La lucha de la mujer por la igualdad
Alainet
El mundo celebra el Día Internacional de la Mujer. Es una fecha que la mayoría festeja todos los días. Los que tienen madre, compañera, hijas o amigas se preguntan a diario como sería la vida sin ellas. Sin embargo, desde que las sociedades escriben su historia, hemos visto como a la mujer se le niega sus derechos humanos, a veces con violencia.
En el siglo XX se realizaron importantes avances relativos como el reconocimiento de la igualdad de la mujer con relación al hombre en materia política electoral, educación y empleo. Hemos avanzado muy poco en temas como igualdad de pago en el empleo, donde existe el “techo de vidrio” que frena el ascenso femenino. Igualmente, en educación. Aunque actualmente en las universidades la mayoría de los estudiantes y graduados son mujeres, esto no se refleja en la dirección de las empresas públicas y privadas.
El principal obstáculo al reconocimiento de la igualdad de la mujer en la sociedad moderna aún es el monopolio que se arroga la sociedad sobre el cuerpo femenino. Hay países donde la mujer no tiene derechos humanos (no es persona) y todos sus actos son supervisados por su “amo” hombre, sea padre, esposo o hijo. En la mayoría de los países llamados modernos o capitalistas (incluyendo los dependientes), a la mujer se le reconocen muchos derechos, pero se le niega la propiedad de su propio cuerpo.
Por ejemplo, no puede tomar una decisión autónoma si desea interrumpir un embarazo, tampoco si desea alterar su capacidad reproductiva. En la actualidad, en Panamá se desató un debate en torno a una ley que reforma una norma legal de 1941 que le permitía a la mujer buscar asistencia médica gratuita para esterilizarse si tenía 33 años de edad o mas y, además, tres hijos. El nuevo ordenamiento legal reduce la edad a 23 años. El resto de la norma queda intacta.
Para sorpresa de muchos, de una vez saltaron al ruedo representantes de los sectores más retrógrados del país a defender una falsa moral asociada con un derecho supuestamente sacrosanto que tiene la mujer de tener hijos. La Iglesia católica señaló que si se “esterilizaba” a las mujeres panameñas pronto la población se envejecería causando toda clase de problemas sociales. Otros aseguraban – reproduciendo los alegatos ‘machistas’ - que la mujer no puede actuar en forma autónoma. El Ministerio de Educación, que no permite cursos de educación sexual en los colegios del país, se negó a pronunciarse sobre la nueva ley.
El presidente de la Asamblea de Diputados, quien firmó y envió la nueva norma a la Presidencia de la República para su proclamación y publicación en la Gazeta Oficial, le dijo a la jerarquía de la Iglesia católica que le pediría al presidente Martinelli que vetara la ley. La actitud de la Asamblea es un reflejo de la falta de formación de nuestros políticos en torno a problemas de importancia para el país. La Asamblea debería educar al pueblo y a las instituciones – como la Iglesia – sobre el contenido de las leyes que aprueba.
El contenido de la ley se confundió y tergiversó en medio de los temores de algunos sectores del país de que perderían el monopolio sobre el uso del cuerpo de la mujer. La Asamblea debe aclarar que la nueva ley no pone fin a ese monopolio. Lo único que hace es ofrecerle un servicio médico gratuito – financiado por el gobierno – a cualquier mujer con 23 o más con deseos de esterilizarse. Incluso, la reforma retiene de la legislación anterior un Consejo anacrónico que tiene que aprobar el procedimiento. El Consejo está formado por jefes de Salud, la Procuraduría y un diputado. En realidad, la única persona que debe autorizar el procedimiento es la mujer interesada. Quizás un médico puede dejar por escrito que la interesada goza de buena salud física.
En contraste, la ley también señala que el hombre puede recurrir a los mismos servicios de salud que proporciona el gobierno en forma gratuita para realizarse una vasectomía (esterilización). En el caso del hombre, tiene que tener por lo menos 18 años de edad (mayor de edad) y no necesita la aprobación del Consejo. La ley sigue haciendo en este caso una clara discriminación en contra de la mujer.
En el caso de Panamá, la norma legal anterior o la reformada actual no impide que cualquier mujer pueda acudir a un servicio médico privado y esterilizarse mediante el pago al profesional de la medicina correspondiente. Para ello no necesita tener una edad en particular, ni tiene que conseguir el permiso de Consejo alguno. Lo que necesita es dinero, mucho dinero en términos relativos ya que la intervención supera la suma de un salario mínimo mensual. El 60 por ciento de las mujeres panameñas viven por debajo de la “línea de la pobreza” o forman parte de familias “informales” y no tienen los recursos para hacerse una esterilización.
En el Día Internacional de la Mujer hay que reiterar el apoyo a este sector de la población en sus luchas por alcanzar el reconocimiento pleno de sus derechos humanos.
