MISIÓN PODRIDA
Por: Alberto Híjar Serrano
Para celebrar su triunfo electoral en El Salvador, circula en las redes sociales un cartel con una foto del flamante presidente Salvador Sánchez Cerén con Schafik Handal y un letrero que dice: “Misión cumplida Comandante Schafik”. Se entiende que la misión era ganar la presidencia para lo cual hubo que reorganizar al FMLN como organización sólo electoral sin pretensión revolucionaria alguna. La misión es amplia, incluye la enésima reelección del ex revolucionario Daniel Ortega, beneficiario principal de la traición al sandinismo.
Desde 1970, la consigna de las Fuerzas Populares de Liberación “Farabundo Martí” proclamaba: “Lucha armada hoy, socialismo mañana”. Reivindicar el nombre de Farabundo Martí implicó el orgullo de ser comunista en armas con relación orgánica con los trabajadores que en 1967 habían organizado una exitosa huelga general que acarreó consecuencias organizativas que llevaron a Salvador Cayetano Carpio a renunciar al cargo de Secretario General del Partido Comunista Salvadoreño, incapaz de responder al seguimiento histórico consecuente de la estrategia de guerra popular prolongada. Handal llegó al relevo de la dirección para contener la crisis del Partido con proclamas de sensatez ante el aventurerismo. Negociar, cabildear, quedar bien con Moscú y Cuba, fueron los recursos que hicieron que Mario Menéndez Rodríguez en su libro El Salvador, una auténtica guerra civil (1980) titulara la entrevista a Handal “Rezagados… pero a tiempo”. A tiempo porque si no se incorporaba el PCS en 1979 corría el peligro de quedar fuera del proceso revolucionario. Hostil a la lucha armada, el Secretario General tuvo que disfrazarse de verde olivo cuando vino la coordinación entre organizaciones revolucionarias.
Salvador Cayetano Carpio, Comandante Marcial, explicaba “el partido de nuevo tipo” necesario para el proyecto de guerra popular prolongada. Los revolucionarios entendían la repulsa a todo pragmatismo oportunista como coqueteo con el poder burgués. De aquí la consigna “Revolución o muerte, el pueblo armado vencerá”. Políticos con disciplina militar, los revolucionarios de las FPL acrecentaron sus relaciones con trabajadores del campo y la ciudad, con católicos radicalizados, intelectuales influidos por el marxismo-leninismo, todo con una línea internacionalista relacionada con el heroico pueblo de Vietnam que probó la construcción de un ejército popular con pleno apoyo del pueblo hasta el triunfo contra el colonialismo francés y el imperialismo yanqui. Cada acción, cada agrupamiento de las FPL, reivindicaba a los héroes caídos en combate y el internacionalismo alcanzó niveles tan altos como la voladura de la Embajada de Argentina como denuncia de la masacre en la cárcel de Trelew de 16 combatientes del PRT-ERP en abril de 1973.
Los obstáculos para el triunfo revolucionario hicieron crisis a raíz de la derrota y destrucción de la URSS y los Estados socialistas europeos. El capitalismo ocupó el poder destruido y alcanzó su fase superior al globalizarse. Los gobiernos de México trabajaron con reuniones en la isla Contadora de Panamá para organizar a los gobiernos centroamericanos y a los del resto de América para exigir diálogo y negociación con los revolucionarios en armas. El gobierno de México y el de Francia reconocieron la beligerancia del FMLN para incorporarlo a las presiones políticas y diplomáticas. Como siempre, el imperialismo yanqui incumplió acuerdos y convenios y ante la disolución del Pacto de Varsovia, mantuvo viva a la OTAN como estructura político-militar a la que ha sumado nuevos países resultantes de la criminal destrucción de países como Yugoslavia o Checoslovaquia. En nombre de la democracia se cometen crímenes genocidas como nunca antes en la historia de la humanidad.
