Ir al contenido principal

Balance político de 2019

  • Español

Balance político de 2019

Análisis
23/12/2019
nayib_bukele_-_granma.jpg
El año 2019 está a punto de llegar a su fin. Como en otros años en los cuales se tuvieron elecciones que llevaron a un relevo en el Ejecutivo, lo característico de 2019 fue la predominancia de lo político tanto en los inicios del año –cuando la campaña electoral entraba en su fase final— como durante la jornada electoral, sus resultados y los reacomodos que han tenido que realizar los dintintos actores políticos una vez que estuvo firme la victoria del ahora Presidente Constitucional de la República, Nayib Bukele. Estos reacomodos son inevitables, cuanto más si se trata de un relevo presidencial que rompe la continuidad de gestión de un partido. Ello fue evidente cuando ARENA desplazó al PDC, en 1989; cuando el FMLN desplazó a ARENA, en 2014; y ahora, cuando la alianza Nuevas Ideas-GANA forzó la salida del FMLN, en 2019, dando pie a un relevo presidencial de nuevo tipo.

Los relevos al interior de la continuidad partidaria –por ejemplo, los sucedidos en los 20 años de ARENA— también generan cambios en las líneas de acción política gubernamental e invitan a los actores políticos a posicionarse ante ellas, pero estos cambios son más drásticos –lo mismo que los desafíos planteados al resto de actores— cuando el relevo presidencial rompe con aquélla. Aquí, aunque lo que cabría esperar es una creatividad reflexiva y pragmática por parte de los distintos actores políticos, no es inusual que algunos de ellos –o todos— se desconcierten y, a los derrotados, les cueste no solo asumir su derrota como parte de un proceso en el cual, justamente, algunas veces se gana y otras se pierde, sino reconocer la legitimidad de quienes se alzaron con la victoria.

Así, a ARENA le ha sido casi que imposible recuperarse de las derrotas electorales de 2009 y 2014, y a la de 2019 el partido llegó más fracturado como nunca. Este último evento electoral puso en evidencia las divisiones y conflictos de interés que lo corroen internamente; no hay liderzagos capaces de aglutinar a los distintos grupos de interés ni a figuras que, individualmente, no ocultan su rechazo a quienes, en otros momentos, se veían como los portavoces indiscutidos de los valores y tradiciones areneras. Las acusaciones y contraacusaciones entre los mismos miembros del partido –por corrupción y por vínculos de algunos de ellos con el crimen pandilleril y organizado— están a la orden del día. El descrédito del partido es indiscutible; y no sólo por la información relativa al trasiego de fondos hacia las pandillas (algo ciertamente grave), sino por un desempeño político que ha resultado ser de elevados costos para la sociedad en materia de bienestar social, desarrollo económico y calidad educativa. Y, a resultas de todo ello, lo que parecía ser una institución fuerte, ha revelado ser tremendamente frágil.

La fragilidad también caracteriza al FMLN. Un partido muestra su fortaleza no en las victorias, sino en las derrotas, y el partido de izquierda no ha podido encajar con solvencia su reciente revés electoral en las presidenciales de 2019. Sus dirigentes de mayor presencia mediática e influencia partidaria no han querido entender que un fracaso electoral no significa necesariamente un hundimiento institucional, pero para que éste no se dé se requieren no sólo recambios en las estructuras de mando del partido, sino un proceso de reflexión interna ponderada y realista que permita posicionarse en el nuevo contexto nacional.

Hay quienes en el FMLN, por lo que se ve de su comportamiento y opiniones, se resisten a “volcarse sobre sí mismos” para identificar los fallos cometidos y proceder al cambio de rumbo que sea pertinente, sin seguir culpando a otros por el fracaso o continuar aferrados a interpretaciones ideologizadas que no toman en cuenta ni los números ni la evidencia que fácilmente se puede recabar en quienes le dieron la espalda al partido en 2019. A los más vehementes en las filas efemelenistas les resulta imposible aceptar la propuesta de que se tiene propiciar una buena gestión por parte del nuevo gobierno, lo cual supone no tomar a priori la postura de estar en contra de todo o, peor aún, la postura de obstaculizar simplemente porque se quiere que el nuevo gobierno fracase.

Nadie en su sano juicio puede obrar para que a una gestión gubernamental le salgan mal las cosas (especialmente las que mejoran la vida de las personas), sino todo lo contrario. Cuando un opositor suma sus esfuerzos al desempeño de un gobierno con el que se tienen discrepancias (y ante el cual se sufrió una derrota) eleva su calidad ética y política, y además se hace un espacio para la crítica legítima y para la negociación y los acuerdos siempre necesarios en las sociedades democráticas. A algunas figuras del FMLN esto les suena a herejía, cuando no a un ataque proveniente de derechistas neoliberales o de traidores. Es una lástima, pues se trata de un partido que, por su historia e ideales, puede aportar mucho a la edificación de una mejor sociedad. Pero antes debe refundarse. Y decidirse a aportar, junto con otros partidos y otros actores sociales, culturales y económicos, no en exclusiva como si fuera el depositario privilegiado de la igualdad y la justicia.