Marco A. Gandásegui, hijo, profesor de Sociología de la Universidad de Panamá e investigador asociado del Centro de Estudios Latinoamericanos Justo Arosemena (CELA) http://marcoagandasegui11.blogspot.com
Fuente: http://www.alainet.org/active/62220
En el siglo XX se realizaron importantes avances relativos como el reconocimiento de la igualdad de la mujer con relación al hombre en materia política electoral, educación y empleo. Hemos avanzado muy poco en temas como igualdad de pago en el empleo, donde existe el “techo de vidrio” que frena el ascenso femenino. Igualmente, en educación. Aunque actualmente en las universidades la mayoría de los estudiantes y graduados son mujeres, esto no se refleja en la dirección de las empresas públicas y privadas.
El principal obstáculo al reconocimiento de la igualdad de la mujer en la sociedad moderna aún es el monopolio que se arroga la sociedad sobre el cuerpo femenino. Hay países donde la mujer no tiene derechos humanos (no es persona) y todos sus actos son supervisados por su “amo” hombre, sea padre, esposo o hijo. En la mayoría de los países llamados modernos o capitalistas (incluyendo los dependientes), a la mujer se le reconocen muchos derechos, pero se le niega la propiedad de su propio cuerpo.
Por ejemplo, no puede tomar una decisión autónoma si desea interrumpir un embarazo, tampoco si desea alterar su capacidad reproductiva. En la actualidad, en Panamá se desató un debate en torno a una ley que reforma una norma legal de 1941 que le permitía a la mujer buscar asistencia médica gratuita para esterilizarse si tenía 33 años de edad o mas y, además, tres hijos. El nuevo ordenamiento legal reduce la edad a 23 años. El resto de la norma queda intacta.
Para sorpresa de muchos, de una vez saltaron al ruedo representantes de los sectores más retrógrados del país a defender una falsa moral asociada con un derecho supuestamente sacrosanto que tiene la mujer de tener hijos. La Iglesia católica señaló que si se “esterilizaba” a las mujeres panameñas pronto la población se envejecería causando toda clase de problemas sociales. Otros aseguraban – reproduciendo los alegatos ‘machistas’ - que la mujer no puede actuar en forma autónoma. El Ministerio de Educación, que no permite cursos de educación sexual en los colegios del país, se negó a pronunciarse sobre la nueva ley.
El presidente de la Asamblea de Diputados, quien firmó y envió la nueva norma a la Presidencia de la República para su proclamación y publicación en la Gazeta Oficial, le dijo a la jerarquía de la Iglesia católica que le pediría al presidente Martinelli que vetara la ley. La actitud de la Asamblea es un reflejo de la falta de formación de nuestros políticos en torno a problemas de importancia para el país. La Asamblea debería educar al pueblo y a las instituciones – como la Iglesia – sobre el contenido de las leyes que aprueba.
El contenido de la ley se confundió y tergiversó en medio de los temores de algunos sectores del país de que perderían el monopolio sobre el uso del cuerpo de la mujer. La Asamblea debe aclarar que la nueva ley no pone fin a ese monopolio. Lo único que hace es ofrecerle un servicio médico gratuito – financiado por el gobierno – a cualquier mujer con 23 o más con deseos de esterilizarse. Incluso, la reforma retiene de la legislación anterior un Consejo anacrónico que tiene que aprobar el procedimiento. El Consejo está formado por jefes de Salud, la Procuraduría y un diputado. En realidad, la única persona que debe autorizar el procedimiento es la mujer interesada. Quizás un médico puede dejar por escrito que la interesada goza de buena salud física.
En contraste, la ley también señala que el hombre puede recurrir a los mismos servicios de salud que proporciona el gobierno en forma gratuita para realizarse una vasectomía (esterilización). En el caso del hombre, tiene que tener por lo menos 18 años de edad (mayor de edad) y no necesita la aprobación del Consejo. La ley sigue haciendo en este caso una clara discriminación en contra de la mujer.
En el caso de Panamá, la norma legal anterior o la reformada actual no impide que cualquier mujer pueda acudir a un servicio médico privado y esterilizarse mediante el pago al profesional de la medicina correspondiente. Para ello no necesita tener una edad en particular, ni tiene que conseguir el permiso de Consejo alguno. Lo que necesita es dinero, mucho dinero en términos relativos ya que la intervención supera la suma de un salario mínimo mensual. El 60 por ciento de las mujeres panameñas viven por debajo de la “línea de la pobreza” o forman parte de familias “informales” y no tienen los recursos para hacerse una esterilización.
En el Día Internacional de la Mujer hay que reiterar el apoyo a este sector de la población en sus luchas por alcanzar el reconocimiento pleno de sus derechos humanos.