El cuento de la democracia alimentó y alimenta la traición revolucionaria y legitima la vía sólo electoral. Los partidos comunistas de América, a su pesar, participaron en procesos revolucionarios pero más bien fomentaron las alianzas con las ilusorias burguesías progresistas y nacionalistas realmente inexistentes por su necesidad de asociarse a los consorcios trasnacionales, todo para propiciar el desarrollo industrial supuestamente procreador del proletariado antifeudal que una vez consolidado, sería el motor del socialismo. Todo intento de romper “el eslabón más débil de la cadena” para hacer de la liberación nacional parte orgánica de la revolución socialista, debía y debe aún para los reformistas, ser denunciado y sustituido por una imposible liberación nacional sin romper con el capitalismo. El Imperio mundializado con estructuras rectoras como el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional y la omnipresencia de la CIA y las bases militares yanquis desparramadas en el mundo entero, son la ominosa presencia para imponer la falsa democracia.
Schafik Handal se hizo famoso al proclamar que las revoluciones eran quizá posibles en América, menos en El Salvador carente de cordilleras y selvas altas. Uruguay tampoco, decía Rodney Arismendi. Pero los Tupamaros y las FPL emprendieron la guerra popular prolongada y la guerrilla urbana y Salvador Cayetano Carpio proclamó desde esta práctica: “nuestras montañas son las masas”. La dialéctica entre la guerrilla como embrión del ejército del pueblo y las movilizaciones ciudadanas con sindicatos gremiales y organizaciones muy diversas opuestas a la dictadura como el Bloque Popular Revolucionario dieron lugar a una guerra civil antidictatorial y antiimperialista ejemplar. Las comunidades eclesiales de base probaron la relación estratégica entre cristianos y comunistas y más de un sacerdote participó: el asesinado Rutilio Grande, los jesuitas masacrados de la Universidad Centroamericana por los comandos de la hoy dizque democrática ARENA y sobre todos, Monseñor Oscar Arnulfo Romero asesinado en plena misa dominical atestada para oír sus sermones contra la dictadura.
Para el diálogo, la negociación y el desarme, las FPL y en especial el Comandante Marcial eran obstáculo principal. 1983 transcurre en la crisis resultante del asesinato de la Comandante Ana María por su propia escolta cuando era la segunda al mando de las FPL. Su asesinato en Managua hizo que al regresar de Libia, el Comandante Marcial fuera desarmado, despojado de su escolta, interrogado como delincuente y encerrado hasta precipitar su suicidio con un dolido reclamo escrito a los “hermanos mayores”, los sandinistas dirigentes que encontraron en todo esto la prueba de que la revolución era imposible. El Comandante Marcial había regresado para internarse en los campamentos de la zona bajo control de las FPL para no salir hasta el triunfo con la estrategia decidida por el Comando Central y el Consejo de Dirección.
Tras la muerte de los dos máximos responsables de las FPL, a Sánchez Cerén ni siquiera le correspondía por estatuto asumir la responsabilidad de las FPL, era muy joven y sin un papel relevante en las decisiones estratégicas. La dirección de las FPL lo propone cuando Salvador Guerra declina asumir esta responsabilidad. A partir de entonces, comienza el coqueteo con la línea encabezada por Handal.
Consumada la gran traición, los Acuerdos de Paz firmados en Chapultepec en 1992, fueron un triunfo para el gobierno de Salinas y su influencia regional para garantizar al Imperio el fin de la revolución en Centroamérica. Hay una foto testimonial de todo esto: Joaquín Villalobos, del ERP, entregando su fusil de combate al presidente Salinas. Villalobos asesoraría al gobierno mexicano para liquidar al EZLN. Todo sea por la democracia, de esto se trata la misión cumplida exaltada con la foto ignominiosa.
La otra foto es la de la dignidad incorruptible. Es de la compañera Tula Alvarenga, quien participó activamente en las prácticas de las FPL al lado del Comandante Marcial. Menuda y de pelo blanco, la legendaria Tía mira serena al frente. Junto a ella, Calín, el combatiente que se negó al desarme y participó en el Frente Urbano Clara Elizabeth Ramírez para reivindicar a una heroica compañera y continuar la lucha armada con la bandera en alto de las FPL Farabundo Martí. Triste expresión la del rostro de Calín en la foto por los sufrimientos de una sobrevivencia incorruptible. Por la dignidad revolucionaria, la foto circula en las redes sociales como prueba del fantasma anticapitalista radical que recorre el mundo.
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