El mercado automovilístico de EEUU da señales preocupantes: llevan cuatro meses cayendo las ventas, mientras que el número de vehículos acumulados en los almacenes ha aumentado hasta alcanzar el nivel de la crisis de 2009, informa la cadena Vestifinance.
Los fabricantes demoran los envíos de autos a los distribuidores ya que las ventas a los finales destinatarios quedan interrumpidas.
Según el medio, una de las causas principales son la cantidad de deudas que acumulan los estadounidenses y cuando ya están hasta el cuello, infringen el plazo de los pagos. Lo que significa, a su vez, que para muchas familias estadounidenses comprar un coche nuevo simplemente no figura entre sus planes.
La GM indica en un informe que el incremento del número de coches y el período de su estancia en almacenes se debe a las falsas esperanzas de unas ventas más altas, ya que los dirigentes aumentaron la producción a sabiendas para poder entregar luego un auto a cada cliente interesado. Sin embargo, es obvio que esto no es del todo así.
El periodista estadounidense de Automotive News, Nick Bunkley, comentó con preocupación que había más de 930.000 coches acumulados en almacenes de EEUU y que desde hace nueve años y medio (desde noviembre de 2007) no ha había habido tal número de vehículos, criando polvo en almacenes o en estands de distribuidores.
La cadena rusa se pregunta si tal estadística significaría una nueva recesión en EEUU y si el Sistema de la Reserva Federal finge diciendo que la economía sigue recuperándose y si en realidad se podría hablar de un serio deterioro de la situación macroeconómica.
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