Entre el orden y el desorden se busca un “nuevo orden mundial”
La tercera década del Siglo XXI se nos presenta dramáticamente, ya desde hace un año, con la pandemia por el coronavirus, con gravísimas secuelas de 124 millones de contagiados y casi 2,8 millones de muertes en todo el mundo, sin horizonte de solución inmediata.
El tema se agrava con una caída de la producción y circulación económica mundial, que impacta muy fuerte sobre la mayoría empobrecida de la población. Se trata de un cuadro que potencia la desigualdad social y agiganta la inequidad del “orden” capitalista. Cuando más se requiere de cooperación internacional, lo que sucede son respuestas “nacionales” de países que detentan el poder económico, profundizando la anarquía de la sociedad contemporánea, en una especie de “sálvese quien pueda”. La discriminación social también opera al interior de los países, más allá de su capacidad económica.
El “desorden” es la norma del sistema mundial y convoca a pensar en nuevas normalidades del sistema mundial. Recientemente Boris Johnson explicitó el interés británico por intervenir en una revisión estratégica del orden global desde la “guerra fría”.[1] Importa observar las señales que vienen de Londres si pensamos en la larga duración de la hegemonía imperialista inglesa hasta su desplazamiento en 1945 por EEUU. Del poder británico al yanqui en siglo y medio de dominación imperialista, en un momento de disputa por la hegemonía del orden/desorden actual. Del viejo orden liderado por la libra esterlina se pasó al delineado por el poder del dólar estadounidense. Ni el yen ni el euro pudieron en sus intentos de disputa y el yuan es muy nuevo en su presencia como moneda global para disputar lo que por ahora acontece en la producción y en la circulación de bienes y servicios. Por eso, entre otras cuestiones es que opera la “guerra comercial” entre EEUU y China.
Lucha económica y política
Lo que existe es un “desorden” de la realidad y un debate en la cúpula del poder, por lo que se ventilan distintas estrategias para definir el poder global. Ello nos convoca también a pensar en términos de contrapoder. Existen viejos y nuevos actores en la disputa por la dirección del orden mundial, donde los intereses económicos y la producción de valor y plusvalor sustentan las estrategias diplomáticas, culturales, políticas.
Por eso, el desorden atraviesa el comercio de las vacunas y la salud privatizada, como esfera de negocios de laboratorios que disputan la apropiación del excedente económico en todo el planeta. Pasqualina Curcio Curcio, economista venezolana denuncia que la base de la inversión de base para el desarrollo de las vacunas está en el Estado y organizaciones de ciencia y técnica no lucrativas, con un aporte solo del 25% del total de los laboratorios privados.[2] Completa la denuncia señalando el inmenso negocio que supone la producción y distribución de las vacunas con una ganancia monumental, que para la “farmacéutica estadounidense Moderna” supone ingresos por ventas del orden de 24.000 millones de dólares. La “Pfizer/BioNtech, también estadounidense” tendrá ingresos por venta de sus vacunas por 23.680 millones de dólares. Para el caso de “Astrazeneca/Oxford de capital inglés”, sus ingresos alcanzarán a 19.740 millones de dólares. Por su parte, “Jhonson&Jhonson” venderá por 12.700 millones de dólares. En todos los casos, se operó con una inversión privada mínima e incluso nula.
Resulta la cara más cruda del presente orden capitalista, donde lo que se exacerba es la mercantilización, como base material de las relaciones económicas asociada a la explotación de la fuerza de trabajo y el saqueo de los bienes comunes. No en vano, la lógica del presente incluye la desigualdad social sobre la base del acceso, o “no acceso”, de las personas al dinero, imprescindible para intervenir en el mercado en la compra y venta de los bienes y servicio para reproducir el metabolismo vital de la sociedad; pero también la depredación de la vida natural vía saqueo de bienes comunes usados como materias primas de un desarrollismo depredador. Extensión y dominación desde la mercantilización, desde el dinero y sus formas digitales asociadas al despliegue de las comunicaciones en la red y la destrucción del planeta por el productivismo en nuestro tiempo.
El nuevo orden buscado pretende potenciar el libre comercio, la libre competencia y el libre cambio, como formas de potenciar la liberalización de la economía, afianzando una lógica sustentada en la propiedad privada de los medios de producción. Se pretende mantener una dinámica para producir bienes de cambio, y con ellos la apropiación de ganancias y la reanudación de un ciclo de generación de excedentes para ampliar la esfera de la dominación del régimen del capital.
La democracia liberal extendida desde el poder constituyente de las burguesías a fines del Siglo XVIII, en la tradición de la revolución francesa y estadounidense, constituye el mecanismo privilegiado de la política contemporánea. Economía y política en el capitalismo, que como siempre aparece atravesada por la violencia física e intelectual, de la represión de los cuerpos y la manipulación de las conciencias y el sentido común.
¿Se trata de un destino fatal para la sociedad y los pueblos del mundo?
No, las crecientes luchas contra la mercantilización, por transformar el sentido de la producción, desde los bienes de cambio a los bienes de uso, son parte esencial de una nueva visión de orden social contemporáneo. Pero también se juega la disputa en el plano de la lucha contra el fetiche del dinero y la potencialidad de imaginar una sociedad cuya producción esté planificada para resolver necesidades vitales de la población y el planeta, para la vida del presente y del futuro. No solo interviene el poder en la definición del nuevo orden.
También pesan las opiniones de la subordinación social, racial o de género. La lucha por “otro orden” está plenamente vigente, lo que supone orientar la prédica y las acciones a favor de las más amplias e insatisfechas necesidades sociales.
Notas:
[1] Telam. Reino Unido aumentará su arsenal nuclear por primera vez desde el fin de la Guerra Fría, en: https://www.telam.com.ar/notas/202103/547585-reino-unido-arsenal-nuclear-guerra-fria.html
[2] Pasqualina Curcio Curcio. EL NEGOCIO DE LA VACUNA CONTRA EL COVID-19. LA MUESTRA MÁS INHUMANA DEL CAPITALISMO, en: https://ultimasnoticias.com.ve/noticias/especial/el-negocio-de-la-vacuna-contra-el-covid-19-la-muestra-mas-inhumana-del-capitalismo-pascualina-curcio/
Julio C. Gambina. Presidente de la Fundación de Investigaciones Sociales y Políticas, FISYP.
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