Transnacionales de la fe y la periodista Mónica Gónzalez ganan el Ortega y Gasset de Periodismo
La investigación “Transnacionales de la fe”, liderada por Columbia Journalism Investigations (CJI) y el Centro Latinoamericano de Investigación Periodística (CLIP) obtuvo el prestigioso premio Ortega y Gasset a la mejor investigación de 2019, por revelar, en colaboración con 15 medios de investigación, entre estos El Faro, la influencia que líderes evangélicos apadrinados por la Casa Blanca ejercen en decisiones de Gobiernos de Latinoamérica. El jurado también homenajeó con el premio a la "trayectoria" a la periodista chilena Mónica González, quien desde el 1 de junio de 2018 es la Defensora del Lector de El Faro.
El Ortega y Gasset lo entrega anualmente el periódico El País y constituye uno de los galardones de periodismo más prestigiosos de Iberoamérica. “Transnacionales de fe” fue publicada el 12 de agosto de 2019 por el Centro Latinoamericano de Investigación Periodística (CLIP) y Columbia Journalism Investigations después de una investigación de un año de duración. El Faro y otros 15 medios del continente contribuyeron en la investigación y publicaron reportajes que mostraban la relación de sus propios gobernantes con los pastores cercanos a la Casa Blanca.
La investigación fue coordinada por las prestigiosas periodistas Giannina Segnini y María Teresa Ronderos, ambas fundadoras de CLIP, una organización de periodismo que nació en paralelo a este proyecto de investigación. Segnini también dirije el Columbia Journalism Investigations, de la Universidad de Columbia, donde es profesora.
Según el jurado, citado por El País hace una semana, se eligió como mejor investigación a Transnacionales de la fe “por el importante esfuerzo realizado para tratar un asunto grave y serio que afecta a la desprotección de miles de personas pertenecientes a comunidades especialmente vulnerables, que ven sus derechos violados por sus creencias o identidades sexuales”.
Segnini explica a El Faro que la idea que dio a pie a la investigación surgió de un pequeño encontrón con la realidad, a finales de 2018, durante las elecciones de Costa Rica, de donde ella es originaria. Segnini vive en Nueva York y el día de las elecciones se ofreció como voluntaria del Tribunal Supremo Electoral en una mesa electoral en Nueva York. "A la una de la tarde, al centro de votación llegaron unos cuatro buses nuevos con gente llena de propaganda del candidato Fabricio Alvarado (fundamentalista evangélico que perdió la elección contra Carlos Alvarado). Los traían del culto, muchos eran inmigrantes de segunda generación, entonces no hablaban español, tenían la cédula recién emitda y algunos ni sabían distinguir entre los dos candidatos que tenían el mismo apellido", relata Segnini.
Para Segnini aquello fue una epifanía. "Yo dije ¿qué es esto? Fue un golpe de realidad. Los traían a votar inmediatamente después del culto evangélico. Después, ya en la investigación, hablamos con políticos y expresidentes y nos decían: lo primero que hacemos es buscar el voto evangélico porque son muy obedientes", dice Segnini.
Segnini, que también ha ganado numerosos premios internacionales de periodismo como el María Moors Cabot, dice que el premio Ortega y Gasset tiene un sabor especial porque al principio de la investigación algunos de sus colegas periodistas actuaron con escepticismo al saber el tema que estaba investigando. "Nadie quería ponerle atención a esto, hay mucha arrogancia para querer entender estas burbujas".
Lo más difícil de la investigación, dice, fue encontrarle el ángulo. "Lo que hicimos para resolver eso fue decirle a todos los medios que rastrearan actividades de algunos grupos evangélicos estadounidenses en sus países", explica. Segnini dice valorar especialmente el aporte del medio hondureño Contracorriente, que descubrió que el presidente Juan Orlando Hernández se había estado reuniendo con personajes de Capitol Ministries, la organización protagonista de toda la trama revelada en la investigación. En realidad, para ese momento, ni Segnini ni nadie tenía idea de Capitol Ministries. "Pero comenzamos a buscar y nos dimos cuenta que son pastores que no solo están en Honduras sino también en la Casa Blanca y en todas partes", dice.
María Teresa Ronderos, periodista colombiana de referencia y directora de Clip, considera que la investigación refleja los alcances del periodismo en el que se enlazan diversos medios. “Este premio es un empujón muy grande para el periodismo colaborativo en América Latina. Los problemas que enfrentamos son enormes y muchos de ellos trascienden fronteras y la única manera de enfrentarlos es haciendo investigación transfronteriza. Eso de que la unión hace la fuerza nunca había sido tan cierto”, dice.
Ronderos explica que CLIP se montó en la investigación cuando ya Columbia Journalism Investigations llevaba seis meses de avance. CLIP fue clave para extender las indagaciones en el continente. Ronderos también señala que una de las dificultades fue dejar claro que la investigación no era un ataque. “Esto no es una crítica la religión. Lo que queríamos era denunciar el abuso del poder religioso sin que se tomara como un ataque a las creencias de la gente. Una cosa muy distinta es querer imponerle mediante estas alianzas políticas sus creencias a todo el resto de la gente de un país”, explica Ronderos.
