Davos y el 'orden liberal'
Michael Roberts
25/01/2019
El Foro Económico Mundial comienza hoy en Davos, Suiza. Hace dos años, el presidente chino Xi Jinping hizo el discurso de apertura, en el que sostuvo la necesidad demás comercio e inversión global en contraposición a las amenazas del presidente estadounidense Donald Trump tras su elección de imponer aranceles para proteger (supuestamente) a los trabajadores estadounidenses. El año pasado, el propio Trump apareció para informar al público de lideres empresariales, financieros y magnates de los medios sociales de alta tecnología, así como a otros jefes de gobierno, que 'America Primero' continuaría y que la guerra comercial con China se intensificaría.
Este año, tal es la inestabilidad política en todas las grandes economías que ni Trump (a causa del cierre del gobierno de EE.UU. en el conflicto fiscal sobre la construcción del ‘muro' con México), ni Xi estarán en Davos; ni el presidente francés Macron (enfrentado a las protestas de los “chalecos amarillos”), ni la primera ministra del Reino Unido, Theresa May (sumida en la debacle del Brexit). Sólo el primer ministro japonés Abe y la canciller alemana Merkel , ya de salida, estarán allí.
Davos es el centro de debate de los líderes y seguidores del capital global y de la globalización (libre circulación del capital multinacional y del comercio sin restricciones nacionales). La globalización es parte del proyecto neoliberal para maximizar las ganancias, aunque este objetivo es camuflado por la teoría económica convencional con la respetable opinión de que traerá crecimiento y más ingresos para todos.
La élite de Davos sabe que esta propaganda se ha venido abajo por la evidencia de la pobreza y la desigualdad. Así que los organizadores de Davos quieren centrarse en revertir el creciente declive de la ‘globalización', es decir, en la defensa del libre comercio y la circulación de capitales (¿y el trabajo?) ante el crecimiento lento y débil tras la Gran Recesión y el surgimiento del ‘populismo’, plasmado en los gobiernos de Italia, Hungría y Polonia en Europa, Trump en los EE.UU. y Bolsonaro en Brasil (que estará en Davos para la inauguración).
Sin embargo, mientras los ricos y los poderosos se reúnen para discutir sobre el mundo, el FMI ha publicado su último pronóstico del crecimiento real del PIB mundial y ha rebajado su pronóstico por segunda vez en tres meses. Ahora cree que la economía global se expandirá un 3,5% en 2019, menos que en 2018. Esta sería la tasa más baja desde 2016. Parece que las optimistas expectativas de un retorno a las tasas de crecimiento bruto y del comercio anteriores a la Gran Recesión se han desvanecido de nuevo. La Larga Depresión de bajo crecimiento, débil comercio, baja inversión y, sobre todo (para los trabajadores) de bajo crecimiento de los ingresos reales, continuará un año más, el onceavo. “La expansión global se está debilitando y a una velocidad que es algo más rápida de lo esperado.” El FMI todavía cree que el crecimiento alcanzará el 3,6% en 2020, pero los riesgos, sin embargo, apuntan a una “inclinación a la baja”.
El informe del FMI se conoció la misma semana que la noticia de que el crecimiento del PIB real de China en el cuarto trimestre de 2018 se había reducido a apenas un 6,4% interanual, la tasa más baja desde la Gran Recesión. Por supuesto, esta tasa de crecimiento es aún mucho más alta que cualquiera de las economías capitalistas del G7, que sólo puede mostrar un crecimiento entre cero (Italia) y 2,5% (EE.UU.). A principios de este mes, el centro neurálgico de la economía de Europa, Alemania, registró en 2018 la tasa de crecimiento más débil en cinco años. Y la tasa de crecimiento de China sigue siendo más alta que la de cualquier otra economía del G-20, excepto la India (y la medición del PIB indio es aún más dudosa que la de los economistas convencionales para China).
El crecimiento del comercio mundial en la era de la globalización desde mediados de la década de 1980 creció más rápido que el PIB mundial en una relación promedio de alrededor de 2 a 1. Y los activos financieros se dispararon. Pero desde la Gran Recesión, el crecimiento del comercio apenas ha seguido una tasa de crecimiento del PIB mundial inferior y los activos financieros globales se han estancado en relación con el PIB mundial.
El equipo de Davos defiende desesperadamente la globalización en sus informes. “La globalización está viva y goza de buena salud. Por lo tanto, un orden internacional eficaz y capaz de resistir, con estados-nación fuertes, sigue siendo esencial” , nos dicen. Los retos de la globalización siguen siendo: la creciente desigualdad, los efectos del cambio climático, la pérdida de puestos de trabajo como consecuencia de la tecnología digital y el declive del papel hegemónico de los EE.UU. en el mundo. Pero Davos aún espera una nueva ola de globalización que preserve el “orden liberal actual” y restaure el optimismo en la “unidad global” haciendo de la “inclusión económica y la equidad una prioridad ”.
Un partidario de ese 'orden liberal”, Martin Wolf, del Financial Times, escribió un libro titulado ¿Por qué funciona la globalización?. Eso fue en 2004. Desde la Gran Recesión y la Larga Depresión, ha tenido que tragarse sus palabras y reconocer que “Las élites - las élites empresariales y financieras que tomas las decisiones - son cada vez más odiadas” . Así que “es necesario aplicar políticas que ayuden a la gente a pensar otra vez que sus sociedades son gobernadas de una manera decente y civilizada.”
Sin embargo, esta misma semana, publicó que su esperanza era que la 'globalización' tendría un nuevo impulso gracias a los ‘’globotics", la integración de los robots con la Inteligencia artificial (IA). “Esto promoverá la globalización” porque “muchas tareas que ahora llevan a cabo personas serán realizadas por la IA y los robots, revolucionando muchas actividades de servicio, con efectos económicos y sociales profundos y altamente desestabilizadores”. Esto no suena como una tendencia que vaya a traer la ‘unidad global’ ni a preservar el orden liberal. Pero, según Wolf, ‘el descubrimiento de nuevas formas de acabar con las distancias y saltar barreras’ significa que ‘a largo plazo’, el orden liberal “probablemente ganará” y la globalización continuará, incluso si “a corto plazo parezca llena de baches”. Hmm.
es un reconocido economista marxista británico, que ha trabajador 30 años en la City londinense como analista económico y publica el blog The Next Recession.
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