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Reflexiones sobre «cultura lumpen» y su rol en la sociedad capitalista y en las organizaciones revisionistas

jueves, 15 de febrero de 2018

Reflexiones sobre «cultura lumpen» y su rol en la sociedad capitalista y en las organizaciones revisionistas



«Pero primero que todo, ¿qué podemos calificar como lumpemproletariado? Por si algún lector no está familiarizado con el término, definamos esto de forma breve como que:


«El lumpemproletariado también llamado subproletariado es la población obrera situada socialmente por debajo del proletariado y fuera de los procesos de producción, y socialmente marginados desde el punto de vista de su realidad político-económica. Supone un ejército industrial de reserva creado por el capitalismo e íntimamente ligado a la pauperización de la población; crece directamente proporcional a la concentración de capitales; o lo que es lo mismo, lo que en un polo es acumulación de riqueza, en el polo contrario, significa acumulación de miseria, de ignorancia, degradación moral, etc. Este margen funcionará como elemento indispensable para el sistema, para evitar el colapso del sistema, pues estos «obreros» al verse incapaces de vender su fuerza de trabajo son empujados a aceptar condiciones laborales que en otras condiciones no aceptarían, convirtiéndose de facto en enemigos de su clase y de sus propios intereses, cuando dedicándose a trabajos moralmente repudiables para sobrevivir como son los sicarios, rateros, estafadores, matones, timadores, traficantes, chivatos, dueños de burdeles, etc. En tanto no son prescindibles o una secuela indeseada como el sistema hace suponer, sino una pieza fundamental en el engranaje funcional del sistema productivo capitalista y de hecho son los que permite mantener las relaciones sociales inamovibles. La marginalidad es consustancial a la sociedad capitalista. Los hechos anteriores aunado a la alienación de este sector social mediante la cultura, la caridad, la beneficencia, los servicios sociales, etc; hacen que el lumpemproletariado adolezca de conciencia de clases, en tanto vulnerable a los dictados del sistema, y es esa la razón de que los vemos defendiendo el sistema económico que les explota y posicionados en contra del proletariado. Debe de comprenderse que este sector no se caracteriza por su inadaptación como se cree comúnmente, sino por lo contrario, una adaptación absoluta al sistema que le hace aceptar las contradicciones existentes como inherentes a la condición humana». (Equipo de Bitácora (M-L); Terminológico, 2013)

Hay personas que sin un dominio de la interacción entre la estructura económica y la superestructura, emiten la opinión de que el lumpen influye a la burguesía en sus pensamientos, en su forma de vida, en sus gustos ideo-estéticos y demás, de ahí algunos ideólogos ajenos al marxismo pretendieron sacar la idea de que existían incluso una lumpenburguesía, pero esto no es cierto:

«Término introducido por los denominados «neomarxistas». Para el marxismo-leninismo este término se trata de categorizaciones e intentos de los revisionistas por hacer creer que hay una burguesía «buena» y otra «mala», pero como la historia y la dinámica capitalista ha demostrado, la burguesía siempre expresa esa naturaleza porque siempre busca el «máximo beneficio» que es el pilar fundamental de su sistema: el capitalismo, para ello se dota de todas las formas de dominación política, económica y cultural posibles para sus capacidades. Ha de anotarse, que no es el lumpen quién influencia culturalmente a la burguesía, sino que los vicios y forma de vida decadente de la burguesía influencian al lumpen, de otra forma estaríamos invirtiendo como hacen los revisionistas la influencia de la ideología en la superestructura, estaríamos dando libertad total de actuación a la cultura y al pensamiento, colocándose con total libertad de actuación, sin reconocer que viene precedido de la base económica y de la clase que detenta el poder: la burguesía. El lumpen por supuesto de nuevo por su posición económica vive en una esfera social y un ambiente diferente al de la burguesía, en un submundo mucho más difícil, esto es así más allá de que algunos puedan llegar a mantener un nivel de vida aceptable o incluso lleguen a hacerse ricos por sus fechorías –véase los famosos gánsteres o los proxenetas que acaban convirtiéndose en grandes y «empresarios respetables»–; pero generalmente el lumpen de los bajos fondos no puede hacerse eco de la forma de vida extremadamente frívola de la burguesía como el disfrute de los artículos de lujo y el vivir de las rentas, en cambio para «trabajar» –a veces a su servicio otras por su cuenta–, precisamente se fija en cambio en el robo, la calumnia, el chantaje, la intimidación, el soborno, las drogas, la explotación sexual, el tráfico de influencias, el tráfico de armas y otras formas de actuar legales o legales, abiertas o solapadas de la burguesía en mundo político-económico, unas que usa para justificar su forma de pensar y actuar, alegando que debe proceder emulando esas formas no solo como medio para subsistir sino concluyendo que esto es lo lógico y normal dentro de una sociedad, que forma parte de la cultura colectiva, cuando en realidad estos defectos son inherentes a una clase y a un sistema social de explotación determinado. El lumpen y su cultura, recoge por tanto lo peor de la cultura burguesa (Equipo de Bitácora (M-L); Terminológico, 2013)

