El voto nulo ideológico
“¡Cosa más rara, chico!” Diría aquel personaje de La Tremenda Corte. En efecto, es una vaina rarísima, eso de anularse ideológicamente para agrandar la mayoría electoral de la derecha, de desmerecerse hasta borrar cualquier consistencia presencial y volverse un imaginario de a mentiritas.
Izquierda anulada en sus ideas, en su historia, convertida en seudónimo. Diagnóstico preciso del sorprendido: ese liderazgo exhibe una doctrina simple de oportunidad malandra. O colocada ahí mismo, en el centro del descaro: “¿cuánto hay, man?” O “¿al quién da más?” Malandrinaje afrentoso, alardeando de su nulidad política con ética de nada. O cero ética de compromiso con la gente de barrio adentro. O ética nula, anulada, inactiva, inepta. ¿Esa izquierda? O qué sé yo, si es que sirve aún el nominativo. La buscaron cómoda, sus líderes, al renunciar a las ideas y ponerse intensos en el cero absoluto. En ruso cero es нуль. O sea nulo, que produce nada, que tiene capacidad nula y su existencia es sospecha indeterminada. Cosa bastante rara (gracias don Trespatines), porque millones creían que la izquierda tenía ánima ideológica y resulta que se puede crear un vacío ideológico para acomodarse a las argucias de la derecha paleolítica. ¡Gentil aporte a quién lo desee, de cierta izquierda ecuatoriana!
No hay acuerdos con algunas amistades. La discusión es si nuestro país pierde su calidad de república o es el remedo absurdo de club de beneficencia. O quizás se devolvió al siglo XIX y por eso estamos confundidos. El carrusel de sorpresas comenzó en abril y no se ha detenido. A veces hay que mirar el almanaque para no confundirse, porque aquello que se ha leído o que se vivió en décadas pasadas se creía que ni en el túnel del tiempo nos devolveríamos para allá. El estupor colectivo, al menos de aquellos que ya hemos visto bastante, aunque no todo lo que se desea por supuesto, comenzó con el anuncio del voto nulo ideológico. Ya pues, búsquele una explicación en la literatura política. Y si la hay está al fondo a la derecha, bien a la derecha eso sí, no se confunda. Para vender chatarra inservible hay que darle un tono bonito y atractivo. El incauto habitual no va por la utilidad, prefiere los matices del colorido, por ejemplo, zapatitos rojos, se sorprende por remozamiento de la carátula personal, lo encariña la utilización de los códigos verbales del barrio espeso y desconfiado y, entonces, funciona cierto efecto pavloviano.
Al efecto de estímulo-repuesta se lo nombró como el condicionamiento clásico de Iván Petróvich Pávlov o dicho más cerquita el perro pavloviano. Fue así como funcionaron las estrategias mediático-digitales de las tribus anticorreistas en el electorado ecuatoriano. Bipolaridad sustantiva trabajada con artes de hormiga (bueno, ejercicio de autocrítica, por dentro y por fuera, también el progresismo hizo su contribución). Y la derecha unida mereció el premio: dos gobiernos en seguidilla. Aquel del presidente Boltaire y el actual de Guillermo Alberto Santiago (GAS). Pero es el segundo, este de tropezarse dos veces con la misma piedra, motivo de esta jam-session. Y vaya tropezón y empujón al siglo de las luces ya apagadas. Pero el fuerte del efecto pavloviano ocurrió en las elecciones del 2021 y con profusa salivación anticorreista por el voto nulo ideológico.
¿Y si lo dejaban solo en ‘voto nulo’? No, había que asumir la bipolaridad resucitando a Iván Petróvich para el aprendizaje asociativo y perruno con salivación amera. A este jazzman los árboles si le dejan ver el bosque, aun así no entiende eso de nulo ideológico. ¿Acaso inventaron el agua tibia? ¿Nulidad ideológica? ¿Qué es eso? Se responde fácil y rápido: ahora mismo le hacen los mandados a Guillermo Alberto Santiago. ¿Eso era la nulidad ideológica? Aquello de “hacer los mandados” no es una figura literaria, por favor, es real. Y después de cumplir el mandado de las vainas económicas contra nosotros (y nosotras), o sea contra la gente de barrio adentro, dan unas explicaciones de a perro. ¡Hum! Otra vez el can pavloviano, para encontrar respuestas. Valga esta precisión aunque se difunde en singular, Iván Petróvich tuvo una importante camada con nombres como Halcón (Ястреб), Mancha (Пятно), Comadreja (Ласка), por recordar a unos pocos de los muchos. Algún malicioso (lector o lectora) buscará una metalectura a estas líneas, no la hay. Valga mi precisión, aunque no sea de ningún club de beneficencia.