En cuanto a GANA, obtuvo un aire con la victoria del Presidente Bukele. No es un partido que apunte a conquistar amplios apoyos populares, sino a mantenerse vigente con un caudal que le asegure una presencia clave, en una tercera o cuarta posición, en la Asamblea Legislativa. Es Nuevas Ideas el partido que puede aspirar a la conquista de esos apoyos populares amplios, quizás relegando al FMLN a un puesto de mucha menor importancia. En el 2021, Nuevas Ideas probará su fuerza electoral por primera vez. Es prematuro anticipar desenlaces, pero nuevas formaciones políticas, competitivas, son necesarias para dinamizar la dinámica democrática de una sociedad. En el país, formaciones políticas surgidas en la postguerra (o antes del fin del guerra) no han logrado mantenerse vigentes y han terminado por desaparecer. Otras, de más larga data (PDC-PCN), han sobrevivido no sin dificultades y mutando, como el Conciliación Nacional convertido en Concertación Nacional, de forma extraña.

Por último, por el lado del nuevo gobierno, las tareas de asentarse, en la conformación del equipo de conducción del Ejecutivo, han sido cumplidas en lo fundamental. Un giro importante hacia lo que se puede calificar como “realismo pragmático” fue el rasgo más llamativo en el último trimestre del año. Este giro facilitó la aprobación del Presupuesto y ha llevado al Presidente Bukele a una búsqueda-reafirmación de alianzas internacionales que no se agotan, sin excluirlo, en Estados Unidos. El giro pragmático-realista del Presidente Bukele, de ser correcta esta apreciación, abre una ruta interesante para el diálogo político durante el próximo año. Ojalá que los distintos actores políticos –y también sociales y económicos— realicen un giro semejante y se puedan ir creando los marcos de debate y solución de problemas urgentes que afectan el bienestar social, entre los que cabe mencionar la violencia criminal –la cual está siendo tratada, como debe ser, con determinación—, las pensiones, la crisis del agua, los salarios, la migración, el fortalecimiento del sistema de salud y la potenciación de una educación pública de calidad.

San Salvador, 23 de diciembre de 2019

Luis Armando González
Profesor e investigador universitario

Nota: Esta reflexión se centra en algunas aristas de la política en 2019. Es un desarrollo de las ideas planteadas en una entrevista tenida por el autor en el Canal 23, el 16 de diciembre de 2019, bajo el título de “El manejo de la cosa pública en 2019”.

Comentarios

Entradas más populares de este blog

Las poderosas imágenes de la sangrienta guerra civil que terminó hace 25 años en El Salvador

  Las poderosas imágenes de la sangrienta guerra civil que terminó hace 25 años en El Salvador Fotos: Giuseppe Dezza Textos: BBC Mundo 16 enero 2017 FUENTE DE LA IMAGEN, GIUSEPPE DEZZA Pie de foto, El Salvador pasó en guerra toda la década de 1980. Pero el 16 de enero de 1992 se firmó la paz. Nunca fue oficialmente declarada, pero la guerra civil de El Salvador se prolongó durante más de una década. El conflicto empezó el 10 de enero de 1981, cuando el recién formado  Frente Farabundo Martí para  la  Liberación Nacional (FMLN)  anunció el inicio de su "ofensiva general". Y se prolongó oficialmente hasta el 16 de enero de 1992, cuando se firmaron los llamados  "Acuerdos de Chapultepec" , en la Ciudad de México. BBC Mundo te invita a recordar la firma de esos históricos acuerdos, y los eventos que le precedieron, con esta galería del  fotógrafo italiano Giuseppe Dezza. FUENTE DE LA IMAGEN, GIUSEPPE DEZZA Pie de foto, El conflicto dejó más de 75.000 muertos y desaparec

Vivo orgullosa y agradecida de haberme formado como médico en Cuba

  Respuesta de una médico peruana ante ataque contra Cuba Vivo orgullosa y agradecida de haberme formado como médico en Cuba Por  Edali Ortega Miranda  |  07/05/2021  |  América Latina y Caribe Fuentes:  Diario UNO La autora de este artículo expone su posición ante un panel con insultos a Cuba (Av. República de Panamá-Perú) que forma parte de la campaña de paneles publicitarios contra el comunismo que supuestamente amenaza al Perú mediante el candidato Pedro Castillo. *** No voy a detenerme en la compleja situación de un país (Cuba) que amo profundamente, pues tiene muchas, muchísimas aristas y cada una de ellas merece ser evaluada y escuchada, pero sobre todo juzgada y manejada por su gente, no por personas de otras regiones que no tienen la menor noción de lo que es Cuba y sobre todo de lo que son los cubanos. Sí voy a referirme a lo que nos toca a nosotros, a Perú, un país en franca crisis moral, política, social, económica y ni qué decir sanitaria, con un reporte oficial al día de

Chile: buscando el orden de la casa antes que llegue Trump

Chile: buscando el orden de la casa antes que llegue Trump Luciana Ghiotto Facebook Opinión 22/10/2019 Foto: Telesur - A + A Los acontecimientos de Chile de estos últimos tres días han generado sorpresa, tanto en el país como en la región. La protesta de carácter nacional no tiene dirigencias evidentes, ni delegados o voceros. Una protesta que no puede ser controlada es, desde la óptica del gobierno, más peligrosa que una huelga general o una movilización llamada por organizaciones sociales previamente reconocidas. Aquí no hay cabezas, sino puro hartazgo. La respuesta del gobierno fue volver a la imagen del 11 de septiembre de 1973, como si nunca nos hubiésemos despertado de ese día: con el toque de queda y el despliegue de los militares en las calles se avivaron los peores recuerdos de todo el Cono Sur. En las últimas 48 horas las fuerzas armadas actuaron en algunas ciudades con una notoria violencia,