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reproducimos
La
enajenación humana de la historia
Por:
Francisco Quintanilla
Karl
Marx en su libro “Los manuscritos de 1844” (1987), expuso en una forma
profunda, estructural y punzante los tipos de enajenación humana y sus
implicaciones en la esencia humana social e individual.
Marx,
reflexionó filosóficamente sobre la enajenación del ser humano con respecto al
producto de su trabajo, con respecto al proceso productivo mismo y con respecto
a la enajenación de la especie humana. El ser humano, en este sentido, no sólo el
objeto que produce y el proceso laboral en el que lo produce se le vuelve
extraño, sino que también, él mismo al ser despojado de lo que produce, se
vuelve extraño así mismo, extrañando o desconociendo en términos generales a
los miembros de su propia especie, y en términos particulares a los miembros de
su clase social.
En
este proceso de enajenación, de extrañamiento, que al mismo tiempo es un
proceso de expropiación de lo que el obrero produce, le expropian, los más
poderosos económica y políticamente, su ser, su corporalidad y espiritualidad
humana individual y social, reduciéndolo a una cosa, a una mercancía.
Reducido
a mercancía, sin darse cuenta, el obrero y todo trabajador que desuyo deriva de
las clases desposeídas, ha sido también reducido, sin que se dé cuenta, a un
ser pasivo, sometido a las inclemencias y vejámenes de los más poderosos
económica y políticamente.
Una
de las formas más eficientes, de reducir a los obreros, campesinos, y a todas
las personas que forman parte de las clases sociales asalariadas y desposeídas,
a seres pasivos, es volverlos profundos ignorantes de su historia, de la historia
que les ha precedido. Al volverlos ignorantes y displicentes de conocer la
historia que les ha precedido, les enajenan, bajo este proceso, su historia
misma. Su historia, ya no les pertenece; le pertenece, al que los redujo a
mercancía, a cosa, a seres pasivos, que sólo se cruzan de brazos, a la espera
que su enajenador, les “resuelva” los problemas “fundamentales” de su
existencia.
Enajenados
de lo que producen, del proceso mismo en el que producen, de su especie humana
y de su historia, se vuelven, por una parte, en presas más fáciles de
manipulación por parte de los más poderoso económica y políticamente, y por
otra, en instrumento de lucha en contra de miembros de su propia clase social,
que han resistido a los procesos enajenadores, de lo que en propio les
pertenece.
Un
ser humano individual o social, personal o grupal, separado y abstraído de la
historia y de su historia, es como un pez fuera del agua, fuera de los ríos, de
los lagos, de los mares, listo para ser vendido, ser cocinado y comido.
Sacado
el ser humano de su historia, perversamente, lo han convertido en un simple
individuo deshistorizado, que no sabe, ni le interesa saber de dónde viene ni
mucho menos para dónde va. Bajo este proceso de deshistorización a que se ven
sometidos pueblos enteros en determinados momentos de la historia, como es el
caso en estos momentos de buena parte del pueblo salvadoreño, los
despersonalizan, es decir, les roban su personalidad, por una parte, y por
otra, les impiden que desarrollen su personalidad con todas sus cualidades,
capacidades y convicciones.
Cuando
al ser humano individual o grupal, le roban, le enajenan la historia y su
historia, sin que se dé cuenta, lo han rebajado a categoría de cualquier animal,
por lo que, su aspiración máxima, es la satisfacción de las necesidades
puramente fisiológicas, que, sin dejar de ser también humanas, no expresan por
sí solas lo propiamente humano. Es relativamente fácil, entonces, entender, por
qué las canastas o bolsas solidarias que el ejecutivo ha repartido al pueblo
salvadoreño, constituyen un instrumento, que refleja, por una parte, la
reducción del pueblo salvadoreño a un rebaño de ovejas hambrientas, y por otra,
refleja la manipulación del hambre de todo un pueblo, para que se traduzcan en
votos en las próximas elecciones del 28 de febrero del presente año.
Deshistorizado
y despersonalizado, buen porcentaje del pueblo salvadoreño, se ha visto y se ve
sometido, a un proceso, dicho en lenguaje salvadoreño, de “entuturamiento”, es
decir, de engaño, de atontamiento y de manipulación, por parte, del mayor
entuturador junto con su séquito de artistas de la “comunicación” manipulativa
desde la casa presidencial, quienes han sido capaces, de que este pueblo magnifique
y se concentre en las corrupciones de los gobiernos de ARENA y del FMLN y minimice al máximo e incluso obvie
absolutamente las corrupciones cometidas por el ejecutivo con todos sus ministros,
a tal grado no sólo de creer, que el actual gobierno de El Salvador, está libre
de corrupción, sino que es el salvador de El Salvador.
El
presidente de El Salvador, ha resultado ser muy hábil en los procesos de
entuturamiento de este pueblo, y ha capacitado a entuturados (tontos útiles)
para que vayan casa por casa entuturando a cuanto salvadoreño y salvadoreña, se
deje enajenar su personalidad, su conciencia y sus convicciones, aprovechando
el hambre a que ha sido sometido este pueblo, que ha visto reducida grandemente
sus posibilidades de satisfacer sus necesidades primarias, es decir, animales
propiamente dichas, y no digamos las necesidades más elevadas de la existencia
humana, es decir, las espirituales.
