencias no puede ser el motor de ninguna decisión ni es capaz
por sí mismo de hacer más veraz una posibilidad.
Ejemplo: «Iraq tiene armas de destrucción masiva. Como
esto puede provocar una guerra muy peligrosa debe ser verdad y por tanto es
necesaria una intervención».
Ejemplo: «Debes creer en Dios, porque si no lo haces
irás al infierno». La única manera de saber la veracidad de una afirmación es
basándose en los argumentos que la apoyen. La intervención, es una manera
específica de resolución, es también una acción que es independiente de la
veracidad de la afirmación y tiene más que ver con la inteligencia para discernir
cual es la mejor manera de actuar. Esta vez si que en función de las
consecuencias deseadas y a partir de las verdades encontradas, situación,
entorno, etc. También es posible que se sea consciente de lo falaz de nuestra
lógica y que igualmente por otras razones, egoísmo, intereses o por miedo a la
simple probabilidad no nula de amenaza prefiera uno equivocarse y actuar como
si estuviera seguro a esforzarse en hallar la verdad.
Conclusión irrelevante o ignoratio elenchi o
refutación ignorante o eludir la cuestión: Es la falacia lógica de presentar un
argumento que puede ser por sí mismo válido, pero que prueba o soporta una
proposición diferente a que la que debería apoyar. Aristóteles creía que todas
las falacias lógicas podían ser reducidas a ignoratio elenchi. También en
algunos casos estas conclusiones irrelevantes son intentos deliberados por
parte de manipuladores, expertos en falacias lógicas, de cambiar el asunto de
la conversación.
Ejemplo: Pablo es un buen deportista y debe ganar la
copa. Después de todo, es un buen tipo, ha donado mucho dinero y es miembro de
una ONG. Las donaciones o preferencias solidarias no tienen que ver con el
merecimiento deportivo de una copa. Tu quoque (‘tú también’ en latín), es un tipo
específico de ignoratio elenchi porque se basa en que la premisa o consejo
presentado por una persona es falsa porque esta misma persona no la sigue.
Ejemplo: «Thomas Jefferson decía que la esclavitud
estaba mal. Sin embargo, él mismo tenía esclavos. Por lo tanto se deduce que su
afirmación es errónea y la esclavitud debe estar bien».
Argumentum ad hominem o argumento dirigido al hombre:
Consiste en replicar al argumento atacando o dirigiéndose a la persona que
realiza el argumento más que a la sustancia del argumento. Tu quoque en el que
se desvelan trapos sucios suele ser un mecanismo.
Ejemplo: Dices que este hombre es inocente pero no
puedes ser creíble porque tú también eres un criminal.
Falacia del hombre de paja o argumentum ad logicam: Es
una falacia lógica basada en la confusión de la posición del oponente. Generar
un «hombre de paja» es crear una posición fácil de refutar y luego atribuir esa
posición al oponente para destrozarlo. En realidad el argumento real del
oponente no es refutado sino el argumento ficticio que se ha creado. El nombre
viene de los hombres de paja que se usan para entrenar en el combate y que son
fáciles de abatir. Es decir, se atacan los flecos o posibles
malinterpretaciones que se puedan hacer de la premisa. Ejemplo: Pedro: «Pienso
que los niños no deberían correr por calles con mucho tráfico». Juan aprovecha
y crea una posición clara de ataque: «Yo pienso que sería estúpido encerrar a
los niños todo el día sin respirar aire limpio». De esta manera, Juan puede
atacar una posición radical y fácil que Pedro nunca quiso dar a entender. La
única manera de evitar el hombre de paja es que Pedro lo destruya antes que
Juan o poner en evidencia la intención de Juan de crearlo para confundir.
Argumentum ad silentio o argumento dirigido al
silencio: Consiste en considerar que el silencio de un ponente o interlocutor
sobre un asunto X prueba o sugiere que el ponente es un ignorante sobre X o
tiene un motivo para mantenerse en silencio respecto a X. En relación con esta
falacia, es necesario hacer referencia a la doctrina jurídico-procesal llamada
«de los actos propios», por la cual, en una de sus aplicaciones más frecuentes,
si una de las partes en un proceso no alega cierto hecho, dato, prueba o
argumento disponiendo de trámite para hacerlo, se presumirá que carece del
mismo. Por tanto, aunque lógicamente el argumentum a silentio o ex silentio es
una falacia, porque el silencio de un interlocutor no puede tomarse como prueba
de certidumbre de lo dicho por un interlocutor contrario, en el terreno de la
pura retórica puede ser un indicio de falta de argumentos o de falta de
capacidad para contrarrestar dialécticamente los argumentos expuestos por la
adversa. Esta presunción se realiza en el terreno jurídico por ser este un
terreno subjetivo marcado por leyes que están hechas para que la mayoría pueda
quedar satisfecha. Y esto es así porque la mayoría posee el prejuicio de que el
silencio de un interlocutor implica la falta de argumentos o un motivo
particular para tenerlo y también porque el que rompe el estado de normalidad
tiene la obligación de probar con argumentos las acusaciones. Véase Falacia de
eludir la carga de la prueba.
