Un pueblo con cuerdas de guitarra reventadas
Y con cantantes más destemplados que la chanchonas. Pero bien ahí están
sonando
Para el gusto de, chocos,
tuertos sordos, patojos, bolos , drogos,
ladrones, violadores, corruptos, ladrones, y una puta justicia mas viciada que
las putas de la calle celis o la famosas avenida 24.
Y la
plata que mueve todos los hilos de tantos avariciosos [político
En diciembre de 1996. el
Congreso Nacional aprobó reformas a la Ley del Banco Central de Honduras para armonizar su quehacer con las condiciones
y exigencias del mercado financiero. Estas fortalecieron la
autonomía e independencia de la máxima autoridad monetaria hondureña para el cumplimiento
de su nuevo rol.
Asimismo, en 1960, fue
creado el Banco Central de Nicaragua por Decreto Legislativo aprobado el 16 de
septiembre, e iniciando operaciones el 1 de enero de 1961, como una institución del Estado con autonomía funcional, duración indefinida, patrimonio propio y personalidad jurídica. La Constitución Política de Nicaragua establece que Ci Banco
Central es el ente estatal regulador del sistema monetario y en la Ley Orgánica del Banco
se le define como una institución descentralizada de carácter técnico.
A partir de 1961, y después
de la fundación del Banco Central de Nicaragua, todos los países
centroamericanos contaron con su banco central, siendo uno de los más antiguos
en Centro América, el Banco Central de Reserva de El Salvador.
En El Salvador durante
algún tiempo hubo tres bancos emisores los bancos salvadoreño, Occidental y Agrícola comercial
funcados en 1885, 1889 y 1895, respectivamente. Las actividades de estos bancos
eran vigiladas por el Estado mediante una serie de leyes y reglamentos como la Ley de Bancos de Emisión del 4 de mayo de
1889, la Ley del 6 de mayo de 1910, que establecen que los bancos están en
obligación de suministrar al Gobierno los datos que sean necesarios para arqueos y balances, la Ley Moratoria y
Reformas de lOS años 1932 y 1933, entre otras.
No obstante con la
aplicación de estas leyes, que tenían por objeto acrecentar la confianza del
público en 05 bancos, no pudo alcanzarse la estabilidad de la moneda del país
porque faltaba una organización central capaz de regularizar el volumen total del dinero y del crédito y al mismo tiempo, mantener la estabilidad
externa de la moneda nacional.
Cada uno de los bancos pudo
emitir billetes a voluntad siempre que mantuviera la cobertura prescrita por la
ley. En los tiempos de prosperidad, si el precio del café subía, los bancos disponían de grandes recursos que hacía aumentar los créditos. Mientras que por falta de previsión, se
desperdiciaba la ocasión de acumular reservas para hacer frente a los malos
tiempos. Las reservas hubieran permitido regular el cambio y conceder créditos suficientes en las malas épocas, cuando más
necesidad hubiera de ellos.
Quedó demostrado el fracaso
de esta política bancaria cuando bajaron los precios del café a consecuencia de la crisis mundial, lo que redujo la cantidad de divisas que ingresaron al país y obligó a los
bancos emisores a restringir la cantidad de billetes en circulación y a reducir
súbitamente el volumen del crédito, provocando de esta manera una deflación
repentina.
A raíz de esto, no quedó
otro remedio que promulgar el decreto del 7 de octubre de 1931 declarando la
inconvertibilidad de los billetes, lo que provocó fluctuaciones constantes y
violentas en el precio del dólar, que llegaron a cotizarse a más del 300% de su valor en 1933.
Una de las propuestas para
subsanar la crisis nacional fue la fundación de un banco central. El primer
intento infructuoso se dio en 1933, cuando el Gobierno de El Salvador adquirió las acciones del Banco Agrícola Comercial, empeñado en
convertirlo en el Banco de El Salvador, para que hiciera las funciones de un banco central; pero para este tiempo el proyecto no llegó a concretarse. Se necesitó de la
asesoría y ayuda de un delegado del Banco de Inglaterra para formular el proyecto que haría
realidad la creación del Banco Central de Reserva de El Salvador.
A fines de 1933, el
Gobierno de la República le encargó al Señor Frederick Francis
Joseph Powell y a su ayudante Gordon Víctor Richdale, el estudio de las
condiciones de la economía salvadoreña y los procedimientos operativos de las instituciones de crédito en El Salvador, para que dieran
un diagnóstico de la situación económica imperante en el
país. El Informe Powell concluyó que la estructurabancaria salvadoreña debería ser organizada
sobre la base de un banco central, concebido dentro de un sistema ortodoxo,
tradicionalista, que se encargara de mantener y resguardar la moneda y el
credito y teniendo la facultad exclusiva de emitir billetes.
Según el Informe Powell, el
banco central debería ser creado con el objetivo principal de controlar el volumen del
crédito y la demanda de medio circulante, para asegurar la
estabilidad del valor externo del colón, moneda nacional. La creación del banco
central comprometía al Gobierno a mantener un equilibrio del presupuesto fiscal y a que la institución debería estar libre de influencia
gubernamental.
Para establecer una clásica
organización de la banca central en El Salvador, el Señor Powell recomendó
normar las condiciones esenciales que regirían el funcionamiento de la
institución, tales como el alto grado de liquidez que le permitiera realizar
plenamente sus funciones, su capital que debería de estar en manos del público
y de los bancos y la representatividad de los sectores de la economía en su
Junta Directiva.
Indicó también el Señor
Powell que debería depositarse los fondos del Gobierno y de todas sus
dependencias en el nuevo banco y que los bancos comerciales deberían mantener
al menos 10% de sus depósitos en la Institución con el fin de formar la base
para un sistema de compensación administrado por el Banco Central. También
recomendó que debería mantenerse una reserva mínima en oro del 30% en respaldo a los billetes y obligaciones a la vista y que nunca compitiera en forma
activa con los bancos comerciales. Este proyecto fue planteado al Gobierno el 8
de marzo de
1934,
El plan presentado por el Señor Powell obtuvo la aprobación de los
sectores público y dio paso a la reforma barcaria El Salvador, de acuerdo a principios diseñados por el representante del Banco de lnglatera
Posteriormente, por recornenoacon del Señor Poweli, el Gobierno entró en
conversaciones con los bancos Salvadoreño y Occidental en el sentido de acordar
con ellos la renuncia al privilegio de emisión de billetes, lo mismo que la
transferencia de las existencias de oro al BCR que respaldaban las emisiones de
esos bancos. Todos estos trámites fueron indispensables antes de crear el Banco
Central de Reserva de El Salvador.
El ‘19 de junio de 1934, se
promulgaron la Ley de Fundación y los Estatutos o Ley Constitutiva del Banco
Central de Reserva de El Salvador, cuyas disposiciones fueron contenidas en los
decretos legislativos números 64 y 65. Se le definió el objetivo de asegurar la
estabilidad del valor externo del colón, para lo que se tomaron las primeras
disposiciones con el fin de controlar el volumen del crédito y del medio
circulante, fijando las normas para regular adecuadamente la liquidez de los bancos
comerciales,Según su Ley de fundación, el Banco se constituyó como una sociedad anónima por el término de treinta años.