Atenti, comunidad de ideología cimarrona. Este cuatrienio será del nulo ideológico, con sus dichos y consecuencias. Y sus decisiones con erre mayúscula, “salga y haga sus apuestas, ciudadanía” ecuatoriana, recomendaría el carnal Rubén Blades. Pero, ¿cómo llegamos a esta guasa guasa (como diría el hermano Tego Calderón)? Vamos a darle vuelta teórica a ver si salimos de la nebulosa. La fraternidad Rastafari dictamina: eso fue un badness1 político. Acierta, sin dudas. “Pablo Pueblo, Pablo hermano, votando en las elecciones para después comerse un clavo (sobre todo en estas)”, suelta Rubén desde el parlante. ¿Acaso eso define el anti nulo ideológico? Quién sabe, pero es swing directo a la conciencia popular. O el parágrafo de algún politólogo: “…en estas condiciones cuando las masas desprogramadas de la tendencia y reajustadas en su subjetividad al tenor de un anclaje carente de aristas ideológicas, se llega a la conclusión romantizada por años de fatiga desideologizante que mejor es un banquero que uno de la gallada correísta”. Unas semanas después el banquero salía de la Caja de Pandora periodística mundial, un verdadero karma marxista si es que lo hay.
Por acá ensayando a lo MasterChef casi en broma sin descuidar la seriedad, no vaya resbalar al nulo ideológico. Porque así es como le entra el agua al coco de ideología anulada. En cero intelectual, por favor. El relleno ideológico del nulo ídem contendrá suficiente dislate picante será espolvoreado después de la primera ración mediática de los medios corporativos; una medida de contrasentido se aplicará muy de mañana para no cambiar de opinión con la realidad de la calle; picaditas de insensatez para conservar la testarudez así le muestren la próxima realidad tétrica del Ecuador con cifras y dibujos; añadir mala fe al gusto y sabor, siempre que sea para sostener el perfume de idiotez; amasar con falacias descabelladas, admisibles para anticorreistas envenenados sin remedio. Y ya. Se sirve tibio y se saborea con amargura.
Este jazzman sí le da el crédito al o a los creadores del nulo ideológico (Parte I) y en un apresurado googleo no encontró competencia aún, en eso de buscar la nulidad absoluta en política. (Por ahí escuché a un joven interrogado al respecto, “¡ni Dios quiera ni lo permita!”, respondió). Ustedes, asistentes a esta jam session, bailarán el cha-cha-cha absurdo de las regresiones izquierdistas al momento de unirse “un tantito así” (Che Guevara dixit) para defender los 256.370 km2 y a las 17 803 339 personas de la ¿República? del Ecuador con esas divagaciones surrealistas. A esa izquierda habrá que devolverla a la lavandería ideológica está salpicada, caltada y manchada. De repente le pone cifras válidas a la ideología, por lo menos el 0 (cero) a la derecha (¡no hay mala fe!) de un número entero o antes de la coma o sea a la izquierda. Bembeteo, nomás.
Voto nulo ideológico, qué nota. Debió ser una broma insensata que fue tomada con sensata seriedad por esa izquierda y puesta a circular como mantra imprevisto hasta para la derecha desesperanzada por el resultado electoral de febrero del 2021. Y hablaron los profetas de la zurda. Dijeron que ni qué con el correísmo, que como dijo Lenin (el otro, el mejor) “en política a veces también se aprende del enemigo”; palabras más palabras menos. Exceso de verborragia causado por ‘eso’ que está en el ambiente. ‘Eso’ es la contumacia del anticorreismo convertido en arma ideológica (no nula, por cierto). Y también política como instrumento doctrinario. Efectiva por lo que se oye, se ve y se padece según los indicadores socio-económicos. También en carne propia. Así es como alcanzaron el triunfo electoral. Para las izquierdas, no anuladas ideológicamente, el triunfo es esa ‘otra política’. No esa, por favor, esta: “Politics is the art of looking for trouble, finding it everywhere, diagnosing it incorrectly, and applying the wrong remedies”. Frase atribuida al otro Marx, a Groucho, publicada por primera vez, en el libro de Bennett Cerf, Try and Stop Me, en 1944. “La política es el arte de buscar problemas, encontrarlos, hacer un diagnóstico falso y aplicar después los remedios equivocados”. Frase marxista, axiomática, paradigmática, descriptiva y con axê humorístico. Verdadero teorema marxista (versión Groucho, no olviden) para estos años sucesivos desde el presidente Boltaire a esta etapa pandórica. Del líder Pandoris.
Las dudas iniciales sobre si este lindo Ecuador de las canciones es una república (independiente y soberana) o un club de beneficencia, se mantienen intactas. Ahora para ser miembro se requiere la visa usaita de honorabilidad (de United States of America). ¿Escucharon hablar de alguna Banana Republic? Ahí se las dejo.
Nota:
1 En el habla del rastafarismo equivale a ‘autoinfligirse daño’. A ‘violentarse a sí mismo’.
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.
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