Hipótesis ad hoc: en filosofía y ciencia, ad hoc
significa con frecuencia la adición de hipótesis corolarias o ajustes a una
teoría filosófica o científica para salvar la teoría de ser rechazada o
refutada por sus posibles anomalías y problemas que no fueron anticipados en la
manera original. Véase también falacia del francotirador en el que las
consecuencias o el orden lógico que se supone debería preverse se desarrolla
después de ver los datos. Filósofos y científicos se comportan de manera
escéptica ante las teorías que continuamente y de manera poco elegante realizan
ajustes ad hoc o hipótesis ad hoc ya que estas son con frecuencia
características de teorías seudocientíficas. Gran parte del trabajo científico
recae en la modificación de las teorías o hipótesis ya existentes, pero estas
modificaciones se distinguen de las modificaciones ad hoc en que los nuevos
cambios proponen a su vez nuevos medios o contraejemplos para ser falsificados
o refutados. Es decir, la teoría tendría que cumplir con las nuevas
contenciones junto con las anteriores.
Ad ignorantiam o argumento dirigido a la ignorancia:
Es una falacia lógica la cual afirma que una premisa es verdadera sólo porque
no ha sido probada como falsa o que la premisa es falsa porque no ha sido
probada como verdadera. Esto es una falacia porque la veracidad o falsedad de
cualquier afirmación es independiente de nuestro conocimiento. Si bien es
cierto, sin conocimiento o prueba no se puede ejecutar ninguna acción sin
riesgo. Es decir, esta falacia produce que si uno, es decir, subjetivamente o
debido a nuestro propio conocimiento encuentra una premisa increíble o poco probable,
la premisa puede ser asumida como no verdadera o alternativamente que otra
premisa más conocida o preferida pero no probada es la verdadera o la más
probable. Con esto, lo que se hace es subjetivizar el estado de verdad o
falsedad de las cosas al propio conocimiento o familiaridad del individuo con
estas, algo que evidentemente es erróneo. Véase también el modelo de navaja de
Occam es decir, un argumento dirigido a la complejidad, que aunque falaz,
estrictamente, es un método que inevitablemente a falta de pruebas se sigue
usando porque guarda una verdad implícita: en igualdad de condiciones, la
sencillez es preferible a la complejidad.
Falacia del efecto dominó o pendiente deslizante: Es
un tipo de falacia lógica que argumenta que si se realiza un determinado
movimiento o acción en una determinada dirección esta generará un cascada de
eventos uno tras otros en la misma dirección. Esta falacia está basada en las
falacias de asociación, las falacias de causa simple, las falacias post hoc,
ergo propter hoc y sobre todo en la falacia de recurso de probabilidad que
conduce a la paranoia. La falacia consiste en que una vez realizado el primer
movimiento en una dirección se continuará inevitablemente en la misma
dirección, algo que es probable pero que no debe considerarse cierto. Para
evitar caer en la falacia se deben aportar argumentos para la conexión entre
los sucesos y tener en cuenta que a medida que se desencadenan más sucesos la
probabilidad de que estos ocurran es siempre menor. Este tipo de argumentación
es beneficiosa en demagogia ya que aprovechando el sesgo de falsa vivencia
consigue despertar la paranoia y el miedo en los receptores. La probabilidad de
un suceso no implica su certeza. Esta falacia se usa también con la falacia del
hombre de paja de la siguiente manera: 1) A sucede; 2) B inevitablemente
sucederá (se aplica la falacia del efecto dominó); 3) B es un suceso detestable
(es un suceso fácilmente defendible al que el locutor no quería llegar); 4) por
consiguiente A también es detestable (consecución de la falacia del hombre de
paja. La conexión entre el suceso A y suceso B puede ser falaz o no serlo y
depende de si se aportan suficientes argumentos. Véase también teoría del
dominó donde se explica que un argumento independiente es necesario para
explicar por qué un principio similar al domino es aplicable a las propias
circunstancias.