Del total de acciones, 6,000 tuvieron carácter de intransferibles y pasaron a
ser propiedad de la Asociación Cafetalera de El
Salvador; 6,000 acciones suscritas por el público y 4,500 acciones fueron
colocadas entre los bancos existentes y por los que en el futuro se
establecieran en el país, siendo todas transferibles con la aprobación de la
Junta Directiva del Banco Central.
El Banco Central de Reserva
de El Salvador abrió sus puertas al público el 1 de julio de 1934 en el
edificio situado en la segunda calle oriente, en el centro de la capital, que
actualmente ocupa la Biblioteca Luís Alfaro Durán, propiedad de a
Institución. El oro que los bancos comerciales poseían como respaldo del papel
moneda en circulación, fue concentrado en las bóvedas del BCR, en un acto
memorable presidido por un Comité integrado por el Presidente de la República,
General Maximiliano Hernández Martínez, el Ministro de Hacienda, Doctor Carlos
Menéndez Castro; don Agustín Alfaro Morán, el Señor William W. Renwick y don
Luis Alfaro Durán, como miembros propietarios de la Junta Directiva y como
suplentes, los doctores Romeo Fortín Magaña y Miguel Ángel Alcaine y don Héctor
Herrera.
La transferencia del oro se
efectuó con la paridad de dos colones por un dólar, siguiendo la recomendación
del Señor Powell. Ya en poder del Banco fue revaluado, de acuerdo con las disposiciones
contenidas en la legislación de los Estados Unidos de América, promulgadas el 31 de enero de 1934.
El producto de esta reevaluación se empleó
exclusivamente para cancelar deudas del Gobierno con los bancos y para la
creación de fondos especiales para responder por deudas malas, estableciendo
también una reserva específica para prevenir fluctuaciones del cambio. Conforme
al desenvolvimiento de la economía el tipo de cambio se estabilizó buscando su propio nivel
estableciendo la Junta Directiva el cambio de la moneda nacional en 2,50 por
ussi.oa, paridad que se mantuvo inalterable por ms de 45 años.
Se iniciaron también las
gestiones para establecer en el interior de la república los servicios des- ti nados a atender las funciones que
como banco del Estado 10 asignaba la Ley, agencias que se establecieron en
sucursales departamentales del antiguo Banco Agrícola Comercial, una en
Sonsonate y otra en Santa Ana. Después fueron crdendose corresponsalías en las
cabeceras departamentales de todo el país.
Laboré durante veintisiete
años como sociedad anónima, con un modesto capital, cuyas acciones rendían
dividendos limitados a un seis por ciento anual, independientemente de las
utilidades obtenidas.
Esta austeridad obedecía a
que normado el reparto de dividen- dos desde su creación, el Banco no recibiría presión de los socios sobre la dirección de la entidad, impidiendo a la vez el
lucro y reinvirtiendo las ganancias en líneas de financiam lento para impulsar
acti vi - dados económicas en beneficio del país Durante estos 27 años el Banco
cumplió estrictamente los fines para los cuales fue establecido, asegurando sólidos
fundamentos para el sistema financiero y contribuyendo a cimentar la confianza
del público en el sistema,
La bonanza económica de los
años 50, registré un alza extraordinaria en los precios del café en los mercados internacionales, el algodón se había convertido en un cultivo de
primera importancia en el país y la industria manufacturera era creciente y
diversificada con una producción que encontró amplio mercado en el país y
en Centro América. Sin embargo, la expansión del crédito entre 1955 y 1956
produjo una reducción gradual en el volumen de divisas que se agravé con la
baja en los precios del café de 1958. Para 1960, el Banco Central no poseía un
instrumento legal que le diera la suficiente autoridad para poner fin al
deterioro de las reservas monetarias y no estaba en condiciones de mipedw el
drenaje de divisas que continué en los primeros meses de 1961. Estas
circunstancias ponían en peligro la estabilidad de la moneda y afectaban la
economía en general.
Así, el Directorio Cívico Militar promulgó la Ley de Regulación [temporal el 10 de abril de
1961, que se transformé el 30 de mayo del mismo año en Ley de Control de Transferencias Internacionales. Luego
emitió la Ley de Reorganización de la Banca Central de la Nación, promulgada el 20 de abril de 1961. Como resultado de estas
disposiciones, la Ley Orgánica decretada el 15 de diciembre de 1961, transformé
al Banco Central de sociedad anónima en entidad del Estado de carácter público,
con una duración indefinida, con personería propia para ejercer derechos y contraer toda clase de obligaciones. Entre las modificaciones que sufrió la estructura
del Banco, estuvieron la creación de la Ley Monetaria, el establecimiento del
Consejo Asesor como organismo consultor de la Institución, y la
Superintendencia de Bancos y otras Instituciones Financieras, con atribuciones
fiscalizadoras del sistema.
Las necesidades económicas
del momento obligaban a enfocar y fortalecer la expansión del sistema bancario
y el surgimiento de nuevas instituciones financieras que se encargaran de hacer
un llamamiento al ahorro del público y efectuaran operaciones de crédito, con el fin de
sentar las bases para el desarrollo económico del país.
El Banco Central se
convirtió en el coordinador entre la política fiscal y la monetaria, ejerciendo
control sobre el crédito, con facultades para actuar como intermediario del
crédito externo a largo plazo y para ejercer un control sobre las
transferencias internacionales de fondos.
Con la creación del Fondo
de Desarrollo Económico, en noviembre de 1966, se le permitió al Banco Central
otorgar créditos a plazos mayores de un año a entidades de utilidad pública, así como a bancos o instituciones financieras, aunque
sólo con fondos del exterior. Estos préstamos a mediano y largo plazo eran
destinados a impulsar proyectos o actividades orientadas a promover el
desarrollo del país, especialmente en los sectores agropecuario, industrial, turismo, salud y educación. Por otra parte, el control de transferencias internacionales de fondos
evité transitoriamente la fuga de divisas que hacía peligrar la balanza de pagos y el valor externo de la moneda.
‘En 1973, se creó la Junta
Monetaria mediante Decreto Legislativo aprobado el 23 de agosto de 1973. Esta
Ley retira al Banco Central la coordinación de la política monetaria, convirtiéndose
en ejecutor de acuerdos y dejando su formulación en manos de los miembros de la
Junta encabezada por el Presidente de la República, y a a que pertenecían los
ministros de Económica, Hacienda, Agricultura yGanadería, el Secretario Ejecutivo del Consejo Nacional
de Planificación y Coordinación Económica y el Presidente
del Banco Central de Reserva de El Salvador.
En Marzo de 1980, después
de acontecimientos de orden político que se registraron a finales de 1979, la
banca comercial y las instituciones financieras privadas fueron nacionalizadas
mediante la Ley de Nacionalización de los Bancos Comerciales e Instituciones de
Ahorro y Crédito, con el objetivo de democratizar el crédito. El Banco Central
continuó trabajando durante la década de los 80 como ejecutor de las políticas dictadas por la Junta Monetaria.
En 1989, después de una
década de guerra civil y de nacionalización bancaria, la economía salvadoreña se
encontraba inmersa en una aguda crisis económica y social reflejada en graves
desequilibrios macroeconómicos, bajo crecimiento, limitación de la actividad
productiva privada, situación de violencia y dependencia externa. Dentro de este
contexto, fue necesario reestructurar el marco legal en que se desarrollaba el
sistema monetario y financiero del país.