Tan
entutorado está el pueblo salvadoreño, que ni siquiera se percata, que el
presidente de la república, quien dice no tener dinero para invertirlo en obras
sociales, está malgastando millones de dólares en hacer campaña proselitista por
los diferentes medios de “comunicación” para favorecer sobre todo a sus
candidatos a diputados; millones de dólares, que proviene de los impuestos que
pagan la inmensa mayoría de salvadoreños y salvadoreñas.
Uno
de los graves peligros que corre actualmente el pueblo salvadoreño, es que se
acostumbre, a no ver la realidad tal como es, sino a que se la vean, se la
estructuren, se la den ya digerida de acuerdo a los intereses de los que le han
enajenado su esencia humana, es decir, uno de estos peligros mayores a que se
ve sometido el pueblo salvadoreño, es creer, al estilo del filósofo griego
Platón, que las ideas son la auténtica realidad y la realidad es una copia de
las ideas.
Al
creer que las ideas, que derivan del pensamiento del presidente de El Salvador son
la autentica realidad, y que la realidad real de El Salvador, es una falsa
realidad, estará condenado, a negarse a sí mismo como sujeto que en su relación
dialéctica con la realidad, es un sujeto activo que, al transformar
radicalmente la realidad injusta, se transforma justamente a sí mismo.
Si
el pueblo salvadoreño, se niega y se resiste, a recuperar su carácter activo y dialéctico
en su relación con la realidad real salvadoreña, se conformará como los hombres
del mito de la caverna, que describe y explica Platón, en su libro “La república”,
que encadenados dentro de una caverna y que sólo han visto durante toda su
vida, la siluetas de sus cuerpos en la pared de la caverna fruto de lo
reflejado por una fogata, un día se quitan las cadenas y deciden salir de la
caverna y cuando ven por primera vez la luz y la realidad fuera de la caverna,
se asustan y deciden regresar al interior de la caverna a seguir viendo sus sombras,
sus siluetas como la única y autentica realidad.
El
pueblo salvadoreño, despertó, momentámente para ver la cruda realidad a que fue
sometido por los gobiernos de ARENA y del FMLN, pero lamentablemente se volvió
a dormir, y soñando fuera de su realidad y de su historia, no logra captar que
entre el gobierno actual y los gobiernos de ARENA y del FMLN, hay muy poca diferencia;
son prácticamente la misma cosa.
El
pueblo salvadoreño, adormitado y sonámbulo, rechaza y desprecia la corrupción,
pero al mismo tiempo la acepta y la abraza. Rechaza y desprecia la corrupción y
a los corruptos de ARENA y del FMLN, pero contradictoriamente acepta y abraza
la corrupción del actual gobierno de El Salvador y de muchos corruptos que,
dejando los barcos hundidos de ARENA y del FMLN, hoy forman parte de la
tripulación de los partidos Nuevas Ideas y
GANA.
Este
pueblo salvadoreño, acepta y rechaza el odio que lo divide. Acepta como bueno y
necesario el odio que ha generado y dinamizado el presidente de la república
hacia los corruptos de ARENA, del FMLN y el PDC, pero rechaza que se odie al
actual gobierno y hacia la dirigencia del partido Nuevas Ideas por sus actos de
corrupción, a tal grado que el fanatismo de algunos los ha enfilado a estar
dispuestos a cometer actos de violencia contra todos aquellos que se atrevan a
criticarlos o a pensar de forma diferente de cómo piensa el presidente de la
república.
El
pueblo salvadoreño rehúye actualmente a ver, interpretar y asimilar la
realidad, la nuda realidad salvadoreña, y prefiere “vivir” cómodamente al
estilo de los hombres del mito de la caverna de Platón, alejado de la realidad
y de la historia, condenándose a vivir encadenado y esclavizado por largo
tiempo, esperando que de vez en cuando, le lleven a su caverna una bolsa
solidaria, a menos que despierte a tiempo y en el justo momento.
Encerrado
el pueblo salvadoreño en la caverna platónica, donde las ideas son la realidad
real y la realidad real es una falsa realidad, se rehúsa, a escuchar, en la voz
del viento, que se mueve libremente sin necesitar pasaporte ni visa, los
clamores de los que murieron luchando por una autentica libertad y por una
sociedad con justica social.
Esta
situación en que se encuentra en estos momentos el pueblo salvadoreño, exige de
las instituciones académicas y de las organizaciones sociales comprometidas con
los procesos de cambio estructural de la sociedad, impulsar la
desideologización de la realidad, asumir un mayor compromiso crítico y creativo,
para posibilitar, que el pueblo salvadoreño, se decida de una vez por todas
salir, del claustro cavernario a que ha sido sometido, para que sea más capaz
de enfrentar la realidad real y la transforme radicalmente.
Este
compromiso de transformar estructuralmente la sociedad salvadoreña y de
posibilitar la desideologización de esta realidad, transita en estos momentos
histórico por una pendiente, por una cuesta cada vez más perpendicular, pero que
ineludiblemente las organizaciones sociales comprometidas con un cambio
estructural real deberán transitar, si quieren ser partícipes de procesos
liberadores de todo aquello y de todos aquellos que oprimen, engañan y juegan
con la dignidad del pueblo salvadoreño.
01/02/2021
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