En especial hemos visto anteriormente durante el documento que por sus propias actitudes desmoralizadas Roberto Vaquero es un sujeto totalmente lumpenizado, que además ejerce una fuerte influencia como líder entre sus militantes. Pero para más inri, Roberto pese a decir que es el líder de una supuesta organización obrera, ha creado su camarilla y su «guardia pretoriana» personal en base a elementos sacados del lumpemproletariado como Gasolino o Martos, el primero nombrado Jefe de Seguridad de la organización y chófer oficial del Secretario General, y el segundo guardaespaldas y «mamporrero» personal del Secretario General. 

Eso vuelve a demostrar que Roberto es un demagogo de la estirpe más despreciable. Se puede decir sin miedo a equivocarnos, que Roberto Vaquero es el lumpemproletariado en su máxima expresión tanto por sus pensamientos, por su viejo desempeño en trabajos de matón de poca monta, como por el uso tiempo después a calaña similar para protegerse y aumentar su banda criminal:

«El lumpemproletariado, esa escoria integrada por los elementos desmoralizados de todas las capas sociales y concentrada principalmente en las grandes ciudades, es el peor de los aliados posibles. Ese desecho es absolutamente venal y de lo más molesto. Cuando los obreros franceses escribían en los muros de las casas durante cada una de las revoluciones: «Mort aux voleurs!» ¡Muerte a los ladrones!, y en efecto fusilaban a más de uno, no lo hacían en un arrebato de entusiasmo por la propiedad, sino plenamente conscientes de que ante todo era preciso desembarazarse de esta banda. Todo líder obrero que utiliza a elementos del lumpemproletariado para su guardia personal y que se apoya en ellos, demuestra con este solo hecho que es un traidor al movimiento». (Friedrich Engels; Prefacio a la segunda edición de La guerra campesina en Alemania, 1870)


No por casualidad en los actuales tiempos los jefes de las sectas y mafias también se rodean de elementos lumpens para cubrirse las espaldas y para ejecutar trabajos sucios. Pero también ocurre lo mismo o al menos muy parecido en organizaciones revisionistas, sobre todo en las de carácter semianarquista.

Lo que a veces ha venido a denominarse popularmente como «cultura lumpen» es la moral y forma de vida de este tipo de personajes. A veces un sujeto que no entraría en la definición social de lumpemproletariado adopta igualmente sus mismos rasgos; esto es del todo normal y puede verse en las capas de la pequeña burguesía, la intelectualidad o incluso la propia clase obrera cuando por influencia de la presión de la clase dominante se «aburguesa» y adopta ciertos rasgos de la burguesía cuando no un lineamiento ideológico completo aún sin ser de esa misma clase social. 

