El Salvador tiene su primer santo pero aún no descansa en paz (video)
El Vaticano anunció la canonización de Monseñor Óscar Romero, el arzobispo salvadoreño asesinado en 1980 y considerado el máximo defensor de los derechos humanos en ese país. Sputnik habló con Alejandro Díaz Gómez, de la asociación de derechos humanos Tutela Legal María Julia Hernández y abogado en la causa por homicidio.
El Gobierno salvadoreño celebró la noticia y lo recordó por su "invaluable legado, su compromiso y labor pastoral a favor de los más necesitados". Romero alzó la voz contra la represión del Ejército y llegó a escribirle una carta al presidente de Estados Unidos, Jimmy Carter, para que cancelara la ayuda militar. El 24 de marzo de 1980, mientras daba la misa, fue asesinado por un francotirador paramilitar.
"Ese mismo año se abre un proceso penal y se inician una serie de entrevistas a testigos pero hay muchas pruebas clave que se dejan fuera del proceso. Hay una intencionalidad, se pierde mucha información y se avanza muy lento. En 1993 se cierra el caso con la amnistía general que sobresee a uno de los presuntos responsables, el capitán Álvaro Saravia", dijo a Sputnik Díaz Gómez.
En 2004, una causa civil en Estados Unidos condenó a Saravia, quien había escapado a ese país, como responsable del hecho. A pesar de estos antecedentes el homicidio no fue investigado hasta el año pasado, cuando la ong "Doctora María Julia Hernández" pidió la reapertura.
"Se ha avanzado en incorporar documentación histórica aunque aún no se ha dado con la ubicación exacta de los presuntos responsables. Se ha pedido que se investiguen a otras personas también que con la maliciosidad que se manejó el caso no se han llevado al proceso aunque aún no han ido a declarar. Estamos pendientes y en estos días vamos a insistir par aque el caso se agilice porque ya se dilató demasiado", indicó.
Díaz se refirió al peso simbólico de la canonización de Romero a la que calificó como "orgullo nacional" y una forma de reparación "que el Estado no brindó". "Seguiremos insistiendo para que no se esconda la verdad, ese es nuestro principal objetivo. Es contradictorio que tengamos el primer santo salvadoreño y no se conozca quienes son los responsables de su muerte", concluyó el letrado.
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