El Banco Central de Reserva
desarrolló un papel protagónico en la modernización del marco legal financiero
del país, así como en el fortalecimiento y privatización del sistema financiero y el programa de reformas a dicho sistema.
El Banco Central presentó
anteproyectos para la aprobación de una nueva legislación que rigiera el
sistema financiero salvadoreño. Las leyes aprobadas por la Asamblea
Legislativa, incluyeron entre otras, la Ley Orgánica del Banco Central de
Reserva de El Salvador, promulgada el 12 de abril de 1991, que define a la Institución
como una institución pública y de carácter técnico, que vela por la estabilidad
de la moneda y coordina la politica monetaria y mantiene las condiciones
favorables para la estabilidad de la economía nacional
La Ley fija como sus objetivos fundamentales, ejercer con carácter
exclusivo la facultad de emitir moneda, mantener la estabilidad del valor
interno y externo de la moneda y su convertibilidad, prevenir o moderar las tendencias
inflacionarias y deflacionarias, regular la expansión del crédito, velar por el
normal funcionamiento de los pagos internos y externos y propiciar el
desarrollo de un sistema financiero eficiente, competitivo y solvente, entre
otros.
Asimismo, durante la década
de 1990, el Banco Central promovió el fortalecimiento del marco legal que norma
las actividades financieras, elaborando anteproyectos y proponiendo reformas a
las diferentes leyes existentes. Así, fueron aprobadas las leyes de Bancos, del
Mercado de Valores, 0rgnica de la Superintendencia del Sistema
Financiero, de Creación del Banco Multisectorial de Inversiones, entre otras, que contribuyeron a modernizar
los servicios financieros y a fortalecer la supervisión del sistema.
Para entrar en el nuevo
siglo y con la aprobación de la Ley de Integración Monetaria, el 30 de noviembre de 2000 y su
entrada en vigencia, a partir del i de enero de 2001, se modificaron los
objetivos y funciones del Banco Central con el fin de adecuarlo nuevamente a
las circunstancias.
Esta Ley le retiró la
facultad de emitir billetes y monedas y la función de coordinar la política monetaria, así como también, le prohibió otorgar
préstamos a los bancos, quedando sin cambio el resto de sus funciones.
Durante sus 70 años de historia, el Banco Central de Reserva de El Salvador ha propiciado las
condiciones macroeconómicas necesarias para el buen desarrollo de la actividad
económica del país, cumpliendo i05 objetivos para lOS cuales fue creado.
El personal de la Institución, fundamentando sus
funciones en su plataforma de valores, honestidad, lealtad, responsabilidad, productividad y respeto, ha contribuido día a día a hacer del Banco
Central una institución sólida y eficiente en el cumplimiento de su misión de promover la estabilidad y el desarrollo del sistema financiero,
consolidar la integración monetaria y generar y divulgar informacióneconómica, en beneficio de la población salvadoreña.
La capacidad del sistema
financiero de contribuir al desarrollo del país depende de varios factores,
principalmente su capacidad de moviHzar un volumen alto de recursos a un costa
bajo, su margen de intermed iación (la diferencia entre lo que los bancos pagan
por los depósitos y lo que cobran por los créditos), su capacidad para
financiar inversiones de largo plazo, la posibilidad de prestar servicios
financieros sofisticados, la capacidad de ajuste a condiciones cambiantes y la
existencia de buenos proyectos. En esta sección examino qué tan competitivo es
nuestro sistema bancario de acuerdo a estos indicadores.
La capacidad de movihzar
recursos en gran voWmen a costos financieros bajos. El Salvador se encuentra dentro de los líderes
de la América Latina en este respecto. En los dos últimos años, las tasas de El
Salvador han competido con las de Chile como las dos más bajas de la región. Pero
el punto no sólo es qué tan bajas son las tasas sino cuántos recursos
movilizan.
El sistema bancario de El
Salvador nació en medio de las enormes transformaciones que el pais tuvo en su
conversión al cultivo del café. En los años anteriores el país dependía para
sus divisas de las exportaciones de añil y la mayor parte de la población
vivía de este y de los productos primarios tradicionales, principalmente maíz y frijoles. A mediados del siglo XIX los
precios del producto principal deexportación, el añil, comenzaron a caer irremisiblemente
como consecuencia de la invención de los colorantes sintéticos.
Cuando nuestros antepasados
decidieron sustituir al añil con el café se encontraron con dos dificultades
principales, La primera era la estructura de propiedad de la tierra que habíamos heredado de la época
colonial. Aunque había haciendas privadas, gran parte del territorio nacional
estaba asignada como ejidos y tierras comunales-tierras que pertenecían a las
comunidades, que anualmente las asignaban a sus miembros para que las
cultivaran.1
Esta estructura de
propiedad, que podía funcionar con cultivos anuales, no se prestaba a cultivos
permanentes como el café. Era necesario, pues, cambiar la estructura de la
propiedad de la tierra y así se hizo con las leyes de extinción
de los ejidos y tierras comunales, que otorgó la propiedad de éstas tierras a
las personas que sembraran café en ellas. La segunda dificultad era la
necesidad definanciamiento. El café tarda años en producir de tal forma que el productor necesita
financiarse hasta el momento cte la primera cosecha. Esto llevó a la creación
de los bancos, que comenzaron su vida financiando el café. En combinación, el proceso produjo una fragmentación de la sociedad:
la tierra pasó a la
propiedad de aquellos que pudieron sembrar café y financiarlo, mientras que la
mayor parte del resto de la población rural quedó reducida a trabajar en las
plantaciones de café con ingresos muy bajos ya que el cultivo del café requería de grandes
cantidades de mano de obra con salarios bajos para ser rentable. La sociedad pasó
de una organización arcaica-el sistema feudal de las propiedades comunales-a
otra organización igualmente arcaica: la separación de dos estratos de la
sociedad, separados por una frontera que era casi imposible de traspasar.
Aunque hay historias de gente que nació en la pobreza, como cortadores de café, y terminaron sus
vidas como exitosas cafetaleras, estas historias son poco comunes, más bien
raras.
Otra consecuencia de las
características del cultivo del café fue la poca importancia que el estado dio
a la educación de ambos estratos de la población. El manejo de una plantación
de café requería de muy poca formación y, en realidad, de muy poca dedicación.
Educar a los trabajadores no era visto como algo esencial ya que no se requiere
ninguna preparación para sembrar, mantener y cosechar el café.
La diversificación de la
economía no era bien vista tampoco, ya que la competencia de otros sectores por la mano de obra sólo
podía resultar en detrimento del café ya que tendería a subir los salarios. En
un negocio en el que los productores no controlan el precio de venta, las utilidades sólo pueden obtenerse manteniendo los costos bajos,
que, en el caso del café en una sociedad como la nuestra significaba mantener
bajos los salarios de losjornaleros. Los bajos salarios de los obreros no
afectaban la demanda del café porque éste se vendía afuera. En este ambiente, la fragmentación de la sociedad se
auto-perpetuó.