En la juventud de la sociedad capitalista contemporánea esto es mucho más común de lo que se cree, ya que la burguesía se ha valido de la llamada «cultura lumpen» para hacer degenerar a los miembros más susceptibles de ser influenciados, inutilizando a un sector que por sus características siempre ha sido activo y combativo.

El clásico joven lumpenizado que observamos en nuestros días es otro subproducto de la propia sociedad capitalista muy fácil de identificar:

«En la sociedad capitalista, basada en la explotación del hombre por el hombre, la burguesía monopolista, con el fin de consolidar su poder en toda la vida del país, para aumentar sus ganancias y riquezas fabulosas, está vitalmente preocupada por desviar a la juventud de los principales problemas de la vida, para liquidar su espíritu revolucionario y sumergirla en la escoria de la degeneración moral y política, para difundir la criminalidad y el vandalismo, el miedo, el alcoholismo, la prostitución y la drogadicción a gran escala. Sólo de esta manera puede volver a la juventud inofensiva para su poder, porque la burguesía sabe que la juventud es la parte más viva, activa y explosiva de la población, y por consiguiente también la más peligrosa para la burguesía. Por lo tanto, esta última no en vano dedica una atención especial a su esfuerzo por desorientar las mentes de la juventud, adormecer su conciencia, apartarla de los principales y perturbadores problemas de la sociedad capitalista. (...) Un mal cada vez más creciente en la sociedad capitalista es también la propagación en masa de la drogadicción. Los jóvenes, tomando varias drogas, buscan vivir en un mundo de hermosos sueños, para divorciarse de esa realidad sombría, oscura, pobre y miserable que les rodea. La toma de varias drogas por los jóvenes les vuelve entonces impotentes, poco dispuestos y oscurece sus pensamientos. Tales personas, por supuesto, no pueden objetar al sistema capitalista opresor y explotador; se convierten en instrumentos obedientes, inofensivos para la burguesía». (Albania Today; La degeneración y disolución de las masas de la juventud, una consecuencia directa del sistema capitalista, Nº 1 (20), 1975)

Efectivamente como aquí se expresa, la burguesía mediante la presión ideológica que ejerce a través de la superestructura mediante la literatura, la música, el cine, la televisión, los medios de comunicación y otros canales, proyecta –a veces directamente y otras de forma solapada– una forma de pensar y actuar que encaja con la del lumpemproletariado. Consigue así que los jóvenes deseen emular las actitudes gansteriles de los «héroes» marginales de estas historias. Desean formar pandillas callejeras, vanagloriarse del estilo de vestir y jerga acorde al de la pandilla que pertenecen, para ello se tatúan símbolos radicales e identificativos con el del grupo, se vuelven insensibles a la crueldad en incluso desarrollan tendencias sádicas, rinden culto a la violencia irracional y manifiestan claras expresiones patriarcales, quedan con el resto de miembros para irse de juerga a desfasarse totalmente consumiendo ingentes cantidades de alcohol y drogas duras, montar orgías o buscar gresca con otras bandas, entre tanto viven de forma parasitaria aprovechándose de terceros o sobreviven a base de trabajos moralmente repudiables. En resumidas cuentas, se promueve que la juventud idealice formas de vida degeneradas para de ese modo desactivar el ímpetu revolucionario que esta alberga por naturaleza.

Esta es la forma más sencilla para las clases explotadoras de desviar en los jóvenes su repulsa hacia los fenómenos diarios del capitalismo, de asegurarse de que si alguno de estos miembros tenía un mínimo de inclinaciones revolucionarias, castrarlas sin más compasión inmiscuyéndolos en un juego en que incluso creen que están yendo a contracorriente del poder, cuando son sus títeres. Muchos de los casos en que el sujeto acaba lumpenizandose son porque muchos incautos, para desligarse del conservadurismo más rancio acuden a referentes ideológicos que lejos de ser una contracultura al capitalismo y la burguesía, son un subproducto de ella, o son un intento fracasado de superarla. Al igual que la forma de pensar y las actitudes lumpen como la forma de vestir extravagante, el llevar una vida sexual promiscua y el narcotizarse para evadirse de la realidad, son actitudes que no salen de la nada, sino que se apoyan en viejas corrientes de décadas y siglos pasados como: el decadentismo, el modernismo, el romanticismo, el anarquismo, el existencialismo, el hippismo, el freudismo, y un infinito etcétera. Corrientes en muchas ocasiones de la antigua intelectualidad burguesa aburrida e inconformista, de la pequeña burguesía desesperada y radicalizada, en la cual muchos de sus principios conjugan perfectamente con lo del lumpemproletariado actual, corrientes en las que a veces no se acaba sabiendo quién es el portador original de estos principios y quién los ha adoptado.

