- Maynor Salazar
- @Maynorsalaz
- 18 de abril 2016
- Fotografía: Carlos Herrera
Tensión entre demanda de agua de comunidades y el sistema de riego de arroceros. ¿Quién regula el uso del agua? Autoridades estatales inoperantes y negligentes
En El Timal, Tipitapa y Malacatoya, departamento de Granada, los únicos que tienen agua son los campos de cultivos de arroz. Los terrenos cuentan con un pozo que bombea de las fuentes subterráneas y riega, por método de inundación, centenares de manzanas donde está sembrado el grano blanco.
Sentada en una silla, frente a un pozo que hoy está apagado, se encuentra Ena Rostrán. A su lado, tiene un balde lleno de agua, que fue a traer a más de un kilómetro de su casa. Planea bañarse junto con uno de sus tres hijos, y así economizar. Ella vive en la comunidad de La Cruz, ahí, solo los pozos del poblado se secaron, no así los de los arrozales, que siempre tienen agua.
“Lo que hacemos nosotros es que vamos a traer el agua a las fincas que tienen abierto los pozos para regar el arroz. Algunos nos dan, otros no. A veces nuestros hijos se van a clase sin bañar. Esto es muy triste, porque nos tienen abandonados”, cuenta Rostrán, mientras se echa una panada de agua.
En la zona, existen decenas de pozos que han abierto los productores para regar los arrozales. En estas fechas, cuando termina la producción, es cuando el problema de la búsqueda del agua se agudiza para familias como las de Rostrán: deben caminar más kilómetros para traer el vital líquido.
“Los pozos funcionan cada seis meses en temporada de arroz, después los apagan y quedamos sin agua. Nos vamos caminando, en bicicleta. Ahorita solo una finca está regando, toda la comunidad se está abasteciendo de ese pozo”, dice Patricia Brizuela, habitante de La Cruz.
El pozo al que se refiere Brizuela es el que está ubicado en los terrenos de la finca Santa Marta. Funciona a través de un sistema de bombeo, y según vecinos consultados por Confidencial, pasa día y noche inundando los campos de arroz. “Uh sí, pasa todo el día, nadie dice nada”, confiesa el conductor de una maquinaria agrícola.
Un río convertido en cauce seco
El drama aumenta para las comunidades que viven cerca de estos arrozales, pues el río Malacatoya, que antes los abastecía de agua para beber y realizar los quehaceres del hogar, se secó. No fue solo producto del cambio climático, sino de la extracción por bombeo que realizaron algunos productores de arroz para regar sus campos de cultivo, aseguran los afectados.
Confidencial visitó la zona y se encontró con por lo menos tres edificaciones, con varios tubos de cinco pulgadas y con sistema de bombeo eléctrico, que extraían el agua del río Malacatoya hacia los campos de arroz.
María Isabel Ruiz vive cerca de los campos de cultivo. Ella tenía como patio trasero el caudal del río Malacatoya. Vio cómo los productores de arroz construyeron el sistema de bombeo y cómo, en los últimos tres años, se ha secado el afluente de más de 5 metros de profundidad.
“Todavía el año pasado que medio llovió, usaron el agua y la sacaron, secaron el río. Uno es pobre y tiene que aguantar todo. A penas tenía agua el río, la volaban para los arrozales y a nosotros nos dejaron sin agua”, dice María Isabel, con lágrimas en los ojos.
“Todavía en la cosecha pasada había agua, ahorita está seco el río, no hay nada. Aquí hay bombas grandes, tubos gruesos que secaron ahí no más el río. Antes se iba a pescar para comer, ahora con esta sequía, está duro, ya no se puede”, relata Carlos Sánchez, habitante de La Trinidad I.
Sin río, sin un buen invierno y sin poder aprovechar los pozos de sus vecinos productores, algunas familias como la de María Isabel comenzaron a hacer pozos artesanales de nueve y hasta 33 varas de profundidad.