Esto, en realidad, no era
nada nuevo. La sociedad fragmentada había existido por siglos no sólo en El
Salvador sino también en Europa. Pero en Europa esto estaba cambiando.
café con la mentalidad de
tiempos pasados, contemplando sólo las posibilidades que la vieja economía
preindustrial y agraria los presentaba. Pensaron en sustItuIr un monocultivo
con otro monocultivo y eso fue lo que hicieron. Inmersos en el ambiente del
país, no vieron lo que estaba pasando en el mundo a su alrededor y perdieron la
oportunidad de dar un salto a otro tipo de sociedad.
La sociedad entera se tornó
a girar alrededor del café y la industrialización-que en ese momento hubiera
sido mucho más fácil porque el proceso estaba iniciándose en la mayor parte de
los países ahora industrializados con pequeñas industrias que eran poco más que talleres-no se dio.3
De allí en adelante
industrializarse se volvió cada vez más difícil. La industria se fue volviendo
más compleja, los pequeños talleres se fueron volvíendo grandes empresas y las habilidades necesarias para manejar
industrias se fueron convirtiendo en ingenierías sofisticadas.
El proceso de aprendizaje industrial, que en los países que entraron temprano al proceso fue
gradual, se convirtió en un enorme salto para los países que llegaron tarde.4
Al mismo tiempo, en el país se descuidaron los factores que llevaban al éxito en la nueva economía industrial en favor de los que aseguraban el
éxito del café. De esta forma, el país se perdió la Revolución Industrial y quedó condenado a ser un país del Tercer Mundo. El
sistema bancario, que nació con el café, hubiera nacido para muchos otros
propósitos también.
Por un sglo, El Salvador se
mantuvo como una sociedad estática-una economía basada en el monocultivo, autoexcluida de las dos grandes
corrientes de los siglos XIX y XX, la Revolución Industrial y de la democracia, que, como el resto de la América Latina, se estancó en un orden social vertical,
caracterizado políticamente por regímenes militares y económica y socialmente
por una aguda fragmentación de la sociedad en una pequeña elite urbana con
acceso a los beneficios de la modernidad y una masa enorme de población rural que
tradicionalmente ha estado fuera de dichos beneficios.
Los cambios empezaron muy
tímidamente en los años sesenta, con la creación del Mercado Común Centro
Americano, que generó un pequeño sector industrial en el país. Esta tímida
industrialización, sin embargo, no cambió la forma básica de la sociedad.
Basado en el proteccionismo contra la competencia de fuera del área, el Mercado
Común generó una industria que podía funcionar sólo detrás de los altos aranceles impuestos a los productos de afuera, que le permitía
vender productos más caros y de menor calidad que los disponibles en los mercados
internacionales. Por esta razón, la industria no era competitiva afuera del
área, y podía crecer sólo en Centro América. Dado el pequeño tamaño del mercado
centroamericano, que no permitía economías de escala, la industria se concentró en algunos pocos productos de consumo y se desarrolló dopen-
diendo de insumos
importados. Debido a que no era competitiva por la protección, la industria
misma no podía generar las divisas para importar dichos insumos. El resultado
fue que el crecimiento de la industria dependía de las divisas que generara el
resto de la economía, que, en el caso de El Salvador, significaba las divisas
que generaran las exportaciones de café. Es decir, aun con el desarrollo de la
industria, el país seguía dependiendo de un monocultivo, de tal forma que la
economía crecía cuando los precios del café estaban altos y había una cosecha
grande y se estancaba cuando los ingresos del café disminuían. Socialmente, la
industria de esos años generó poco empleo en coreparación con el creado en el sector agropecuario, de tal
manera que los ingresos de la población siguieron atados a los del
café-directamente y a través de la dependencia de la industria de las divisas
generadas por las exportaciones de café. Esta era la situación del país en
1979-un país estático, organizado verticalmente-poco antes de comenzar la
guerra.
La respuesta es que el
mundo está experimentando una revolución tecnológica similar en su impacto a la Revolución Industrial que empezó en Inglaterra hace poco más de
doscientos años. En su Corta vida-comenzó hace apenas unos veinte años-esta
nueva revolución ya está transformando al mundo de una manera radical y muy
rápida.
Esta revolución está
propulsada por la conectividad-el arte de coordinar tareas complejas a distancia, que ha emergido como
consecuencia del matrimonio de las computadoras, las telecomunicaciones y los medios de transporte rápido que se desarrollaron al final del
siglo pasado. Como una verdadera revolución, ésta está cambiando la dirección
del progreso humano, abriendo oportunidades insospechadas para mejorar las
condiciones de vida de todos los habitantes del planeta.
La Revolución Industrial
hizo esto multiplicando la fuerza del músculo con maquinarias físicas; la Revolución de la
Conectividad lo está haciendo a través de multiplicar el poder de la mente,
Esto lo hace de muchas maneras, todas relacionadas con la posibilidad de formar redes de personas trabajando a distancia y unidos electrónicamente. La
coordinación de mentes en tiempo real (es decir, instantánea) permite no sólo
transmitir sino aumentar el conocimiento en proyectos de investigación, sino también coordinar operaciones sumamente
complejas- tales como procesos de producción, financiamiento, mercadeo y distribución-alrededor del mundo.
Dada esta posibilidad,
actores económi - cos en todos los países están tomando ventaja de ellos para
diseñar mejores productos, para producirlos en donde es más barato hacerlo y
venderlos con ventaja en los lugares en donde pagan mejor por ellos. El mundo
se ha convertido en un solo espacio económico integrado en cadenas de
producción coordinadas tan eficientemente corno si estuvieran en un solo
espacio físico. Esto está aboliendo fronteras y redefiniendo sociedades y economías tan profundamente que el mundo
dentro de veinte o treinta años será tan distinto del nuestro como las
sociedades industriales lo fueron de las feudales,
Esto es lo que ha generado
la nueva globalización de la economía- que contra lo que mucha gente piensa, no es un
fenómeno del comercio sino de la producción. En realidad, el
comercio internacional ha aumentado como proporción de la producción mundial
con respecto a lo que era a mitades del siglo XX. Sin embargo, este aumento es
sobre los disminuidos volúmenes de comercio que se dieron en esa época como resultado
de las políticas proteccionistas que caracterizaron la mayor parte del siglo
pasado.
En este momento, la
relación del comercio internacional a la producción total del mundo es
alrededor de 26%, apenas 5 puntos arriba de lo que era en 1913 (21%), antes de
que el proteccionismo tomara vigencia mundial. En esa época, sin embargo, el comercio internacional era primordialmente de materias primas
fluyendo de los países en desarrollo a los desarrollados y de bienes terminados que fluían en sentido contrario y entre los países
desarrollados.
Ahora el comercio
internacional es parte de las cadenas de producción que antes estaban en un
solo país. Bienes intermedios, que antes pasaban de una sección a otra en una
fábrica, ahora viajan miles de kilómetros para pasar entre dichas secciones,
tomando ventaja de las deferencias en costos de pro-
deducción en los distintos
lugares. Esto ha abierto la oportunidad, por primera vez en la historia, de que
los países en desarrollo se integren a las cadenas de producción mundial, no
con materias primas únicamente, sino con productos intermedios y finales. Hace
posible también que dichas oportunidades las aprovechen no sólo las empresas
grandes sino también las pequeñas, abriendo la posibilidad de generar un
crecimiento de abajo hacia arriba.
