¿Tiene salud mental nuestra población salvadoreña?
(Por: Marta Lorena Novoa*)
Mientras escucho una canción tratando de descansar y relajarme, pensando como los rayos de sol pasan por mi ventana, pensando que mañana será otro día caracterizado por prisas para cubrir consultas, visitas a centro escolar y muchas cosas más, dispongo escribir sobre la salud mental.
“Yo estoy loco y tú también un poco”
Con este dicho popular se inicia la reflexión sobre la “locura”, ¿A quién se le llama “loco”?, ¿Cuándo inicia la locura?, ¿Quién determina que una persona esta “loca”?,¿Se sana la persona loca?, éstas y otras interrogantes pueden surgir en nosotros cuando escuchamos la trillada frase citada en el encabezado del artículo o cuando escuchamos psico locos, psiquiatra, loquero, salud mental y otros términos usados arbitrariamente como “bipolar”, hiperactivo”, “psicosis”.
Al retomar el concepto de salud mental la OMS , lo define como; “un estado de bienestar en el cual el individuo es consciente de sus propias capacidades, puede afrontar las tensiones normales de la vida, puede trabajar de forma productiva y fructífera y es capaz de hacer una contribución a su comunidad”, más que la ausencia de enfermedades, la pregunta es ¿tiene salud mental nuestra población salvadoreña?
Para nadie es un secreto que nuestra gente tenga que enfrentar día a día factores que generan estrés y que interfieren en su estado mental, emocional. En este caso me refiero a la violencia social, falta de empleo digno, poco acceso a servicios de salud en sectores aislados de las zonas urbanas, medios de comunicación saturados de violencia en todas sus expresiones, abuso de sustancias psicoactivas, estrés en el trabajo, violencia intrafamiliar, corrupción de funcionarios públicos, crisis económica, esto solamente para mencionar algunos factores que afectan la salud mental de la población en general.
Para nadie es un secreto que profesionales sin ética alarguen tratamientos innecesarios, prescriban medicamentos innecesarios y esto incluye diferentes profesionales de la salud y charlatanes que se aprovechan de la vulnerabilidad de sus pacientes.
Por otra parte la población tiende a rechazar la atención psicológica y psiquiátrica por temor a ser clasificado como “loco”, afirmando que no lo están y por lo cual no acuden a recibir dicha atención. Nuestra cultura es así, poca importancia se le ha dado a la salud mental, esto se refleja en el presupuesto asignado anualmente al área de salud mental en los hospitales que es el 1% del presupuesto total asignado, pese a que se ha creado FOSALUD, argumentando que funciona con fondos provenientes de impuestos a productos nocivos para la salud, como: bebidas alcohólicas, tabaco, muchas personas afectadas por toxicomanía están recibiendo atención en los establecimientos de salud públicos pero los profesionales que atienden a estos usuarios no cuentan con una infraestructura adecuada ni recursos suficientes para atender dichos casos, además de estas patologías hay otras que se han incrementado recientemente por los factores mencionados al inicio (violencia, crisis económicas) y también son atendidos por los profesionales que en muchos caso no cuentan con una especialización.
Existe más de una decena de documentos que hacen referencia a la importancia de la salud mental y sustentan la atención de los pacientes, están citados en la Política de Salud Mental (edición revisada 2010), incluye la Constitución de la República de El Salvador, pero del dicho al hecho como falta mucho por hacer, existen diversas ONG trabajando en proyectos de salud mental, el MINED ha contratado psicólogos en algunas instituciones educativas que atienden estudiantes etiquetados por maestros como “hiperactivos, agresivos, desadaptados”.
Estos esfuerzos no son suficientes si el Estado no realiza una política preventiva y no asigna los recursos necesarios suficientes para atender satisfactoriamente la salud mental de la población parece que no se han dado cuenta que la salud mental es vital para que el ser humano tenga un desarrollo pleno de sus capacidades, potencialidades, quien puede trabajar bien si tiene neurosis, trastornos mentales, estrés, el llamado mal del siglo XXI, que caracteriza la vida moderna.
Es necesario unir esfuerzos de parte de las instituciones públicas, privadas, ONG, que trabajan en la salud mental pero el más interesado y principal debe ser el Estado, brindando condiciones, facilitando recursos, creando políticas y leyes que no interfieran en el trabajo que hacen los gremios, instituciones en pro de la salud mental.
Existen diferentes entidades que realizan esfuerzos en pro de la salud mental entre estas tenemos la histórica ASALSI, ACISAM, CNSM, sin embargo los esfuerzos se han realizado de forma aislada con poco apoyo del Estado y qué decir de la Junta de Vigilancia de la Profesión en Psicología, la cual debe llevar la delantera apoyando el trabajo gremial y no solo quedarse a verificar el pago de anualidad.
Volviendo a una de las interrogantes planteadas al inicio ¿Quién determina la locura?, me surge la idea e interrogante ¿quién está cuerdo en un cien por ciento en una sociedad como la nuestra?, ¿será que le conviene a nuestros funcionarios mantenernos en la “locura”…..
Ya veo el reloj es hora de dormir para iniciar mi rutina a las 4.00 a.m. y no caer en el estrés corriendo para llegar a tiempo al trabajo…. En tanto llego veré el tráfico, conductores gritándose, personas agitadas, indigentes en la calle, alguna escena de violencia, adictos a la tecnófila y quién sabe qué más, hasta que se tome conciencia de la necesidad de cambiar esta realidad y unamos esfuerzos.
Salud Mental:
La salud mental, según el Comité de Salud Mental de la Organización Mundial de la Salud, (OMS) se define como “El goce del grado máximo de salud que se puede lograr, es uno de los derechos fundamentales e inalienables del ser humano, sin distinción de raza, religión, ideología política o condición económica y social”.
La salud mental es también un proceso de búsqueda, una necesidad del individuo, la familia y la sociedad. Es un balance dinámico en continuo movimiento, de cada persona consigo misma y con su contexto para producir, reproducir y transformar su existencia. Incluye la idea de crisis, esperada e inesperada, común a la condición humana, siendo determinante la participación activa de la persona en la posibilidad de dar respuestas a sus propias crisis y a los cambios del contexto social. Salud mental es la posibilidad de participar en proyectos compartidos que permitan a la persona trascender en su existencia y verse reflejada en el otro, construyendo su propia identidad.
*Psicóloga salvadoreña
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