Recurrir a las emociones o dirigido a las emociones:
en esta falacia el locutor trata de manipular las emociones del receptor, más
que usar argumentos válidos, para demostrar la validez o invalidez de los
argumentos del contrario. Dentro de esta falacia se encuentran otras como,
recurrir a las consecuencias, recurrir al miedo, recurrir a la culpa, recurrir
al ridículo, recurso del victimismo y demás falacias en las que las emociones o
estados subjetivos de uno o varios individuos se usan como argumento para
demostrar la veracidad o falsedad de una aseveración. Especial atención para el
recurso del victimismo en el que se mezclan el Argumentum ad hominemataques o
argumentos sobre las personas y una apelación a las emociones. Ejemplos:
Falacia del recurso del victimismo: Pedro: X pesa 50
Kg. Juan: Eso no es cierto, X pesa 100 Kg, lo pesé hoy con la báscula. Pedro:
Esta persona siempre me está atacando afirmando que miento. Trata de imponer su
punto de vista, es injusto. Haga el favor de disculparse, mi opinión merece ser
respetada y no puede imponer la suya sobre la de los demás. Es usted 'un
dictador. Aunque, lo predicado por Pedro pudiera ser cierto no tiene nada que
ver con la verdad o falsedad del argumento, pero permite desviar la atención de
los datos y verdaderos argumentos. La mejor forma de evitar la falacia es poner
en evidencia que el tema tratado y el recurso de victimismo son temas
diferentes y que deben tratarse por separado. Falacia de recurrir a las
consecuencias: El futbolista hizo todo lo que pudo, de otra manera no se
hubiera ganado; donde se recurre a la consecuencia positiva o a la felicidad
del momento para ganar aceptación. Falacia de recurrir al miedo o argumentum ad
metam o argumentum in terrorem: Si no te gradúas siempre serás pobre o Dios
existe y si no crees en él, arderás en el infierno o si no actuamos ahora
después será demasiado tarde. Ninguno da argumentos sobre su premisa principal
tan solo se limitan a presentar una ilusión negativa o falsa vivencia que
afecte a tus emociones.
Recurrir al ridículo: Esta falacia se parece a la
falacia «recurrir a las emociones» porque se presentan los argumentos del
oponente de modo que estos parezcan ridículos o irrisorios. Con frecuencia esta
falacia es una extensión de un intento por crear una falacia de hombre de paja
del argumento actual. Ejemplo: «Si la teoría de la evolución fuera cierta,
¡sería decir que tu abuelo era un gorila!». O este otro ejemplo:
Pedro: Deberían subir el precio de las balas.
Juan: Claro, al irte de caza ¿te imaginas pedir un
crédito para poder comprarlas?
En esta falacia se ridiculiza el argumento. No
confundir con la falacia de argumentum ad hominem en el que se ataca a la
persona para derrumbar su argumento. Tampoco confundir con reductio ad absurdum
(reducción al absurdo) o prueba por contradicción que correctamente construida
no es una falacia sino un argumento lógico que además es usado en matemáticas.
Reducción al absurdo significa encontrar una excepción de alguna premisa que de
manera consensuada o probada la haga falsa o absurda. Ejemplo:
Pedro: No vayas a la fiesta.
María: ¿Por qué no?
Pedro: Porque hay chicos que se aprovechan.
María: Ok, entonces tampoco iré a la universidad,
puesto que también hay chicos aprovechados.
1) Todas las creencias tienen igual validez; 2) yo
creo que todas no tienen validez; 3) como tú dices que todas tienen validez y
la mía es una creencia, ésta también debe ser válida, por lo que te
contradices.
Argumentum ad populum o «dirigido a las personas» o
«dirigido al número de personas» o «dirigido a la mayoría» o «tiranía de la
mayoría»: Es un argumento falaz que concluye que una proposición debe ser
verdadera porque muchas personas lo creen así. Es decir, recurre a que «si
muchas personas lo creen así, entonces será así». En ética el argumento falaz
sería «si muchos lo encuentran aceptable, entonces es aceptable». Esta falacia
hace uso del prejuicio efecto carro ganador. Esta falacia es un tipo de falacia
genética o basada en el origen de las cosas. Es una falacia porque el mero
hecho de que una creencia esté ampliamente extendida no soporta o no la hace
necesariamente correcta o verdadera. Esto se basa en que si una opinión
individual puede ser incorrecta, entonces la opinión sostenida por muchas
personas también puede serla. La veracidad o falsedad de una afirmación es
independiente o no reside en el número de personas que creen en ella. Esta
falacia se usa mucho en publicidad. Ejemplo: «50 millones de fans no pueden
estar equivocados» o «la marca X es la marca líder en Europa, por eso deberías
comprar productos de esta marca» o «la mayor parte de la gente del planeta cree
en algún dios, y no se conocen entre sí, eso no puede ser coincidencia: Dios
debe existir» o «los ecologistas dicen que el calentamiento global está
sucediendo porque la mayoría de los científicos dicen y lo creen así». Esto es
una afirmación falaz, sin embargo, la ciencia trabaja sobre la evidencia no el
voto popular, así es apropiado fijarse más en las evidencias que se presentan
más que en el número de personas que lo afirman o lo niegan. Esto lleva a que
los resultados en democracia no pueden catalogarse como buenos o malos por el
número de votantes tan solo se puede afirmar que el resultado es el que el
mayor número de personas quiere y eso en democracia debe ser suficiente. Votar
por una solución o voto plural como método para saber si una afirmación es
cierta o falsa es falaz e incorrecto. Un espectador de un juicio que observa
una votación y no los argumentos no puede deducir después de la votación o por
el resultado si lo votado es cierto o no. Esto es así porque la votación pudo
haberse llevado a cabo a través de los prejuicios y no a través de los
argumentos. De igual manera si la lógica es llevada solo a través de argumentos
sólidos no sería necesaria la votación. Tanto la democracia como los juicios no
obvian esto sino que simplemente hacen la falacia irrelevante definiendo leyes
que son subjetivas más que objetivas. Es decir, no se trata de hallar la verdad
o lo mejor posible sino de encontrar una solución que agrade a la mayoría. En
los juicios por votación existe para evitar, en lo posible, un efecto carro
ganador, la presunción de inocencia y además la idea de que la simple
posibilidad, suposiciones o pruebas circunstanciales no deben ser tenidas en
cuenta por el jurado. Existen excepciones como en etiqueta y protocolo. Estas
solo dependen de la aceptación mayoritaria de estos, es decir, son totalmente
subjetivos al número así que un argumento ad populum no es falaz en para estos
casos. Ejemplo: En Rusia la mayoría piensa que es cortés entre hombres besarse
en cada encuentro. Por consiguiente, es cortés para los hombres hacerlo en Rusia.
