Ir al contenido principal

Bukelismo y antibukelismo

 

 

Bukelismo y antibukelismo

Luis Enrique Amaya

 
 
La llamada “posideología” ha implicado una ruptura con respecto de la tensión histórica entre las ideologías de derechas e izquierdas. El encarnizado debate entre capitalismo y comunismo estaría ya en el pasado y, con él, se habrían desmoronado los marcos ideológicos que servían de soporte. Desde la década de los sesenta, cuando menos, se viene anunciando el “fin de las ideologías”, en trabajos tan distantes como los de Daniel Bell o Francis Fukuyama; sin embargo, pareciera que no pocas personas, hasta hoy, están proclamando la presunta superación de las discusiones ideológicas en El Salvador. Si así fuese, los obstinados resabios de la Guerra Fría por fin se estarían extinguiendo en el país y se habría arribado a cierta forma de “pensamiento único”, previamente anticipada por distintos autores, en virtud de la cual se suavizarían los antagonismos ideológicos o, como mínimo, se empequeñecerían las agrupaciones que los abanderaban.
Es probable que, en efecto, esa clásica dicotomía entre derechas e izquierdas haya perdido vigencia y esté debilitada. O quizás solamente ha entrado en fase de aletargamiento y, de pronto, se reactivará dentro de un tiempo. Al fin y al cabo, la historia acostumbra comportarse de manera cíclica o en espiral. A pesar de ello, no parece posible que las personas puedan liberarse plenamente de las valoraciones ideológicas acerca de cómo “deberían” funcionar el Estado y el mercado. No es una premisa realista. Tal vez se han desactualizado o desmontado “unas” ideologías, las viejas, pero no “todas” ellas. Otras ideologías habrán de surgir para estimular la acción humana, especialmente en el ámbito político.
Más allá de las definiciones académicas, que van desde las de tipo “funcionalista” (conjunto o sistema de ideas que orientan la acción) hasta las de corte “marxista” (falsa consciencia que oculta la realidad), existen dos peligros latentes que se podrían derivar de cualquier esquema ideológico: el extremismo y el dogmatismo. Cuando estos riesgos se materializan, las ideologías dificultan la aceptación y el procesamiento de las diferencias de opinión y de las evidencias que las contradicen, considerándoseles amenazas al purismo ideológico. Para reafirmarse, los grupos ideologizados propenden a la uniformidad en la visión e interpretación del mundo y al menosprecio o rechazo de las pruebas que les cuestionan. Se conducen como compartimentos estancos que se encierran en sí mismos, exhibiendo rasgos esquizoides. Hay buenos (“nosotros”) y hay malos (“los otros”) casi por naturaleza.
En el caso salvadoreño, se advierte una nueva lucha ideológica (de menor categoría), la del bukelismo contra el antibukelismo. Fiel a su estilo, El Salvador siempre se mueve en polos opuestos e irreconciliables. No suelen identificarse contendientes que merecen respeto, sino enemigos a muerte que deben eliminarse. Y si antes el conflicto en el país lo impulsaban capitalistas y comunistas, aparentemente ahora la guerra en el campo ideológico está protagonizada por bukelistas y antibukelistas. Para los primeros, Nayib Bukele es un dios al que admiran y casi veneran, y quien todo lo hace bien; para los segundos, es un demonio que aborrecen y maldicen, y quien todo lo hace mal. El extremismo y el dogmatismo, como instrumentos de ideologización, levantan la mano en las dos esquinas. Los preconceptos pesan más que los datos, y los hechos se confunden con los deseos. De seguir así, la frase de Koestler, en El cero y el infinito, volverá a entrar en vigor: “El partido no se equivoca jamás”.
Por ejemplo, en materia de homicidios, quienes a toda costa pretendan desacreditar al Gobierno encontrarán problemas tanto cuando los números suben como cuando bajan. Si las cifras se incrementan, dirán que el Ejecutivo es incapaz; pero si descienden, sostendrán que existe un pacto oscuro con grupos delictivos. En ambos sentidos, la actuación gubernamental es criticable y hasta censurable. De igual modo, quienes defiendan a ultranza al Gobierno hallarán aciertos y logros en todos los escenarios. Si los homicidios decrecen, será por la excelente estrategia oficial; y si aumentan, seguramente se deberá a que la oposición política está confabulando en contra del presidente o a que las estructuras criminales están reaccionando ante un embate heroico y sin precedentes. En las dos perspectivas, el Ejecutivo atina y nunca falla. Se trata de una locura completa y redonda, de un lado y de otro, que justifica con simplezas los propios prejuicios.
Incluso en un plano menos serio, quienes quieran destacar y aplaudir el doctorado honoris causa del presidente Bukele lo compararán con Nelson Mandela, monseñor Romero o María Isabel Rodríguez, quien posee más de diez de esos doctorados. Y quienes busquen atacarlo apuntarán que mantiene el nivel educativo de bachillerato y que ese título honorífico (no académico) también lo han obtenido figuras como Laura Bozzo (Claustro Académico Universitario), Mike Tyson (Central State University) o La Rana René (Southampton College).
Citando a Aristóteles: “La virtud es una disposición voluntaria adquirida, que consiste en un término medio entre dos extremos malos, el uno por exceso y el otro por defecto”. Lo más probable es que las lecturas y posturas extremistas estén erradas, en parte debido a su cercanía con el dogmatismo y hasta con el fanatismo. Es indispensable cultivar el sano “término medio” al interior de la sociedad, con una razonable actitud autocrítica, como vía para la verdadera desideologización de la realidad sociopolítica.
Luis Enrique Amaya es consultor internacional e investigador en materia de seguridad ciudadana, asesor de organismos multilaterales y agencias de cooperación internacional, experto en análisis y gestión de políticas públicas de seguridad basadas en evidencia.
 