Al mismo tiempo. el conocimiento y el aprovechamiento de la coordinación a
distancia se han convertido en la fuente principal de riqueza, de tal forma que
los precios de los productos que requieren conocimiento para producirlos está
subiendo y el de los que no lo requien está bajando. Esto es lo que explica la
caída de los precios del café y los otros productos tradicionales del país.
Pero la revolución misma se manifiesta dentro de los mismos productos. Como
ejemplo de esto, mientras que los precios del café oro han caído los precios de
la taza de café y de los paquetes de café en los mercados de consumo no han
bajado y en realidad han aumentado. Esto es porque dentro del mismo producto
las actividades que requieren conocimiento y habilidad de coordinación-el diseño del producto que se enirega al consumidor y la habilidad de entregarlo a tiempo en
el lugar en el que la demanda es más rentable-están aumentando su participación
en el ingreso generado por la venta final.
La caída de los precios de
las actividades que no requieren conocimiento también tiene manifestaciones en
os países desarrollados. La Gráfica 11 muestra cómo los salarios reales de los obreros no
calificados-
Esta tendencia, como la de
los precios de 105 productos primarios, no es algo pasajero. Es la otra cara de
la medalla del surgimiento de la economía del conocimiento y la coordinación a
distancia y, por lo tanto, aunque puede haber incrementos temporales de precios
en los productos primarios, la tendencia central es a que disminuyan o a lo más
se mantengan.
Esto plantea retos enormes
a los países en desarrollo, que han dependido de los productos primarios por
siglos enteros. Hasta la industria en estos países ha dependido de las divisas
generadas por os productos primarios para poder importar sus materias primas y materiales intermedios. Si no transformamos nuestra
economía para que genere más valor agregado de conocimiento y
Logística nos encontraremos
en una situación de ingresos declinantes, con todas las terribles consecuencias
que esto implicaría
Pero la Revolución de la
Conectividad, al mismo tiempo que pone este reto formidable, provee los
mecanismos para que podamos He- var a cabo a transformación necesaria para
tomar ventaja de ella. El Internet ha facilitado la educación y el aprendizaje de la coordinación de actividades
complejas a niveles nunca antes alcanzados. Por otro lado, ha abierto la
posibilidad de que empresas pequeñas e incluso individuales puedan acceder
directamente a los mercados mundiales más rentables-una oportunidad que los
países en desarrollo nunca tuvieron. Por ejemplo, la conectividad permite que
productores pequeños puedan vender directamente su café a los consumidores en
los países consumidores. A través de esto, la conectividad puede convertir a la
pequeña empresa en el motor eco-
nómico del país, generando
desarrollo regional y eliminando la fragmentación económica y social que aqueja
al país. Además, la conectividad abre oportunidades para aumentar drásticamente
la productividad a través de simplificar los procesos productivos y la interacción del sector privado con el gobierno. Con
respecto al gobierno, ¡a conectividad le permite acercar sus servicios a la ciudadanía, incrementando al mismo tiempo la calidad y
vohimen de éstos, de tal forma que el ciudadano se vuelve el centro de las
actividades gubernamentales. Ei resultado es a posibilidad de dar un salto
cualitativo que aumente rápidamente el nivel de ingresos del país, elimine la segmentación económica y social que ahora lo aflige y
lo ponga firmemente en el camino a convertirse en una sociedad del Siglo XXI.
Es decir, la conectividad pone el desafío y da las herramientas para superarlo.La Gráfica 12 muestra cómo
la Revolución de la Conectividad y sus consecuencias en los precios de los
productos de acuerdo al conocimiento que incluyen están creando una nueva
brecha de ingresos, similar a la causada por la Revolución industrial. En el
último cuarto del siglo XX el ingreso per-capita de los países industriales-que
son los que producen los bienes con más contenido de conocimiento-aumentó en
una cantidad que es 3.6 veces el ingreso total per capita de los países de
medianos ingresos y en 10
La sociedad entera se tornó
a girar alrededor del café y la industrialización-que en ese momento hubiera
sido mucho más fácil porque el proceso estaba iniciándose en la mayor parte de
los países ahora industrializados con pequeñas industrias que eran poco más que
talleres-no se dio.3 De allí en adelante industrializarse se volvió cada vez
más difícil. La industria se fue volviendo más compleja, los pequeños talleres
se fueron volviendo grandes empresas y las habilidades necesarias para manejar
industrias se fueron convirtiendo en ingenierías sofisticadas.
El proceso de aprendizaje
industrial, que en los países que entraron temprano al proceso fue gradual, se
convirtió en un enorme salto para los países que legaron tarde.4 Al mismo
tiempo, en el país se descuidaron los factores que llevaban al éxito en a nueva
economía industrial en favor de los que aseguraban el éxito del café. De esta
forma, el país se perdió la Revolución Industrial y quedó condenado a ser un
país del Tercer Mundo. El sistema bancario, que nació con el café, hubiera
nacido para muchos otros propósitos también.
Por un siglo, El Salvador
se mantuvo como una sociedad estática-una economía basada en el monocultivo,
autoexcluida de las dos grandes corrientes de los siglos XIX y XX, la
Revolución Industrial y de la democracia, que, como el resto de la América
Latina, se estancó en un orden social vertical, caracterizado políticamente por
regímenes mil ita- res y económica y socialmente por una aguda fragmentación de
la sociedad en una pequeña dite urbana con acceso a los beneficios de la
modernidad y una masa enorme de población rural que tradicionalmente ha estado
fuera de dichos beneficios.
Los cambios empezaron muy
tímidamente en los años sesenta, con la creación del Mercado Común Centro
Americano, que generó un pequeño sector industrial en el país.
Esta tímida
industrialización, sin embargo, no cambió la forma básica de la sociedad.
Basado en el proteccionismo contra la competencia de fuera del área, el Mercado
Común generó una industria que podía funcionar sólo detrás de los altos
aranceles impuestos a los productos de afuera, que le permitía vender productos
más caros y de menor calidad que los disponibles en los mercados
internacionales. Por esta razón, la industria no era competitiva afuera del
área, y podía crecer sólo en Centro América. Dado el pequeño tamaño del mercado
centroamericano, que no permitía economías de escala, la industria se concentró
en algunos pocos productos de consumo y se desarrolló dependiendode insumos
importados. Debido a que no era competitiva por la protección, la industria
misma no podía generar las divisas para importar dichos insumos.
El resultado fue que el
crecimiento de la industria dependía de las divisas que generara el resto de la
economía, que, en el caso de El Salvador, significaba las divisas que generaran
as exportaciones de café. Es decir, aun con el desarrollo de la industria, el
país seguía dependiendo de un monocultivo, de tal forma que la economía crecía
cuando los precios del café estaban altos y había una cosecha grande y se
estancaba cuando los ingresos del café disminuían. Socialmente, la industria de
esos años generó poco empleo en comparación con el creado en el sector
agropecuario, de tal manera que los ingresos de la poblacion siguieron atados a
los del café-directamente y a través de a dependencia de la industria de las
divisas generadas por las exportaciones de café. Esta era la situación del país
en 1979-un país estático, organizado verti - calmente-poco antes de comenzar la
guerra.