Unos tuvieron suerte y encontraron agua sin cavar tanto, pero cuando la fecha de producción de arroz llegó, sus pozos se secaron. “Es que ellos (los productores) ponían sus bombas y nos secaban los pozos. A un vecino mío le secaron uno. Yo empecé a hacer este pozo hace unas semanas, con mi pareja, pero se enfermó. Ahora me ayuda mi hijo y llevamos nueve varas, ya encontramos tierra húmeda y estamos alegres, tal vez pronto vamos a tener agua”, comenta María Isabel.
“Hace poco nos reunimos con la alcaldesa de Granada y dijo que iba a mandar pipas, pero nada. Lo más triste es que las personas están cavando pozos donde fue el río y se secan cuando abren (los productores) los suyos”, refiere Mariana Rostrán, otra afectada.
Uno de los sistemas de bombeos que conectan al ahora seco río Malacatoya con varias manzanas de arroz es de María Treminio, productora de la zona, según señalaron los pobladores. Confidencial buscó a Treminio, pero no pudimos contactarla. Sin embargo, el cuidador de la finca, José García, confirmó que el agua que extraían con los tubos era para riego.
“Sacaban el agua del río, lo malo es que van tres inviernos que no llueve y pues por eso ya no se hace, ella tiene ocho pozos en sus tierras, pero el agua se está alejando, está esperando a ver si el invierno es bueno”, relató García.
Confidencial también comprobó que los productores están dragando el agua del Lago Cocibolca hacia el río, para regar los arrozales. Ángela Ordoñez, habitante de La Trinidad I, explicó que “estaban metiendo el agua para regar las arroceras, están metiendo agua de Granada, del lago, lo hacen porque de esa manera trabajan. Se secó el río, entonces hicieron eso para que la producción no se pierda. Han dragado 3 kilómetros. (Entonces) las bombas jalan el agua para las arroceras”.
Las comunidades que se beneficiaban del río Malacatoya eran La Trinidad I y II, La Cruz, El Timal, Santa María, El Salvador, San Marcos, Santa Isabel, Santa Clara, Los Brasiles, El Genízaro, San Ramón, Malacatoya, Tepalón I y II, El Porvenir. Todas pertenecen a Tipitapa y Granada.
El afluente del río nacía en Cerro Alegre, Boaco. Tenía una longitud de 105 kilómetros, desde su nacimiento hasta la bocana de Malacatoya, en la ribera noroeste del Lago de Cocibolca.
La versión de los arroceros
En la mayoría de campos de cultivos de arroz, la producción está resuelta. Los productores solo esperan que las lluvias empiecen en el mes de mayo y poder sembrar en junio.
Carlos Jarquín Gago es dueño de 350 manzanas de cultivo de arroz. Dice tener solo dos pozos para abastecer la demanda y asegura que utiliza mecanismos como la nivelación láser, que ahorran mayor cantidad de agua.
“Ahorita la preocupación es que el próximo ciclo agrícola inicia en junio y si las lluvias no entran y el lago (Cocibolca) no recupera su nivel no sembraríamos, lo que produciría que despidamos gente y la economía local se vendría abajo y sería un ciclo menos de producción”, afirmó Jarquín Gago.
La zona comprendida entre El Timal y Malacatoya alberga, según Jarquín Gago, el 40 por ciento de la producción nacional de arroz. El otro 60 por ciento está disperso en el resto del país.
Jarquín Gago aseguró que tienen bombas que están conectadas al río y que los productores de la zona, usan agua del lago. “Nosotros tenemos bombas conectadas a canales de riegos que están conectadas al río, pero la afectación es por la falta de lluvia. Nosotros el agua que usamos es del lago de Nicaragua, pero la afectación es mínima”, confesó el productor.
Los dos pozos que tiene Jarquín Gago en sus tierras, fueron autorizados por el ANA. “Ellos vinieron e hicieron el levantamiento de información de los pozos. Todavía el proceso de regulación de los pozos continúa. Lo empezaron el año pasado. Lo hacen para la Ley que se va a establecer para el uso del agua”, refirió Jarquín Gago.