Luis Enrique Amaya es consultor internacional e investigador en materia de seguridad ciudadana, asesor de organismos multilaterales y agencias de cooperación internacional, experto en análisis y gestión de políticas públicas de seguridad basadas en evidencia.

Comentarios

Entradas más populares de este blog

Las poderosas imágenes de la sangrienta guerra civil que terminó hace 25 años en El Salvador

  Las poderosas imágenes de la sangrienta guerra civil que terminó hace 25 años en El Salvador Fotos: Giuseppe Dezza Textos: BBC Mundo 16 enero 2017 FUENTE DE LA IMAGEN, GIUSEPPE DEZZA Pie de foto, El Salvador pasó en guerra toda la década de 1980. Pero el 16 de enero de 1992 se firmó la paz. Nunca fue oficialmente declarada, pero la guerra civil de El Salvador se prolongó durante más de una década. El conflicto empezó el 10 de enero de 1981, cuando el recién formado  Frente Farabundo Martí para  la  Liberación Nacional (FMLN)  anunció el inicio de su "ofensiva general". Y se prolongó oficialmente hasta el 16 de enero de 1992, cuando se firmaron los llamados  "Acuerdos de Chapultepec" , en la Ciudad de México. BBC Mundo te invita a recordar la firma de esos históricos acuerdos, y los eventos que le precedieron, con esta galería del  fotógrafo italiano Giuseppe Dezza. FUENTE DE LA IMAGEN, GIUSEPPE DEZZA Pie de foto, El conflicto dejó más de 75.000 muertos y desaparec

Vivo orgullosa y agradecida de haberme formado como médico en Cuba

  Respuesta de una médico peruana ante ataque contra Cuba Vivo orgullosa y agradecida de haberme formado como médico en Cuba Por  Edali Ortega Miranda  |  07/05/2021  |  América Latina y Caribe Fuentes:  Diario UNO La autora de este artículo expone su posición ante un panel con insultos a Cuba (Av. República de Panamá-Perú) que forma parte de la campaña de paneles publicitarios contra el comunismo que supuestamente amenaza al Perú mediante el candidato Pedro Castillo. *** No voy a detenerme en la compleja situación de un país (Cuba) que amo profundamente, pues tiene muchas, muchísimas aristas y cada una de ellas merece ser evaluada y escuchada, pero sobre todo juzgada y manejada por su gente, no por personas de otras regiones que no tienen la menor noción de lo que es Cuba y sobre todo de lo que son los cubanos. Sí voy a referirme a lo que nos toca a nosotros, a Perú, un país en franca crisis moral, política, social, económica y ni qué decir sanitaria, con un reporte oficial al día de

Chile: buscando el orden de la casa antes que llegue Trump

Chile: buscando el orden de la casa antes que llegue Trump Luciana Ghiotto Facebook Opinión 22/10/2019 Foto: Telesur - A + A Los acontecimientos de Chile de estos últimos tres días han generado sorpresa, tanto en el país como en la región. La protesta de carácter nacional no tiene dirigencias evidentes, ni delegados o voceros. Una protesta que no puede ser controlada es, desde la óptica del gobierno, más peligrosa que una huelga general o una movilización llamada por organizaciones sociales previamente reconocidas. Aquí no hay cabezas, sino puro hartazgo. La respuesta del gobierno fue volver a la imagen del 11 de septiembre de 1973, como si nunca nos hubiésemos despertado de ese día: con el toque de queda y el despliegue de los militares en las calles se avivaron los peores recuerdos de todo el Cono Sur. En las últimas 48 horas las fuerzas armadas actuaron en algunas ciudades con una notoria violencia,