Contradicciones de la izquierda en EEUU
Diario ¡Por esto! (Mérida)
El sueño de crear en Estados Unidos un súper mayoritario partido de la izquierda a partir de las cenizas del viejo partido demócrata podría lograrse de la noche a la mañana si el senador Bernie Sanders dejara de trabajar contra la generación de jóvenes que energizó su campaña en el enfrentamiento con Hillary Clinton.
Esa es la idea que expone la escritora, profesora y activista política estadounidense Gail McGowan Mellor en un artículo con su firma publicado en el semanario estadounidense Huffington Post el 27 de septiembre.
Se calcula que dos terceras partes de los votantes en EE.UU. se oponen a las interminables guerras que libra su país, a la concesión de subsidios a las grandes corporaciones y a la corrupción. Son protectores del medio ambiente y abogan por la seguridad pública, las ciencias y la justicia social. Si se les lograra unir, arrollarían en cualquier sufragio.
En la actualidad, hay quienes trabajan por la creación de un nuevo gran partido de la izquierda. No lo hacen con un enfoque minorista, porque quienes tienen este empeño son el 60% del total de electores y el 78% de los independientes, asevera Mellor.
Pero varias veces en el último año el proyectado nuevo partido progresista auto organizado ha estado próximo a hacerse viable y ha sido bloqueado por Sanders, quien ha priorizado la unificación y limpieza del profundamente dividido y corrupto partido demócrata, al que él mismo no pertenece.
El senador estadounidense Bernie Sanders fue candidato a la presidencia en 2016 promovido por jóvenes progresistas del partido demócrata que estaban decididos a limpiar la política de Estados Unidos, salir de las guerras interminables, restaurar las redes de seguridad y luchar contra el cambio climático. Pero no habían encontrado en el nivel federal de los dos partidos del establishment a alguien que no recibiera dinero de las grandes corporaciones. Bernie era un político independiente (sin partido) que hacía 42 años venía ocupando cargos políticos locales y federales sin recibir respaldo partidista ni dinero corporativo. Político convincente, bien informado y apasionado, pero desconocido a nivel nacional, fue exaltado al candelero político y hacia la victoria por jóvenes de entre 18 y 50 años de edad, de la Generación del Milenio (millennials), con edad promedio de 37 años y miras puestas en hacer cambios en la cultura y la política, sin propósitos imperialistas y en favor de una reconstrucción democrática de la sociedad.
En diversos momentos Sanders rechazó llamados de muchos de los “millennials”, de que saliera de la tutela demócrata y creara un nuevo partido. Pero, en vez de fijarse esto como meta, Sanders insistió en que él podía restaurar el partido demócrata a su vieja gloria de partido de los trabajadores.
Sin militar en el dividido y corrupto partido demócrata, cuyos partidarios apenas representan el 28% del electorado inscrito, Sanders decidió trabajar por lograr la reunificación de éste. A tal efecto, llamó a sus simpatizantes a registrarse como demócratas, en detrimento de las filas progresistas que le habían promovido y que, por tal motivo, se dividirían y debilitarían.
Los demócratas le habían aceptado como su precandidato a la Presidencia porque les proporcionaba una imagen competitiva que legitimaba a Hillary Clinton, su ya decidido candidato. La dirigencia demócrata calculaba que vencer a Bernie sería tarea fácil para ella. De hecho, gracias a la generación del milenio, Bernie demostró desde el primer mes de campaña que en pocas horas podía reunir una multitud entusiasta en cualquier ciudad, algo que Hillary no podía hacer pese al abundante dinero corporativo con que contaba.
Pero ni Sanders ni sus partidarios sabían que las primarias demócratas, con sus fabulosos gastos públicos, son siempre fraudulentas y su resultado es predeterminado a puertas cerradas. Y lo mas grave es que el partido ve esto como un derecho suyo.
En diversos momentos, Sanders rechazó la idea de muchos en la generación del milenio, de salirse de la tutela demócrata y crear un nuevo partido de izquierda. No pocos de ellos se consideraban engañados por el partido demócrata, y traicionados por Sanders. Las amañadas primarias demócratas terminaron en junio de 2016 con la designación de Hillary como candidata del partido.
Las encuestas mostraban que la Clinton y Trump estaban entonces pelo a pelo a cuatro meses de la votación de noviembre. Encuestas posteriores han demostrado que en los comicios de 2016, Sanders hubiera barrido contra Trump. Una de ellas sugirió que Sanders habría obtenido el 56% de los votos, “una avalancha”.
Siendo aspirante a la candidatura presidencial demócrata, Sanders dijo a la revista TIME que lo que él estaba librando no era una campaña electoral sino un “movimiento conducente a una revolución para la cual él trataba de crear conciencia política”.