Otra excepción es cuando el argumentum ad pópulum implica implícitamente un
argumento «de seguridad» por convención pero no se centra en si es mejor o peor
el sistema. Ejemplo: Todos conducen por la derecha. Por tanto, para no tener
problemas deberías conducir por la derecha.
Argumentum ad náuseam: Es un tipo de falacia dirigida
a las emociones en el que las personas creen que una afirmación es más probable
de ser cierta o más probable de ser aceptada como verdad cuanto más veces ha
sido oída. Esta falacia está dirigida a las emociones porque el hastío o ad
náuseam que se genera subjetivamente o en cada persona por la repetición de la
afirmación es tal que puede hacer cambiar el concepto de ésta sin llegar a
escuchar ningún argumento válido. De esta manera, un argumentum ad náuseam es
aquel que emplea repetición constante de una afirmación hasta que los
receptores se convencen de esta. Este tipo de técnica falaz es usada mucho en
política donde sin emplear argumentos, pruebas o evidencias de un hecho se
repite una y otra vez la misma afirmación hasta la conversión. Sin embargo, por
mucho más que se repita o más esfuerzo se ponga en hacerlo, esto no hace a la
afirmación más real o verdadera. Esta falacia viene de la falsa creencia de que
si alguien se molesta o dedica tanta energía para la repetición de un mensaje
es porque éste debe ser más veraz que otro que no se molesta o puede rebatirlo.
Véase efecto del carro ganador y sesgo de la debilidad y fortaleza.
Argumentum ad verecundiam o apelar a la autoridad o
argumento dirigido a la autoridad: Esta falacia lógica consiste en basar la
veracidad o falsedad de una afirmación en la autoridad, fama, prestigio,
conocimiento o posición de la persona que la realiza. Un tipo especial de esta
falacia es la falacia argumentum ad crumenam donde se considera más veraz una
afirmación porque la persona que la realiza es rica o por el contrario en
argumentum ad lazarum porque el pobre o de menor clase quien la realiza. La
veracidad de un hecho o afirmación no depende, en último estado, de la persona
que la realice sino de las pruebas, evidencias o argumentos que se presenten.
Esta falacia también puede considerarse una variante del argumentum ad hominem
ya que también subjetiviza la veracidad o falsedad de una afirmación en la
calificación de un individuo. Sin embargo, al igual que a través de la
experimentación se tratan de encontrar excepciones y si no se encuentran se
puede considerar una teoría como verdadera, igualmente se puede hacer con las
autoridades. Un argumento que apela a la autoridad y no falaz sino lógico en
función de sus premisas sería: 1) A realiza una afirmación B 2) A nunca está
confundido, equivocado o deshonesto 3) por lo tanto la afirmación, evidencia o
prueba B debe ser tomada en consideración que no como cierta. Tanto como la
premisa 2 sea cierta su conclusión también lo será. Así apelar a una autoridad
puede ser lógicamente correcto mientras haya sido suficientemente probada su
autoridad y no se hayan encontrado excepciones. Esto no quiere decir que la
afirmación sea cierta y no se encuentre una excepción pero esto es algo que es
inevitablemente y energéticamente hablando no puede evitarse por el número de
pruebas y test que deberían hacer para tomar decisiones. Ejemplos falaces son
los siguientes: «esa afirmación es verdad, porque lo he visto en televisión» o
«esto debe ser verdad porque aparece en Wikipedia» o «lo dice la revista
científica Nature, por consiguiente debe ser cierto». En todos estos casos si
no se conocen o se ha experimentado con las fuentes se genera un ipse dixit.