La investigación identifica a personajes del círculo de Donald Trump como impulsadores de una agenda fundamentalista en América Latina para lo cual piden el apoyo de los gobernantes, a cambio de brindarles entrada a las masas. El capítulo sobre El Salvador lo hizo El Faro y en la pieza escrita por la periodista María Luz Nochez se revelan las cercanías y las relaciones de pastores de la Oficina de la Fe de la Casa Blanca y de la Latino Coalition for Israel con el presidente Nayib Bukele. Los acuerdos alcanzados entre Bukele y los pastores Mario Bremnick y Franklin Cerrato permanecen en secreto pero de manera coincidente, El Salvador ha mantenido una postura bastante apegada a las iglesias evangélicas desde su llegada al poder.
“En momentos en los que el presidente de la República está haciendo un uso tan deliberado de lo religioso para manipular las emociones de sus seguidores, la investigación es más pertinente que nunca. No solo porque explica la insistencia por hacer creer que las cosas pasan por intervención divina mediada por él, sino por esa práctica arrastrada por todos los partidos políticos de negociar caudal político por caudal de votos con las iglesias, lo cual ha frenado y sigue obstaculizando el avance en políticas relacionadas con derechos sexuales y reproductivos y derechos para las poblaciones LGBTI”, opina Nóchez.
En la categoría de ‘mejor cobertura’ el trabajo ganador es “Aragón, pueblo a pueblo” , un especial multimedia difundido por el Heraldo de Aragón. El premio a ‘mejor fotografía’fue asignado a María de Jesús Peters, por una imagen tomada en Chiapas durante la crisis migratoria de junio de 2019, publicada en el periódico mexicano El Universal.
Jurado: "Mónica González entiende el compromiso desde la humildad y la humanidad"
El jurado de la 37° edición del premio Ortega y Gasset otorgó el premio de trayectoria a la fundadora y exdirectora del Centro de Investigación Periodística de Chile (CIPER), Mónica González. “Es una periodista de raza, de una trayectoria impecable, emprendedora, que ha vivido en contextos muy complicados –en los que ser periodista y, sobre todo, mujer periodista, era especialmente difícil”, dice el jurado, según una publicación de El País.
González es una de las periodistas más prestigiosas de América Latina. Ha recibido gran cantidad de reconocimientos internacionales, entre ellos el premio Louis M. Lyons por Conciencia e Integridad en el Periodismo, que otorga la Universidad de Harvard; el premio María Moors Cabot de la Universidad de Columbia; el Premio Unesco a la Libertad de Expresión; y el Premio Homenaje de la Fundación para el Nuevo Periodismo Iberoamericano Gabriel García Márquez (FNPI). También es miembro del Consejo Rector de la Fundación García Márquez para el Nuevo Periodismo Iberoamericano.
Tras el golpe de Estado contra el presidente Salvador Allende, perpetrado por el general Augusto Pinochet el 11 de septiembre de 1973, González se exilió en París. Volvió a Chile a finales de esa década y trabajó como corresponsal para diversos medios internacionales. Fundó y dirigió Diario Siete y la revista Siete + 7. Fue subdirectora de La Nación y corresponsal de Clarín, de Argentina. Ha escrito varios libros, entre ellos, La Conjura, sobre el golpe de Estado de 1973, Bomba en una calle de Palermo; Los Secretos del Comando Conjunto; Chile Entre el Sí y el No; y Los Secretos del Imperio de Karadima, el libro que siguió a una serie de reportajes en conjunto con Gustavo Villarubia y Juan Andrés Guzmán, y que destaparon la red de pederastia del sacerdote Fernando Karadima que remeció a toda la jerarquía eclesiástica de Chile.
“[González] entiende el compromiso desde la humildad y la humanidad, dos cualidades que transmite en todos sus trabajos y proyectos”, agrega el acta del jurado sobre la periodista chilena.
“Para ser franca, esa parte me hizo llorar”, dice González a El Faro. “Lloré porque uno en este oficio tiene un ego grande y además, después de cubrir y ver tanta desgracia, uno aprende a querer más a los suyos, entonces me enorgullece y me alegra mucho que eso digan de mí, que ven humanidad”.
La periodista chilena explica que incluso en los corruptos se puede encontrar humanidad. “Nadie nace víctima o victimario, la sociedad es una máquina que te hace una cosa o la otra. Y a mí los corruptos también me interesan porque en nuestros países hay impunidad y entonces me gusta cuando un corrupto queda expuesto, me encanta. En nuestros países si no hay justicia hay esa sanción social”.
Para González, el reconocimiento a su trayectoria llega en un momento en el que el periodismo es más importante que nunca. “Los periodistas somos el cordón umbilical de la ciudadanía”, dice González, quien explica que en la mayoría de países la ciudadanía ha tenido que subsistir encerrada en sus hogares sin saber exactamente qué es lo que está ocurriendo, en medio de cuatro crisis: la económica, la política, la de salud y la de corrupción, “que siempre ha estado ahí”.
"Hoy más que nunca, el periodismo es importante", concluye.
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