Marco A. Gandásegui, hijo, profesor de Sociología de la Universidad de Panamá e investigador asociado del Centro de Estudios Latinoamericanos Justo Arosemena (CELA) http://marcoagandasegui11.blogspot.com
Fuente: http://www.alainet.org/active/62220
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EL SALVADOR,TAMBIÉN TIENE SU HISTORIA DE MUJERES
Prudencia Ayala
Prudencia Ayala | ||
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Escritora y activista social salvadoreña. | ||
Información personal | ||
Nacimiento | 28 de abril de 1885 Sonzacate, El Salvador | |
Fallecimiento | 11 de julio de 1936 San Salvador, El Salvador | |
Nacionalidad | salvadoreña | |
Familia | ||
Padres | Aurelia Ayala y Vicente Chief | |
Información profesional | ||
Ocupación | escritora, activista | |
[editar datos en Wikidata] |
Prudencia Ayala (Sonzacate, 28 de abril de 1885-San Salvador, 11 de julio de 1936) fue una escritora y activista socialsalvadoreña, que luchó por el reconocimiento de los derechos de la mujer en El Salvador.
Familia[editar]
Provenía de una familia de origen indígena, sus padres fueron Aurelia Ayala y Vicente Chief. Cuando contaba con diez años de edad, se trasladó a la ciudad de Santa Ana, donde comenzó sus estudios primarios en el colegio de la profesora María Luisa de Cristofine,1 los cuales nunca pudo concluir debido a la falta de recursos económicos en su familia,2 por lo que desarrolló una formación autodidacta.
Aprendió el oficio de costurera y lo ejerció paralelo a sus futuras actividades. Aseguraba que tenía la capacidad de predecir el futuro mediante revelaciones de "voces misteriosas",2 3 lo cual desde luego, le daba relevancia entre sus allegados, permitiéndole ganar fama y reconocimiento pese a una improbable verdad de sus predicciones. Dicha afirmación provocó, además, críticas y burlas por parte de algunos grupos sociales.1
Sus predicciones fueron publicadas en los periódicos de Santa Ana, donde la empiezan a llamar "la Sibila santaneca". En1914 pronosticó la caída del káiser de Alemania y la entrada de los Estados Unidos en la guerra.1 De ahí en adelante, su nombre tomaría realce por sus planteamientos feministas y lo esotérico de su figura.
Participación social[editar]
A partir de 1913 comenzó a publicar artículos de opinión en el Diario de Occidente, periódico que circulaba en la región occidental de El Salvador, donde se manifestó partidaria del antiimperialismo, el feminismo y el unionismo centroamericano, además de expresar su rechazo a la invasión norteamericana de Nicaragua. También publicó poemas en varios periódicos del país.
En 1919 fue encarcelada por criticar en una de sus columnas, al alcalde de Atiquizaya y luego, en Guatemala, fue encarcelada varios meses por acusaciones de colaborar con la planificación de un golpe de Estado.1 En 1921 publicó el libro "Escible. Aventuras de un viaje a Guatemala" donde narraba su viaje a ese país en los últimos meses del gobierno dictatorial de Manuel Estrada Cabrera. Además publicó los libros "Inmortal, amores de loca" (1925) y "Fumaba mota" (1928). A finales de la década de los años1920, fundó y dirigió el periódico Redención femenina, donde expresó su postura en defensa de los derechos ciudadanos de las mujeres.4
Participación política[editar]
En 1930, intentó postularse como candidata a la presidencia de la república, a pesar de que la legislación salvadoreña no reconocía el derecho al sufragio femenino. Su plataforma de gobierno incluía el apoyo a los sindicatos, la honradez y transparencia en la administración pública, la limitación de la distribución y consumo del aguardiente, el respeto por la libertad de cultos y el reconocimiento de los "hijos ilegítimos" (hijos fuera del matrimonio).1 Se inició un debate público de argumentos jurídicos y políticos a favor y en contra de su pretensión. Uno de los defensores de su candidatura fue el filósofo, maestro, escritor y diputado Alberto Masferrer, quien escribió en el periódicoPatria:
Prudencia Ayala defiende una causa justa y noble, cual es el derecho de la mujer a ser elector y ocupar altos puestos. Su programa de gobierno no es inferior en claridad, sentido práctico y sencillez, al de otros candidatos que se toman en serio.5
Finalmente, su solicitud, fue rechazada por la Corte Suprema de Justicia, pero el debate que siguió a su intento de postulación, dio impulso al movimiento femenino que permitió que el derecho al sufragio femenino se reconociera en 1939,6 y que en la Constitución de 1950, bajo la aprobación del presidente Óscar Osorio, se diera reconocimiento legal a los derechos de la mujer en El Salvador.7
Fallecimiento y homenajes póstumos[editar]
Prudencia Ayala murió en el 11 de julio de 1936, alejada de la palestra política, pero cerca del trabajo de masas y movimientos sociales. No se tiene constancia de su participación en el levantamiento campesino de 1932, pero se cree que colaboró con los alzados.8 En el centro de San Salvador, cerca de la Catedral Metropolitana, se encuentra una plaza de pequeño tamaño con el nombre de Ayala. En el sitio hay una placa que dice
Prudencia Ayala, salvadoreña de sangre indígena, precursora de la lucha por los derechos humanos de la mujer.9
Existen diversas organizaciones que hacen honor a su nombre, destacando la Concertación Feminista Prudencia Ayala.10
En marzo de 2009, con motivo del día de la mujer, y en homenaje a Prudencia Ayala, se representó la obra de teatro Prudencia en tiempos de brujería
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