Un crimen bajo el manto de la impunidad
(Por: Jesús Solano)
«Haga patria matando un cura”, era la propaganda que salía en algunos periódicos afines a la derecha, orquestado por la oligarquía salvadoreña y en contubernio con los Escuadrones de la Muerte dirigidos por el mayor Roberto d’Aubuisson, fundador del partido ARENA; con tal medida pretendieron silenciar la voz del sector de la Iglesia Católica que clamaba justicia y denunciaba los asesinatos y otros atropellos de parte del ejército y los cuerpos de seguridad hacia la población civil, durante el conflicto armado salvadoreño (1980-1992).
Este fue el caso de Fray Cosme Spessotto, sacerdote de la orden franciscana de origen italiano y párroco de San Juan Nunualco desde el año 1952 hasta 1980, quien se identificó principalmente con quienes sufren, los pobres y enfermos, y que no escatimaba esfuerzos, ni tiempo para tal fin. En muchas ocasiones llegaban personas a media noche a solicitarle que les llevara algún enfermo al hospital, y él los trasladaba en Jeep viejito y remendado (Cumpliendo con su voto de pobreza, obediencia y castidad, nunca quiso otro carro mejor) estos servicios los hacía con mucho gusto y amor, no importando la ideología política y su creencia religiosa de las personas.
No se puede dejar de lado otras obras sociales que realizó; como construcción de viviendas a personas de extrema pobreza, lo cual se supo después de su muerte, ya que él nunca lo divulgó cumpliendo con el mandato de Cristo: “Que no sepa tu mano izquierda lo que hizo tu mano derecha”.
Fue durante el conflicto armado en nuestro país cuando mostró más sus virtudes cristianas y su compromiso social, llegando al extremo de exponer su vida visitando los cantones considerados conflictivos, para ayudar a las víctimas después de los operativos militares, lo cual era riesgoso.
En muchas ocasiones se presentó al destacamento militar de Zacatecoluca y a los puestos de los cuerpos de seguridad de esa época, para interceder por catequistas, campesinos y otras personas capturadas, de las cuales muchos fueron liberados.
También llegaba a reclamar por el asesinato de personas inocentes. En la obra “Fray Cosme Spessotto, Mártir por la paz en El Salvador” del Doctor Alirio Ernesto Orantes (Quien fue managuillo alrededor de 15 años con el fraile) relata que el día 4 de octubre de 1979 elementos del Destacamento Militar de Zacatecoluca, realizaron un operativo en el Cantón San Isidro El Golfo, jurisdicción de San Juan Nonualco, dando como resultado personas asesinadas, mujeres abusadas sexualmente, lesionados, bienes quemados, etc. Luego de haber dado alojamiento y alimentación a quienes lograron huir, así como ayuda a enterrar los muertos y dar ánimos a los sobrevivientes, se presentó a dicho cuartel a reclamarle y encarar al comandante Coronel Roberto Sócrates Echegoyen por la masacre cometida por sus soldados, contra personas que no conformaban ningún grupo armado.
En vista de que los abusos continuaron, redactó una carta dirigida al entonces Ministro de Defensa General, José Guillermo García y al Estado Mayor Conjunto de la Fuerza Armada, el cual dio como resultado el traslado de los jefes militares hacia otros lugares, lo cual acrecentó el odio hacia el religioso.
Según investigaciones realizadas por el Doctor Orantes y relatadas en su obra, la muerte del sacerdote fue de la siguiente manera: El nuevo comandante del Destacamento de Zacatecoluca, se reunió con el jefe de la Policía de Hacienda de San Juan Nonualco, para tratar sobre la eliminación de Fray Cosme, a quien consideraban un estorbo y una amenaza. Este encargó a un cabo y a un agente de dicho cuerpo de seguridad para seguirle los pasos y asesinarlo sin dejar rastros.
Por esos días la víctima estuvo hospitalizado en un centro médico de San Salvador; a pesar de no estar sano completamente, pidió permiso para celebrar una santa misa en su parroquia el día sábado 14 de junio de 1980; estando en oración frente al altar unos minutos antes de las siete de la noche de esa fecha se escucharon los disparos que segaron la vida del pastor de los Católicos sanjuanenses.
A treinta y nueve años de su asesinato aún permanece encubierto bajo el manto de la impunidad, como muchos otros.
Inmediatamente sucedió el hecho, la derecha, levantó la calumnia de que los actores de la muerte del sacerdote fueron los miembros de la guerrilla del FMLN. Hasta la fecha hay personas de derecha que siguen manteniendo tal aseveración a pesar de haber testigos y evidencias, y lo hacen para no afectar a su partido; sin embargo, como dice un dicho popular: “La mentira tiene patas cortas y se alcanza”. A treinta y nueve años de este crimen sacrílego, sigue encubierto bajo el manto de la impunidad.
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