La estructura que se había
formado en El Salvador en los 1880s comenzó a derrumbarse con la caída de largo
plazo de los precios de los productos primarios que comenzó casi un siglo
después.
Hay varias cosas que
debemos entender para poder integrarnos a esta revolución y acelerar el
crecimiento de la economía nueva.
En primer lugar,
las estrategias de desarrollo ya no pueden ser las mismas
que antes de que esta revolución apareciera. Seguir apostando a los mismos
productos en vez de a una diversificación basada en a conectividad con los
mercados extranjeros sólo acelerará la caída. Hay que apostar a caballo
garlador, no perdedor.
Segundo, la introducción de la conectividad no es un problema de informática sino uno de transformar completamente la
manera en la que operamos económica y socialmente, creando redes humanas que
den sentido a las redes electrónicas. Por esta razón, no estamos hablando de
instalar computadoras ni de acciones parciales. Lo que se requiere es un cambio
radical de (a sociedad entera, de integrar a los ciudadanos ahora marginados a
los beneficios de la sociedad moderna, de cambiar nuestra mentalidad para
integrarnos a la economía del conocimiento. Los técnicos proveen las
posibilidades, e implementan lo que se les pida. La tarea que tenemos enfrente
es diseñar los procesos de cambio para que los técnicos los implementen.
Tercero, por estas razones, la creación de redes de
conectividad debe ser el eje de la política de país, la primera prioridad en
nuestro futuro.
La buena noticia en este
respecto es que dar prioridad a esta introducción no disminuye las prioridades
de otras actividades necesarias porque la inversión en conectividad no es un fin en sí misma
sino que se vuelve concreta sólo cuando se aplica a resolver los problemas que aquejan al país. Así, por ejemplo,
conectar a una artesana de 1 (obasco para que pueda exportar directamente a los
hermanos lejanos es una inversión en exportaciones, en generar desarrollo
local, en mejorar la distribución del ingreso y en promover la empresa pequeña. De lo que estamos hablando es
mejorar la manera en la que hacemos las cosas, para que seamos más productivos.
Cuarto, debemos usar las redes electrónicas para
resolver de una vez por todas el problema de fragmentación social que heredamos
de nuestros tiempos feudales. Haciendo esto no sólo vamos a volver másjusta la
sociedad en la que vivirnos sino que la vamos a hacer mas próspera porque los
recursos ahora desperdiciados por la desconexión de gran parte de la población
se convertirán en el motor de la economía del país.
Los esfuerzos serán más
productivos si todos participamos que si tornamos la actitud tradicional de que la marginación es sólo
un problema social y no económico. Pero debemos estar conscientes de que
promover la pequeña empresa en actividades declinantes, o con enfoques del
pasado-algunos de los cuales buscan privilegiar a la pequeña empresa porque es
pequeña, no porque puede ser productiva y el motor de la economía entera-no van
a funcionar. La gran ventaja de la pequeña empresa en la era de la conectividad
es su flexibilidad para ajustarse rápida y rentablemente a los cambiantes
nichos de mercado. Esto es lo que se debe buscar: que nazcan y crezcan empresas
capaces de encontrar nichos y explotarlos mientras existan y luego cambiar a
otros.
Quinto, debemos estar conscientes de que la
transformación requerida no es fácil. Si fuera fácil, la riqueza no estaría
allí, En los mercados cada vez más competitivos, el trabajo duro es algo que se toma por descontado
para tener éxito. Tenernos que cambiar nuestra mentalidad de lo que son los negocios en esta nueva era de la conectividad.
El cambio de mentalidad que
es necesario empieza por el concepto de progreso. En la era industrial el
concepto de progreso era el de una economía basada en grandes empresas
industriales con gigantescas instalaciones. Este progreso estaba muy lejos de
nosotros. Tomaría décadas sin fin, quizás siglos, para acumular el capital
físico necesario para equipar una economía de este tipo.
Además, hay un problema que
no hemos mencionado hasta este momento: China. Ese país es tan grande y tan pobre, con salarios tan increíblemente
bajos, que está compitiendo con precios de productos sencillos industriales-en
los que nuestro nivel de desarrollo podríamos producir-que son más bajos que
los que son factibles en casi todo el resto del mundo.
La mayor parte del precio
final. Con un buen entrenamiento, por ejemplo, los productores de verduras
pueden distribuir directamente a domicilio en las ciudades grandes, diaria o
semanalmente.
Generar un sistema de con
tratos para darle seguridad al agricultor pequeño. Gran parte de los
problemas de los productores pequeños es que no tienen seguridad en la venta ni
acceso a los mercados, por lo que caen en manos de toponeros que les pagan
precios bajos por sus productos.
Una vez integrados a una red de agricultores pequeños, es fácil asociarlos para que tengan
centros de acopio (reales o virtuales) que les ayuden en a distribución de sus
productos, y crear un sistema de contratos de entrega a dichos centros, que les
permitiría financiar sus cosechas en el sistema financiero (ya que el contrato sería una buena garantía para los préstamos de Calpia y otras
instituciones similares). Como ya hay convenios de algodón, maíz, sorgo y arroz
con los usuarios industriales, la conectividad y los acopios reales o virtuales
asegurarían que dichos convenios beneficien a los agricultores pequeños.
Hay miles de ejemplos más
que ilustran cómo la conectividad puede irrigar directamente los sectores más
débiles de nuestra sociedad.
Al mismo tiempo que las
redes electrónicas pueden generar oportunidades económicas pueden también
facilitar la provisión de servicios sociales, con medicina a distancia-que permite que pacientes en
unidades de salud lejanas puedan ser atendidos por médicos en hospitales
centrales-y la educación a distancia. Además, las redes electrónicas permitirían que
proveer otros servicios y realizar trámites a la distancia, rebajando así los
costos de transacción de la población, un requisito esencial para lograr competitividad.
Es importante notar que el
integrarnos a la era de la conectividad no es un problema de instalar
computadoras y hacer programas para que ellas las usen y se conecten. Esa es la parte más fácil
de todo. La integración requiere un trabajo exhaustivo para poner en su lugar todas
las condiciones para que nuestra empresa pequeña y fuera de San Salvador pueda
exportar o vender localmente sus productos sin intermediarios-mejorar los
caminos, entrenar a la gente en el uso de las computadoras y en las habilidades
necesarias para hacer negocios a distancia-y en generar las redes humanas que
den el contenido real de las electrónicas. Muy importantemente, es necesario
entrenar a la población a trabajar en equipo, coordinadamente, para que lo
puedan luego hacer a distancia.
La falta de caminos que nos
aqueja actualmente no nos debe impedir el proceso de integración electrónica. La falta de caminos para carretas en algunos
lugares no debe de prevenir el uso de camiones en las carreteras ya existentes.
La falta de un buen correo
no debe de impedir que se instalen teléfonos. Hay suficiente gente en lugares
con buenos caminos como para que nuestra tasa de crecimiento aumente
considerablemente si esta gente se globaliza, proporcionando nuevos recursos
que luego servirán para seguir integrando a los demás. No hay excusa, por
ejemplo, para no integrar a los artesanos de Ilobasco y lugares similares, o a
los productores agrícolas que trabajan cerca de carreteras y caminos buenos, o
a la pequeña empresa urbana. La existencia de los hermanos lejanos provee otra
ventaja: para vender a otras personas en el extranjero puede ser necesario
cambiar los diseños de los productos pero no en el caso de ellos, que lo que
quieren son los productos y artesanías a los que ellos están acostumbrados.