Recurrir a la tradición o argumentum ad antiquitatem:
Es una falacia lógica típica en la que una tesis es proclamada como correcta
basándose en que ésta ha sido tradicionalmente considerada correcta durante
mucho tiempo. En definitiva, «esto es correcto porque siempre se ha hecho de
esta manera». Este argumento hace dos suposiciones: 1) que la antigua manera de
pensar fue probada como correcta cuando se introdujo (lo cual puede ser falso,
ya que la tradición puede estar basada en fundamentos incorrectos); 2) las
razones que probaron este argumento en el pasado son actualmente vigentes para
hoy. Si las circunstancias han cambiado esto puede ser falso. Por otro lado,
esta falacia también asume que mantener el statu quó es preferible o deseable
ante la posibilidad de un cambio, lo cual puede ser también incorrecto.
Ejemplo: «En Navidad siempre hemos traído a casa árboles arrancados del bosque,
¿por qué ahora tendremos que comprar uno de plástico?»
Falacia de las muchas preguntas o pregunta compleja o
plurium interrogationum (‘de muchas preguntas’ en latín): es una falacia formal
que es realizada cuando alguien hace una pregunta que presupone algo que
todavía no ha sido probado o aceptado por todas las personas envueltas. Esta
falacia es con frecuencia usada retóricamente para dar a entender la presunción
o conocimiento de la respuesta a la pregunta por parte del que la realiza.
Ejemplo: «¿Sigues saliendo a comer con tu mujer?». La respuesta tanto
afirmativa como negativa admitiría que la persona tiene mujer y que al menos
antes salía a comer con ella. Estos hechos son presupuestos por la pregunta. Se
trata de una falacia porque se asume la verdad o se presuponen algunos hechos a
la hora de hacer la pregunta compleja. Esto no quiere decir que no sean ciertos
pero si que no deben creerse, por los demás oyentes, como ciertos hasta no
recibir la respuesta. Para evitar estas asunciones lo mejor es no responder la
pregunta ya que no se dará ninguna información extra. Para evitar hacerlo se puede
responder con otra pregunta que apunte al porqué de las asunciones o denotar o
mostrar que la pregunta está envenenada y ha presupuesto algunos hechos. Si no
es posible evitar responder entonces la respuesta debe ser completa y negar las
presunciones.
Falacia de acentuación: Se trata de una de las
falacias lingüísticas reconocidas por Aristóteles y que era usada por el
Oráculo de Delfos. La falacia se construye al realizar una proposición que
contiene una parte afirmando o concordando con un tema y otra parte con una
objeción o condición. En función de dónde se aplique la fuerza de acentuación
se denotará más o menos importancia en un sentido u otro. De esta manera se
puede crear una ambigüedad en el sentido de la interpretación. Este tipo de
engaño o falacia así como las verdades a medias se da con mucha frecuencia en
política ya que permite al político retractarse de lo dicho si las cosas salen
mal. Ejemplo: Un periodista le pregunta a un miembro del congreso acerca de si
éste está de acuerdo con el nuevo sistema de misiles del presidente; el
congresista responde: «Estoy a favor de un sistema de defensa de misiles que
efectivamente defienda a nuestro país». Si le da énfasis a la palabra favor
estará de acuerdo con el presidente, pero si da énfasis a las palabras que
efectivamente defienda significará que no se está de acuerdo con el sistema de
misiles del presidente. Ejemplo: «Me gustas mucho, cuando estás de buen humor»
o «estoy de acuerdo con un sistema de votación que sea justo y claro».
Anfibología: Es un tipo de falacia del lenguaje que se
da cuando se emplean frases o palabras con más de una interpretación, o cuyo
significado puede cambiar en función de si se insertan comas o pausas. También
fueron usadas por el Oráculo de Delfos. Ejemplo: «Persas, quedaos en vuestra
casa». Tiene dos interpretaciones: «Persas, quedaos en Persia» o «¡Persas!
Griegos, quedaos en Grecia». Ejemplo: «Si luchas con puntas de plata, un gran
reino será vencido». Pero, ¿qué reino será vencido, el enemigo o el propio?