Jarquín Gago también afirmó que los productores de la zona, debido al problema de la sequía, introdujeron una carta al Marena, para autorizar que se haga un dragado del lago hacia el río y así garantizar el acceso al agua. “Lo más importante es producir de la manera más respetuosa hacia los recursos de agua”, finalizó el productor.
Upanic: El gobierno sabe que regamos del río
Confidencial buscó la versión de la Asociación Nacional de Arroceros (ANAR), sin embargo, se nos informó que su presidente estaba fuera del país y no brindarían ninguna declaración.
Michael Healy Lacayo, presidente de la Unión de Productores Agropecuarios de Nicaragua (Upanic), a la que pertenece ANAR, aseguró que son falsos los señalamientos en los que se acusan a los productores de arroz de secar el Malacatoya y otras fuentes hídricas como Las Canoas y el humedal de Tisma.
“El mundo se ha olvidado que llevamos tres años de sequía. Los mantos acuíferos se recuperan con la lluvia, si tenemos lluvia habrá recuperación y si no usamos los mantos acuíferos lo que vas a tener es una disminución (en la producción de arroz). El problema no es de los productores, es de la deforestación descomunal. ¿Qué quiere la población, que dejemos de producir sin riego, para que nos volvamos importadores y que paguen el doble por la comida?”, dijo Healy Lacayo.
El presidente de Upanic aceptó que las tuberías con bombas para extraer el agua del río siempre han existido y que el gobierno lo sabe. “Es que tenés que regar, el arroz es el cultivo que más agua necesita y por lo tanto tenés que usar esas fuentes de agua (ríos y lagos) para regar esos cultivos de arroz, para darle de comer a los nicaragüenses. El gobierno sabe y está claro que se están usando esos sistemas de riego para regar los cultivos, las bombas siempre han estado ahí, no es que las acaban de poner, siempre han existido”, reaccionó.
Healy Lacayo agregó que los productores no necesitan autorización para realizar el riego y si hay una fuente hídrica alrededor o dentro del campo de cultivo, bien se puede usar sin ningún problema. “No necesitás autorización (para dragar el río), vos tenés un río, una fuente de agua en tu finca, la podés usar para regar tu cultivo, y quién me tiene que dar autorización a mí para regar mi cultivo con mi propia agua. No necesitas ninguna autorización y el mismo gobierno sabe que se está regando, los productores tienen autorización de regar, tienen sus sistemas de riego para estar regando”, continuó Healy.
Sobre si se realiza o no un pago por el agua que usan en el riego del arroz, el presidente de Upanic dijo que no le pagan nada a Enacal y que solo se da un impuesto, dependiendo la zona, a la Alcaldía correspondiente.
Confidencial consultó a Ruth Selma Herrera, experta en recursos hídricos y exdirectora de Enacal, sobre el pago que deben hacer los productores por el uso del agua. La especialista indicó que los arroceros no pagan ninguna cuota y que el impuesto, al que se refiere Healy, es el que todo ciudadano debe realizar al momento de tener una actividad comercial.
“Desde hace ocho años debería estar aprobada la Ley de cánones del agua y no han querido hacerla. Quien debe hacerlo es la Autoridad del Agua y su presidente tiene seis años en su cargo y no ha hecho nada. Por eso es que los productores quedaron a la libre. En la Ley Nacional de Agua, mandan a hacer la Ley de cánones, mandan a decir que los fondos van a ser para inversiones ambientales, para investigaciones e inversiones sociales”, refirió Herrera.
Confidencial consultó con a la Alcaldía de Tipitapa, sobre el impuesto que supuestamente pagan los arroceros por el uso de agua, y Rómulo Taleno, trabajador de la administración de la comuna, afirmó que desconocía sobre ese cobro y que era totalmente falso. Este medio de comunicación pidió la misma información a la Alcaldía de Granada, sin embargo, no respondieron nuestras llamadas.