El futuro está entonces en
usar la conectividad para desarrollar la empresa pequeña del país,
conectándolos al mundo y entrenándolos y dándoles las facilidades para que
puedan vender en Internet. Con esto no sólo generaremos crecimiento, sino que
lo haremos de abajo hacia arriba, canalizando los ingresos a los que han estado
marginados de la sociedad por muchos años. La conexión en sí misma elevaría los
ingresos de nuestro país y principalmente los de la gente ahora marginada. Hay
un mercado para cada nivel de conocimiento y todavía no estamos explotando el
nuestro-principalmente lo que sabemos de los hábitos, demandas y localización
de nuestros hermanos lejanos. Pero esto no daría un progreso sostenible en el
futuro si no se acompaña por un programa de educación que alimente la capacidad
de la población de usar conocimientos en sus actividades productivas. Esta
educación debe contener no sólo conocimientos técnicos sino también la
transmisión de habilidades para buscar información y para coordinar tareas
complejas a distancia.
Con la excepción del
período de nacionalización, la banca salvadoreña fue tradicionalmente una banca
sólida, manejada con mucha prudencia, y el resultado fue que consistentemente
el nivel de intermediación (el cociente de sus depósitos al PIB) de los bancos del país fue mucho más alto que el promedio de la
América Latina. Esta prudencia era frecuentemente criticada en el pasado,
notando que los bancos concentraban sus operaciones en las actividades
tradicionalmente prominentes del país-el café, las industrias grandes y el
comercio.
Este problema surgía de dos
factores principales. Primero, el país vivía dentro de un sistema de control de
la tasa de interés, de tal forma que los bancos ganaban la misma tasa de interés prestando a actividades seguras que a actividades inseguras en las
que podían tener pérdidas. Segundo, como discutí antes, la economía del país
era rígida y conservadora, de tal forma que había pocos proyectos que financiar
que no se enmarcaran en los sectores tradicionales,
En realidad, cuando había
proyectos rentables, corno 8 expansiones de la industria de los años sesenta,
los bancos locales proveyeron financiamiento efectivo. En parte, esta crítica llevó a la nacionalización de la banca de
los años ochenta, con resultados desastrosos, ya que los proyectos que la banca
financió en esta época fracasaron en tal número que para el principio de los
noventa los bancos estaban quebrados técnicamente. Financiar proyectos por
financiarlos no es una manera racional de manejar un sistema financiero y
hacerlo así sale mucho más caro que no financiar nada. Por esta razón, si el
país no genera proyectos rentables y consistentes con el rumbo que está tomando
la economía mundial corremos el peligro de que, con todas las ventajas
competitivas que presenta, el sistema bancario salvadoreño va a convertirse,
hacia adentro del país. en el equivalente de un excelente carro de carrera
parqueado en un garage. Digo hacia adentro del país porque, con la dolarización, el país está en camino de convertirse en un
centro financiero regional, intermediando fondos de y hacia los países vecinos.
Si las oportunidades no
salen en el país, los fondos irán progresivamente hacia fuera. Ciertamente eso dejará un valor
agregado en el país, que no es despreciable. Pero estaríamos desperdiciando el
potencial que tenemos en un sistema bancario que puede trasladar su
competitividad a sus clientes a través de financiamientos baratos y de
largo plazo.
En 1880, el país tomó un
camino del pasado, reemplazando un monocultivo por otro. En este momento
podríamos hacer lo mismo, optando por mantenernos produciendo los bienes y
servicios que están cayendo de precio, limitándonos a las actividades cuya rentabilidad está declinando e ignorando que la única
manera de derrotar sosteniblemente a la pobreza es hacer que los pobres aumenten sus
ingresos. Si hacemos esto nos condenaremos a tasas muy bajas de crecimiento y
el sistema bancario no podrá ayudar a mejorar éstas. En cambio si adoptamos
coma objetivo el integrarnos a a Revolución de la Conectividad tendremos
proyectos rentables y usaremos a plenitud la competitividad de nuestro sistema
financiero.
Dadas estas condiciones, el
asegurar que la contribución del sistema financiero será la adecuada requiere
de varias acciones, principalmente:
• La supervisión del
sistema financiero debe consolidarse y fortalecerse para poder cumplir con su
papel frente a un sistema financiero totalmente globalizado y consolidado en grupos financieros que operan en todas las dimensiones del mercado. Este
requerimiento tiene dos dimensiones. La primera es adquirir la
capacidad de supervisar internacionalmente, que a su vez requiere no sólo
aumentar la capacidad local sino también coordinar regulación y supervisión con
los países en los que operan los bancos salvadoreños. La segunda es
organizar la supervisión y regulación de tal manera que pueda moverse
flexiblemente en todas las dimensiones del negocio financiero-banca, seguros, pensiones y valores-de la misma forma en la que las instituciones
supervisadas lo hacen.
Una regulación y
supervisión fragmentada en estos tiempos en los que es tan fácil transferir
negocios, cuentas y fondos de una dimensión a la otra es un
esfuerzo fútil. El tener esfuerzos fragmentados de regulación y supervisión
necesariamente deja espacios vacíos no regulados o supervisados por ninguna
agencia, o espacios en los que la jurisdicción de das o más agencias se
superponen. Estos espacios pueden aprovecharse para burlar la supervisión, con
graves riesgos para el sistema.
Debe fortalecerse el análisis de riesgos de los bancos. El aumento de
los grados de libertad ofrecidos por la dolarización y la
consolidación de las operaciones de los conglomerados financieros requieren de
un fortalecimiento de la capacidad de análisis de riesgos en las instituciones
financieras mismas.
Debe fortalecerse
especialmente el análisis de riesgo de las operaciones pequeñas. En los mercados cada vez más
competitivos, el valor de un banco está en el acceso que tiene a clientes que
le serán más fieles en el largo plazo y que, por su gran número, diversifiquen
sus riesgos.
Ciertamente que siempre
habrá un nicho para las operaciones grandes, pero la evolución del sistema financiero en todo el mundo
está sugiriendo que dichas empresas tienden a ser más volátiles en su selección de fuentes de financiamiento ya que tienen más
alternativas otros bancos y los mercados de valores. Las operaciones con
empresas pequeñas pueden ser más riesgosas una por una que las grandes, pero por
la ley de los grandes números tienden a ser más seguras en su conjunto. Ninguna
crisis financiera ha sido causada por la falla de empresas pequeñas.
Han sido causadas por la
falla de grandes empresas. Por la misma ley de los grandes números, los riesgos
de los créditos a la pequeña empresa pueden manejarse estadísticamente, creando
procedimientos que rebajen los costos administrativos de procesarlos al mismo
tiempo que aseguren que la tasa de fallas sea baja. Instituciones como Calpiá
han demostrado que hasta los créditos a micro-empresas pueden ser viables, Es
difícil creer que la banca va a entrar masivamente en este nicho, pero hay una
gama de empresas no tan pequeñas ahora no atendidas que presentan oportunidades
rentables de crédito. Estas oportunidades se volverían más atractivas si las
empresas pequeñas entran a los mercados de exportación.