Falacia de eludir la carga de prueba: Consiste en
asumir que algo es verdad o mentira mediante el simple hecho de no aportar
razones que fundamenten la conclusión (silencio), en negarse o en pretender que
las aporte el oponente. La expresión carga de la prueba procede del campo
jurídico y se expresa en el brocardo: probat qüi dicit non qüi negat (‘debes
probar lo que dices, no lo que niegas’), es decir que quien sostiene algo debe
probarlo más allá de toda duda razonable. Expresión máxima de esta falacia es
la sordera mental de quien se niega a razonar. Como decía fray Luis de León:
«Dice y no da razón de lo que dice». Ejemplo: «Sobre la cuestión del divorcio
no quiero ni oír hablar. Como te he dicho, creo que el vínculo del matrimonio
es indivisible y punto» o «no escuches lo que dice, es todo manipulación
informativa». (Para saber si es manipulación se deben escuchar los argumentos
de ambas partes y comprobar si son ciertos. Para sostener una afirmación o para
disponer más carga en un sentido o en otro es necesario disponer de la
información o presentar pruebas de ello, por tanto, nunca se debe eludir la
carga de prueba.
Falacia de la verdad a medias: Las verdades a medias
son frases engañosas y falsas, que incluyen algún elemento de verdad. Las
frases pueden ser parcialmente verdad, la frase pueden ser incluso verdad pero
no toda la verdad del conjunto lo que produce un engaño provocado por omisión.
Pueden incluir algunos elementos engañosos como signos de puntuación,
especialmente si se intenta engañar, evadir la culpa o malinterpretar la
verdad. El propósito de las medias verdades o verdades a medias es hacer
parecer algo que solo es una creencia como un conocimiento o verdad absoluta.
De acuerdo con la teoría de conocimiento de creencia de verdad justificada o teoría
de la justificación, para saber si una determinada proposición es verdadera,
uno debe no solo creer en la verdadera e importante proposición sino también
debe tener una buena razón o argumentos para hacerlo. Una verdad a medias
embauca al receptor presentando algo que es creíble y usando esos aspectos de
la idea que pueden ser demostrados verdaderos como buena razón para creer que
la idea o declaración entera es verdadera. Una persona engañada por una verdad
a medias podrá considerar la proposición o declaración como una verdad absoluta
y actuar en consecuencia. En política, las verdades a medias son una parte
integral de las democracias representativas o parlamentarias. La reputación de
un candidato político podrá ser irremediablemente dañada si él o ella es
expuesto como mentiroso, así un complejo estilo de lenguaje ha evolucionado
para minimizar las probabilidades de que ocurra esto. Si alguien no ha dicho
algo, entonces ellos no podrán acusarlo de mentir. En consecuencia los
políticos se han convertido en un conjunto en el que las medias verdades
abundan y son esperadas, dañando la credibilidad del conjunto.
Ejemplo: «El sol se pone por el oeste». Esta es una
verdad a medias porque aunque en la mayor parte del mundo esto es así no ocurre
en los polos en los que durante unos meses el sol ni siquiera llega a ponerse.
De hecho, el Sol ni siquiera se pone, porque no es el que se mueve sino que es
el movimiento rotatorio de la Tierra el que produce este efecto. Por eso, si se
tratara como una verdad absoluta digamos para navegación podría ocurrir un
desastre.
Falso dilema o falsa dicotomía o falsa bifurcación:
Implica una situación en la cual solo dos puntos de vista son sopesados como
las únicas opciones, cuando, en realidad, existen una o más opciones que no han
sido consideradas. Las dos alternativas presentadas suelen ser, aunque no
siempre, los puntos extremos del espectro de ideas. En lugar de esta extrema
simplificación y pensamiento deseado, sería más apropiado considerar todo el
espectro de opciones como en la lógica difusa.
Otras falacias
Non sequitur: Las razones dadas para soportar una
afirmación son irrelevantes o no relacionadas.
Ejemplo: «Tengo miedo al agua, así que mi deporte será
el puenting» o «me gusta conducir por eso me compro un Toyota». En cualquiera
de los casos hacer puenting o comprarse un Toyota no depende directamente de la
razón dada ya que hay muchos más coches o deportes que se han descartado sin
que la razón dada sea relevante, puede producir auto-engaño por no aclarar los
verdaderos motivos por los que se toma una decisión. Una manera de clarificar
esta falacia es reorganizando el argumento para colocar la razón y la
conclusión de manera que la incongruencia se haga evidente.
Ejemplo: «Me gusta conducir y por eso me compro un Toyota»;
reordenando: «Me compro un Toyota porque me gusta conducir», algo que podría
ser cierto o no pero que seguramente no era lo que se pretendía decir cuando se
especificaba un Toyota.
Ejemplo: «Estamos en España así que pasaremos calor».
Reordenando: «Pasaremos calor porque estamos en España».
Ejemplo: «Me gustan los aviones por eso hago
paracaidismo». Reordenando: «Hago paracaidismo porque me gustan los aviones».
Ejemplo: «Ella no tiene hijos por eso no estoy de
acuerdo con las prácticas educacionales de la profesora». Reordenando: «No
estoy de acuerdo con la profesora porque ella no tiene hijos».