El peligro del bombeo
Las decenas de pozos perforados que hay en esta zona, en teoría, deberían de contar con un estudio de impacto mediomabiental aprobado por el Ministerio de Ambientes y Recursos Naturales (Marena) y una aprobación de la Autoridad Nacional del Agua (ANA).
Confidencial pidió esta información al Marena y ANA, sin embargo, el Ministerio del Ambiente no atendió nuestra solicitud y la Autoridad del Agua, no respondió a la consulta que enviamos previo a la publicación de este reportaje.
Respecto al tema Fabio Buitrago, biólogo y ecólogo, indicó que el estudio de impacto ambiental es necesario porque a través de este se puede demostrar el daño a las cuencas al ser extraídas para irrigación, además de los desechos que se infiltrarían por los químicos usados en los pesticidas.
“El ANA al dar ese permiso de aprovechamiento, debería saber cuánto volumen de agua se debe aprovechar. Si no existe ni el estudio de impacto medioambiental o la aprobación, entonces estamos ante una ilegalidad. Los estudios deben ser públicos, incluso se debe hacer una presentación pública a la comunidad de dónde se va a extraer el recurso”, dijo Buitrago.
En las comunidades que se mencionan en este reportaje, no se realizó ninguna consulta pública a los habitantes, dijeron los vecinos consultados por Confidencial.
Ruth Selma Herrera, experta en recursos hídricos, agregó que en la Ley de Agua hay un apartado completo que indica que el consumo humano tiene prioridad sobre de una fuente de agua, por encima de cualquier actividad agrícola.
“Aquí observamos irresponsabilidad, porque no hay autoridad que vele por la prioridad de consumo, lo de Malacatoya se repite en varios lugares. No importa si la fuente es subterránea o superficial, cuando tenés una demanda de agua tenés que darle prioridad al consumo humano, si vos tenés pérdidas de fuentes de agua bajo ninguna circunstancia podes darle visto bueno a productores. Si acaso, tendrías que tener presencia de autoridades del agua midiendo de qué caudales podes extraer y decidiendo cuánto podes darle a la población y cuánto a algunas actividades productivas”, explicó la experta.
Herrera manifestó que usar el riego por inundación, como hacen los productores de arroz que están desde El Timal hasta Malacatoya, es un delito tan grave como el despale de la sierra de Dipilto, además denota ignorancia e irresponsabilidad.
“A los productores los debés obligar a usar métodos ahorradores de agua. No podés permitir el riego por inundación. Se están secando los ríos, lagos y ahora quieren acabar con las fuentes subterráneas, esto es un crimen ambiental. La FAO recomendó hace dos años no usar las aguas subterráneas y preservarlas porque habrá crisis, pero aquí las usan para el riego por inundación, es irresponsable”, destacó Herrera.
Visión de corto plazo
Jaime Incer Barquero, científico y exministro del Ambiente, reflexionó en que si bien es cierto que se debe atender la producción de arroz, el problema radica en cómo se realiza y a costa de qué.
“El arroz exige excesiva cantidad de agua, que cuando se infiltra en el suelo, lleva agroquímicos y también causa el agotamiento de los acuíferos superficiales. Los productores, con su visión de corto plazo, han aprovechado al extremo el recurso agua, de tal forma que sistemas hídricos como el Río Malacatoya se han secado, abatidos por la extracción incontrolada del agua”, declaró Incer Barquero.
El científico aconsejó al Estado a regular el aprovechamiento de forma racional, delimitar la abusiva extracción para la sobrevivencia de la población, establecer normas y controles y sancionar a los que traspasan el límite de lo permitido.
Mientras en El Salvador se declaró emergencia nacional por la escasez del agua, en Nicaragua las autoridades siguen sin presentar un plan de acción ante esta problemática. Los expertos temen que más poblaciones se queden sin el valioso líquido y que la próxima fuente hídrica amenazada sea el Lago Cocibolca, la última gran esperanza.
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