Debe fortalecerse el
desarrollo de los mercados de capitales.
Las empresas pequeñas no
pueden quedarse pequeñas por siempre. Tienen que crecer. La disponibilidad de
capital es un freno para que muchas, quizás la mayoría, lo hagan. La solución lógica para este problema es el desarrollo de los mercados accionarios,
de tal forma que empresarios con buenos proyectos puedan capitalizarse y
acceder a los mercados bancarios y de valores. Para esto es necesario
fortalecer los mercados de valores, Dicho fortalecimiento no se logra con dar
privilegios o subsidios a los operadores de estos mercados. Al contrario,
dichos privilegios debilitan el mercado ya que lo vuelven menos competitivo. En
este momento es indispensable abrir un mercado de valores a mayor competencia, darle mayor
transparencia a las operaciones y proteger a las minorías en las sociedades
anónimas.
Este último punto es
esencial para el desarrollo de los mercados accionarios, que son extremadamente
débiles en nuestro país. No se puede esperar que dichos mercados se desarrollen
si las mayorías pueden-como pueden actualmente-tomar decisiones que
prácticamente despojan a los minoritarios de sus inversiones.
Por ejemplo, en este
momento la ley permite que una empresa acumule utilidades sin distribuir, aumente
el capital vendiendo las acciones nuevas al valor nominal, y luego distribuir
las utilidades retenidas de acuerdo a las proporciones nuevas de participación
de los accionistas. De esta forma, los accionistas que no tuvieron los fondos
para comprar las acciones nuevas pierden en el reparto de las utilidades que se
ganaron con los porcentajes de participación anteriores al aumento de capital.
Igualmente, la ley permite hasta ventiladores eléctricos chinos que se venden a
$8 en el mercado local, transportados a medio mundo de distancia, pagando
transporte y comisiones a muchas personas en el camino. Nadie puede competir
con estos precios, a menos que se rebajara el salario de los obreros ocales a los bajísimos de
China.
Afortunadamente, la
conectividad ha definido otro concepto del progreso. Así como hay mercados de
precios, crecientemente dominados por China, hay mercados de especialidades en
los que la gente compra no porque algo no es barato sino porque es algo
especial e insustituible. Estos mercados se encuentran principalmente en los
países desarrollados y particularmente en los Estados Unidos, en donde el
ingreso per capita es ya tan alto que hay muchos compradores de especialidades.
En estas especialidades las
empresas pequeñas tienen la ventaja porque pueden producir en cantidades
pequeñas y porque les es más fácil cambiar los productos para acomodar los
deseos de los clientes. En el pasado de empresas industriales enormes era
demasiado caro atender a estos nichos. Ahora las redes electrónicas permiten a
las empresas pequeñas obtener información de lo que los nichos demandan y vender
directamente a ellos, o directamente a los minoristas a través del Internet. En
el caso de El Salvador estas actividades se facilitan porque tenemos más de dos
millones de salvadoreños viviendo en países desarrollados que forman un nicho
natural para nuestros productos-sean artesanías, comida local u otros productos
étnicos que son insustituibles.
La China no puede producir
muñecos de Ilobasco. Sólo los artesanos de llobasco pueden, porque una parte
fundamental del encanto de esos muñecos para los hermanos lejanos es que son
producidos precisamente en llobasco. Igual pasa con la sopa de garrobo y otras
comidas esencialmente salvadoreñas, y en gran parte con productos que, aunque
pueden ser producidos en otros países, pueden ser producidos con ventaja en
nuestro país.
Igualmente, el cambio de
actitud puede salvar los productos tradicionales del país si cambiamos nuestra
actitud de ser sólo productores y nos integramos a las partes más rentables del
proceso económico. Corno ya mencioné, la mayor parte del valor agregado del
precio de una taza de café en Nueva York está en las partes del proceso que
requieren de más conocimiento y habilidades de coordinación: identificar los
nichos más rentables de potenciales consumidores, en diseñar el producto-las mezclas correctas para los nichos de mercado más
rentables-y en llevar el producto al nicho. Esto se facilita enormemente con
las posibilidades infinitas abiertas por la conectividad, que permiten que con
un costo mínimo las empresas pequeñas se globalicen y se coordinen a través
de grandes distancias,
Otro ejemplo es el
desarrollo del turismo con facilidades de pequeña escala enfocado primero al
mercado local y de los hermanos lejanos y luego al turismo en general. Parte de
los costos más altos son los de mercadeo y venta, que antes requerían una red de
contactos con agencias de viajes alrededor del mundo, un esfuerzo que era demasiado caro para los
operadores pequeños. Hoy hay un mercado turístico enorme que se maneja
enteramente por Internet en el que participan, a costo casi cero, miles de
pequeños operadores turísticos.
Dichos operadores manejan
su mercadeo, sus reservaciones y sus ventas totalmente a través del Internet. No hay razón para no desarrollar
una red electrónica de operadores pequeños turísticas, que permitan a os
potenciales clientes armar sus itinerarios en El Salvador a través del Internet
participan, a costo casi cero, miles de pequeños operadores turísticos. Dichos
operadores manejan su mercadeo, sus reservaciones y sus ventas totalmente a
través del Internet. No hay razón para no desarrollar una red electrónica de
operadores pequeños turísticas, que permitan a os potenciales clientes armar
sus itinerarios en El Salvador a través del Internet.
En la agricultura la
conectividad permitiría:
·
Integrar a los productores pequeños agrícolas a las actividades de mayor
valor agregado.
·
Proveer un medio eficiente para la extensión agrícola.
·
Eliminar los intermediarios en los mercados locales.
Tenemos tres alternativas
para enfrentar los problemas que el mundo nuevo del siglo XXI nos está
planteando. La primera es aferrarnos los productos y actividades tradicionales
esperando que una serie infinita de heladas en el Brasil o desastres en i05 países productores
los otros productos
primarios o serie de milagros de Dios reviertan la tendencia a la caída de los
precios de los productos que no requieren conocimiento. La segunda es actuar
como hicieron nuestros antepasados en los 1880s: sustituir lo que hacemos ahora
por cosas similares que no requieran un cambio en nuestras costumbres y actitudes-como sustituir un monocultivo por otro. La
tercera es decididamente armar una estrategia para integrarnos al mundo nuevo de la
conectividad. Sólo la tercera puede asegurarnos que vamos a acortar la
distancia que se aprecia en la Gráfica 12.
Ninguna de las otras
alternativas funcionará porque no vamos a poder tapar el sol con un dedo. Lo que está pasando en el mundo se puede visualizar
con la Gráfica 13, que muestra cómo el crecimiento total de las economías es la
suma de la economía que está surgiendo con la economía que está muriendo o
decayendo.
Esto es ¡o que subyace en
las tasas actuales de crecimiento del país. Hay una parte que está creciendo
rápido, compensando apenas la caída de la otra que está cayendo con precios
cada vez más bajos por sus productos. La tasa de crecimiento del país sería muy
rápida si los sectores que están creciendo rápido no tuvieran que compensar por
la que está cayendo.
Hecho por:
Mario E. Navas
12/04/2006
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