Falacia del punto medio o falacia del compromiso o
falacia de la moderación: se genera al asumir que la conclusión más valida o
certera es la que se encuentra siempre como compromiso entre dos puntos de
vista extremos. La falacia se produce porque la verdad o certeza de idoneidad
se basa no en los argumentos sino en premisas subjetivas (se subjetiviza la
verdad o mentira de un hecho) de qué es lo que se ha considerado como extremo y
qué se considere como punto medio y que se considere que éste es siempre
cierto. Es posible que lo considerado como extremo es en realidad el hecho
cierto. Esta falacia viene del hecho de que con frecuencia una posición
intermedia o moderada suele ser correcta.
Ejemplo: «Algunas personas creen que Dios es poderoso
y que todo lo sabe. Otras creen que Dios no existe. Parece ser razonable
aceptar un término medio. Es decir, probablemente Dios exista pero no es
siempre el más poderoso, el total omnisciente, ni el más bueno» o «La Tierra
está hecha principalmente de roca, y Júpiter de gases, así que Marte debe estar
hecho de agua» o «Quiero vender un ordenador por 500 €, pero en eBay me ofrecen
1 €, así que deberé venderlo por 250 €» o «Las mujeres en Occidente no están
obligadas a llevar burka, en cambio las mujeres en Oriente están obligadas a
llevar el burka, por tanto, las mujeres de todo el mundo se las debería obligar
a llevar pañuelo». Esta conclusión es falaz.
Recurso de probabilidad o apelar a la probabilidad: Es
una falacia lógica que asume que porque algo es posible o probable, es
inevitable que pase. Esta falacia es usada para provocar y promover la
paranoia.
Ejemplo: «Hay muchos hackers que usan Internet. Por
consiguiente, si usas internet sin un cortafuegos es inevitable que tarde o
temprano seas intervenido». La idea lógica que hay detrás de esta falacia es
que ya que la probabilidad es muy alta es mejor actuar como si esta fuera
verdad. El hecho de que algo sea probable de ocurrir no es un argumento para
atestiguar o verificar que ha pasado.
Hipótesis ad hoc: en filosofía y ciencia, ad hoc
significa con frecuencia la adición de hipótesis corolarias o ajustes a una
teoría filosófica o científica para salvar la teoría de ser rechazada o
refutada por sus posibles anomalías y problemas que no fueron anticipados en la
manera original. Véase también falacia del francotirador en el que las
consecuencias o el orden lógico que se supone debería preverse se desarrolla
después de ver los datos. Filósofos y científicos se comportan de manera
escéptica ante las teorías que continuamente y de manera poco elegante realizan
ajustes ad hoc o hipótesis ad hoc ya que estas son con frecuencia
características de teorías seudocientíficas. Gran parte del trabajo científico
recae en la modificación de las teorías o hipótesis ya existentes, pero estas
modificaciones se distinguen de las modificaciones ad hoc en que los nuevos
cambios proponen a su vez nuevos medios o contraejemplos para ser falsificados
o refutados. Es decir, la teoría tendría que cumplir con las nuevas
contenciones junto con las anteriores.
Dos errores hacen un acierto: Es una falacia lógica
que ocurre cuando se asume que si un error es cometido, otro error podrá
cancelarlo. La falsedad o equivocación en un comentario o acción no hace más
necesario, loable o racionalmente prudencial realizar otro acto equivocado en
represalia. Este tipo de falacia se reproduce en la ley de talión o en el ojo
por ojo. Es debida a varios sesgos como sesgo de simetría, fenómeno del mundo
justo. El problema no reside en saber qué se considera error o si se considera
un error y un acierto la represalia. La falacia no está en la definición de las
dos acciones iniciales sino en considerar que el resultado está definitivamente,
por cancelación, ligado a un acierto o a un error. La idea de que un error es
cancelado por otro viene de la semejanza o ilusión de serie que existe con las
leyes físicas donde una fuerza en una dirección genera otra fuerza simétrica,
de igual magnitud, pero en dirección opuesta. Sin embargo, la ley no se
pronuncia sobre el acierto de la fuerza en un sentido y del otro, es decir, no
se pronuncia sobre la idoneidad o finalidad de este comportamiento. Es decir,
en física esto no se puede cambiar pero en los comportamientos sí y si una
reacción diferente conduce a una mejor consecución de acontecimientos, esta
debería tomarse. De esta manera muchos pueden encontrar argumentos para
justificar que en defensa propia uno puede responder con violencia a la
violencia pero no podrán ligar un resultado positivo debido solo a una
cancelación de efectos. Es más, en la guerra fría, la amenaza nuclear en
represalia a otra amenaza nuclear fue usada y aunque evitó la guerra creó una
escalada armamentística. Es decir, ligar el resultado a un acierto debe hacerse
con otros argumentos más que la pura cancelación de dos efectos nocivos. De
otra manera, se pueden entrar en ciclos de violencia, acumulación de armas,
escalada de desconfianza, y otros errores en incremento, cuando la otra parte
usa la misma lógica. Ejemplo:
Juan: Llamé a mi jefe y le llamé idiota. Puedo volver
a llamar y llamarle idiota pero diciendo que soy Susana». Aunque el segundo
hecho perjudicial puede aparentemente cancelar mi primer error no se puede
asumir un acierto y salir sin problemas del atolladero. Se podría hacer lo
correcto y disculparse y quizás el resultado hubiera sido también acertado. La
cuestión es que tanto lo uno como lo otro no liga a un resultado si no hay
argumentos que lo apoyen como la personalidad de tu jefe, confianza con él y
otros argumentos.