Fuente: https://www.poresto.net/ver_nota.php?zona=yucatan&idSeccion=16&idTitulo=598303
Esa es la idea que expone la escritora, profesora y activista política estadounidense Gail McGowan Mellor en un artículo con su firma publicado en el semanario estadounidense Huffington Post el 27 de septiembre.
Se calcula que dos terceras partes de los votantes en EE.UU. se oponen a las interminables guerras que libra su país, a la concesión de subsidios a las grandes corporaciones y a la corrupción. Son protectores del medio ambiente y abogan por la seguridad pública, las ciencias y la justicia social. Si se les lograra unir, arrollarían en cualquier sufragio.
En la actualidad, hay quienes trabajan por la creación de un nuevo gran partido de la izquierda. No lo hacen con un enfoque minorista, porque quienes tienen este empeño son el 60% del total de electores y el 78% de los independientes, asevera Mellor.
Pero varias veces en el último año el proyectado nuevo partido progresista auto organizado ha estado próximo a hacerse viable y ha sido bloqueado por Sanders, quien ha priorizado la unificación y limpieza del profundamente dividido y corrupto partido demócrata, al que él mismo no pertenece.
El senador estadounidense Bernie Sanders fue candidato a la presidencia en 2016 promovido por jóvenes progresistas del partido demócrata que estaban decididos a limpiar la política de Estados Unidos, salir de las guerras interminables, restaurar las redes de seguridad y luchar contra el cambio climático. Pero no habían encontrado en el nivel federal de los dos partidos del establishment a alguien que no recibiera dinero de las grandes corporaciones. Bernie era un político independiente (sin partido) que hacía 42 años venía ocupando cargos políticos locales y federales sin recibir respaldo partidista ni dinero corporativo. Político convincente, bien informado y apasionado, pero desconocido a nivel nacional, fue exaltado al candelero político y hacia la victoria por jóvenes de entre 18 y 50 años de edad, de la Generación del Milenio (millennials), con edad promedio de 37 años y miras puestas en hacer cambios en la cultura y la política, sin propósitos imperialistas y en favor de una reconstrucción democrática de la sociedad.
En diversos momentos Sanders rechazó llamados de muchos de los “millennials”, de que saliera de la tutela demócrata y creara un nuevo partido. Pero, en vez de fijarse esto como meta, Sanders insistió en que él podía restaurar el partido demócrata a su vieja gloria de partido de los trabajadores.
Sin militar en el dividido y corrupto partido demócrata, cuyos partidarios apenas representan el 28% del electorado inscrito, Sanders decidió trabajar por lograr la reunificación de éste. A tal efecto, llamó a sus simpatizantes a registrarse como demócratas, en detrimento de las filas progresistas que le habían promovido y que, por tal motivo, se dividirían y debilitarían.
Los demócratas le habían aceptado como su precandidato a la Presidencia porque les proporcionaba una imagen competitiva que legitimaba a Hillary Clinton, su ya decidido candidato. La dirigencia demócrata calculaba que vencer a Bernie sería tarea fácil para ella. De hecho, gracias a la generación del milenio, Bernie demostró desde el primer mes de campaña que en pocas horas podía reunir una multitud entusiasta en cualquier ciudad, algo que Hillary no podía hacer pese al abundante dinero corporativo con que contaba.
Pero ni Sanders ni sus partidarios sabían que las primarias demócratas, con sus fabulosos gastos públicos, son siempre fraudulentas y su resultado es predeterminado a puertas cerradas. Y lo mas grave es que el partido ve esto como un derecho suyo.
En diversos momentos, Sanders rechazó la idea de muchos en la generación del milenio, de salirse de la tutela demócrata y crear un nuevo partido de izquierda. No pocos de ellos se consideraban engañados por el partido demócrata, y traicionados por Sanders. Las amañadas primarias demócratas terminaron en junio de 2016 con la designación de Hillary como candidata del partido.
Las encuestas mostraban que la Clinton y Trump estaban entonces pelo a pelo a cuatro meses de la votación de noviembre. Encuestas posteriores han demostrado que en los comicios de 2016, Sanders hubiera barrido contra Trump. Una de ellas sugirió que Sanders habría obtenido el 56% de los votos, “una avalancha”.
Siendo aspirante a la candidatura presidencial demócrata, Sanders dijo a la revista TIME que lo que él estaba librando no era una campaña electoral sino un “movimiento conducente a una revolución para la cual él trataba de crear conciencia política”.
Fuente: https://www.poresto.net/ver_nota.php?zona=yucatan&idSeccion=16&idTitulo=598303
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