¿NOS EQUIVOCAMOS?
Por qué tantas personas piensan que son de clase media aunque no lo sean
Según los estudios, la clase media está dirigiéndose hacia la extinción, pero buena parte de la población considera que forma parte de ella. Te explicamos los motivos
Yo soy de clase media. Tú eres de clase media. Él es de clase media. Poca gente se considera "pobre", por mal que suene, y tampoco millonaria, a menos que se codé con la élite financiera. Si nos acercamos a algún extraño por la calle y le abordamos, preguntándole qué es, es muy probable que diga estas dos palabras que conforman un estatus. Por ello los políticos en los mitines suelen dirigirse a este grupo heterogéneo.
En realidad hay poco consenso sobre lo que significa realmente pertenecer a la clase media. Sabemos que es un concepto engañoso, pues aunque tengas los mismos ingresos no vivirás igual en Madrid que en Huelva. Sucede lo mismo en Estados Unidos, donde casi el 70% de la sociedad se denomina clase media, aunque luego algunas declaraciones descoloquen, como la del ingeniero de software Marvin Chan, que vive en Palo Alto (California) y a pesar de ganar 400.000 dólares al año (unos 354.000 euros) aseguró recientemente que se considera de clase media por la cantidad de gastos mensuales que tiene que afrontar.
La clase alta no se considera como tal, debido a que los ingresos están relacionados con el nivel de vida que llevemos y la ciudad en la que vivimos
Desde 1980, en el país de las oportunidades, solo la clase alta ha mantenido el nivel de sus ingresos en línea con la economía del país. En el caso de la clase media, se ha quedado muy estancada con respecto al crecimiento económico general. En España ha sucedido algo parecido. Entre mediados de los ochenta y los noventa ingresaron un 1% más, pero en los últimos 10 años el porcentaje se ha reducido al 0,3%, y a lo largo de los últimos 30 años el aumento de sus ingresos fue un 33% menor que el de la clase alta.
Si es una clase social que parece estar al borde del colapso y la desaparición, quizá lo que verdaderamente deberíamos cuestionarnos es por qué tantas personas que encajan en otras clases (como el caso de Chan, recientemente, u otra historia que salió recientemente en la 'CNBC' sobre una pareja que gana 500.000 dólares al año -unos 448.000 euros-) se siguen identificando con la clase media.
Vayamos a la clase alta. Es innegable que, cuanto más tienes, más gastas. El planificador financiero Robinson Crawford tiene una teoría, que comparte en 'Fast Company': "Mi opinión es que las personas que tienen que trabajar para mantener su nivel de vida se consideran de clase media". Sobre todo si, conforme vas ganando dinero, cambias de estilo de vida. Aquello que considerabas producto de lujo cuando eras de clase media pasa a convertirse en algo fundamental cuando tienes una posición más elevada, te acostumbras a ello y vuelves al punto de partida. "La trampa es el estilo de vida", añade Crawford. "La idea de que tu familia debe continuar gastando auténticas millonadas para mantenerse saludable y feliz es el error".
Los proletarios sabían lo que eran. En España buena parte de la clase media ha pasado a ser clase baja sin identificarse con ello
Por supuesto, como apuntábamos antes, tampoco es lo mismo vivir en una ciudad que crece y se gentrifica, como podrían ser Londres, Nueva York o San Francisco, a vivir en un pueblo. Pese a que los ingresos son los mismos, son los gastos los que realmente dicen si formas parte de una clase u otra. El capitalismo acérrimo y la idea adoptada de Estados Unidos del Sueño Americano han calado hondo, pero en un mercado cambiante y fluctuante esto no augura nada bueno: "A medida que aumentan los costes de la vivienda, te sientes más pobre pero no sabes cómo atajar el siguiente paso". Comida, hipoteca, vacaciones, niños, coche, ocio... a ver quién paga todo eso.
¿Dónde quedamos nosotros?
La siguiente pregunta es irremediable: si alguien que gana 400.000 dólares al año piensa que tiene gastos suficientes como para considerarse de clase media, ¿dónde nos coloca eso a nosotros? España es, según los estudios, el único país junto con Suecia donde casi toda la población que ha abandonado la clase media (un 3,7%) ha pasado a ser de clase baja (3,6%). El fenómeno es curioso, igual que Chan se siente de clase media pese a ser de clase alta debido a sus gastos, también sucede al contrario: la clase baja continúa considerándose de clase media por méritos propios en nuestro país.
Es un peligro. Muchas personas de clase alta no pueden considerarse como tal porque tienen una visión distorsionada de la realidad. Por un lado, ¿cómo vas a ser de clase alta si conoces a alguien que puede permitirse más vacaciones que tú? Por otro, muchas personas sienten cierta ira hacia las clases acomodadas por lo que no quieren formar parte de ese grupo que desprecian. Por otro lado, la clase baja tiene el mismo estigma social, y si consideramos que solamente las personas en auténtica situación precaria pertenecen a ella es normal que tampoco nos sintamos identificados. La clase proletaria tradicional tenía muy claro a qué pertenecía y luchaba en consecuencia.
Esta amalgama de personas que equivocadamente se consideran de una clase que está en franca decadencia no puede traer nada nuevo. En un mundo que tiende hacia la automatización, donde se encargan de recordarnos continuamente que para 2025 muchos de nuestros empleos habrán desaparecido, con creciente desilusión, sentimientos nacionalistas y antiglobalización no parece que las cosas vayan a mejorar, con la OCDE advirtiendo sobre el declive de esta clase a la que, se supone, todos pertenecemos. Quizá tengamos que dejar de mentirnos a nosotros mismos o redefinir el concepto en un mundo que tiende más y más hacia la polaridad. Un enorme barco donde viajan juntas la clase de lujo y la tercera clase pensando que sus camarotes y literas son enormemente parecidos.
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