Falacia del costo irrecuperable o falacia de la
concordia: Esta falacia se produce cuando alguien realiza una inversión que
parece ser no rentable y razona de la siguiente manera: «No puedo parar ahora,
de otra manera lo que he invertido hasta el momento se perderá». Esto es
verdad, por supuesto, pero irrelevante para la decisión de si uno debe
continuar invirtiendo en el proyecto. Es decir, los argumentos para seguir
invirtiendo en el proyecto no se deben basar en el miedo a la pérdida de lo
invertido sino en las expectativas de funcionamiento del proyecto ambas cosas
totalmente independientes. Si no hay esperanza de ningún éxito para la
inversión, entonces, el hecho de que uno haya ya metido un montón de dinero y
esfuerzo no justifica tener que seguir perdiéndolo para no afrontar el error
inicial. Esto se da en las personas que no saben o pueden claudicar, por el
prejuicio existente de que si se pone toda la energía en algo serán capaces de
vencerlo. Sin embargo, siempre puede haber un factor desconocido o variable
desconocida que podría llevarles al fracaso indefinidamente o
irremediablemente. Esta falacia se constata en que estas personas creen ser
capaces siempre de aprender o hallar este factor cuando la operación lógica
sería parar y una vez aprendido comenzar. Continuar invirtiendo en un proyecto
que no funciona no depende de lo invertido sino de la esperanza o estimación de
éxito justificada o de la importancia del mismo para otros factores
independientemente de los resultados a corto plazo. Ejemplo: Todos sabemos que
vamos a morir. Luchar por la supervivencia tiene sentido aunque inevitablemente
se fracase. La supervivencia es importante para otros objetivos secundarios
como la reproducción, la superación, aprendizaje y otros valores que
subjetivamente consideremos secundarios y que no tengan que ver necesariamente
con la propia supervivencia pero que dependan directamente de ésta. Ejemplo:
Supongamos que una relación no funciona y que es evidente que dicha relación es
considerada temporal. La inversión en esta relación podría estar justificada
por los objetivos o beneficios secundarios que pueda generar. El límite o punto
en el que es considerado necesario abandonar puede estar para algunos en el
momento en el que se debe poner más energía de la necesaria para obtener los
beneficios por otros cauces. O en una situación optimista cuando los beneficios
laterales disminuyan a partir de cierta barrera considerada mínima para el
proyecto. La cuestión es que muchos caen en la falacia y persisten en una
relación o proyecto incluso cuando no reporta beneficios laterales o
secundarios por el simple hecho o razón de que ya han invertido toda su vida o
todos sus fondos en él y ésta fuera una razón lógica para seguir haciéndolo.
Argumento del precio o recurrir al dinero: La falacia
del argumento del precio se produce cuando se supone que si algo cuesta una
gran cantidad de dinero, entonces debe ser mejor. También se da si se supone
que si alguien tiene una gran cantidad de dinero entonces será también una
mejor persona en alguna otra faceta. Véase efecto halo y argumentum ad
crumenaem. Ejemplo: «Puede ser que este producto tenga mejores características,
pero este otro es más caro y elitista, así que debe ser mejor» o «el vino de la
cosecha del 45 es increíble, cada botella cuesta 3000 euros; ¡no lo puedes ni
comparar con el ganador de este año!».
Pensamiento de grupo: Una persona comete la falacia de
pensamiento de grupo o de pensamiento gremial si la persona usa su orgullo de
miembro o de pertenecer a un grupo como razón para apoyar la política del
grupo. Si lo que el grupo piensa es esto, entonces eso es suficientemente bueno
para mi y es lo que debería pensar también yo. El patriotismo o en sentimiento
nacionalista es una versión fuerte de esta falacia. Ejemplo: «Soy de EE. UU.,
así que todo lo que haga mi país en Iraq es bueno, porque EE. UU. es un país
libre y avanzado» o «debemos apoyar al gobierno en esta medida porque él
siempre hace lo mejor para sus ciudadanos» o «que todo el mundo sepa que lo que
hacemos es lo mejor porque pertenecemos a la mejor cadena de restaurantes».
«Soy mujer, así que todo lo que digan las feministas es bueno, y todo lo que
digan los hombres es malo».
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