Precisamente muchos de estos elementos creen que el postureo que hacen –pues no es un compromiso real– sobre alguna causa revolucionaria les salva de que sean calificados como lumpens, pero no es así.

En el caso de los miembros de Reconstrucción Comunista (RC) hemos visto como sus líderes dicen que son «humildes trabajadores y revolucionarios comprometidos», e incluso extrañamente se las dan de revolucionarios dando lecciones de un currículum inexistente más allá de su historia ficticia de secta. Pero lo cierto como han denunciado sus propios excamaradas es que muchos de ellos son conocidos por estar en una situación de «desempleo permanente», que se aprovechan de terceros o trabajan en negocios totalmente repudiables, mientras que los más «ilustrados» descuidan sus flamantes carreras para jugar a las bandas callejeras; realizan labores de chivateo, difunden calumnias, montan trifulcas y todo lo que sea preciso para desacreditar o eliminar a sus rivales; se desligan de cualquier formación ideológica real más allá de aprender cuatro fórmulas para presumir de anchuras de conocimientos; se dejan llevar por la primera moda ideo-estética del mundo burgués y adoptan una jerga marginal; albergan en su forma de pensar fuertes actitudes patriarcales y cubren los casos de maltrato «por el bien de la organización»; llevan una vida sexual promiscua incluyendo el solicitar los servicios de prostitución; se relacionan en mundos de consumo y tráfico de drogas; todo ello ligado a la completa falta de disciplina y constancia en cualquier tarea que implique responsabilidad; son elementos que en lo psicológico no es raro que sufran episodios maniaco-depresivos y variadas patologías mentales.

Tanto por el perfil social como por las actitudes y forma de pensar de sus miembros, ya hemos visto que el jefe y comparsa de RC cumplen con todos los requisitos para ser considerados no como un grupo político sino como una pandilla de lumpens sin más. ¿Pero qué ocurre con su Secretario General? Su caso más bien es análogo al de algunos de los militantes de RC, que proviniendo de un origen social acomodado se han sumado a la moda de movimientos lumpen y han asimilado su cultura. Si comparamos a Roberto Vaquero con cualquier otro famoso elemento lumpen de otros partidos revisionistas, se verá que salvo algunas diferencias son iguales en lo fundamental. 

Por mucho que se ría Roberto Vaquero de las aventuras quijotescas de Pablo Hasél el arlequín del PCE (r), que siendo un niño malcriado de una familia bien ha acabado lumpenizado mientras da lecciones de comunismo, él en realidad no se diferencia en nada, tienen biografías paralelas en muchas cuestiones. 

En ese sentido, no es ningún secreto que su padre, Natalio Vaquero, ahora policía inactivo, fue hasta hace poco un policía de la «vieja escuela»:

«Primero.- El día 1 de enero de año 2000, sobre las 6 horas de la mañana, J.E. se encontraba en Pozuelo de Alarcón (Madrid) celebrando la fiesta de Nochevieja en compañía de su novia Aurora y el hermano de ésta don Alfredo. En un determinado momento José Enrique se puso a orinar junto al restaurante La Gitana ubicado en la Avenida de Europa de esta localidad siendo observado en esos momentos por I y por L, ambos funcionarios de Policía Municipal del Ayuntamiento de Pozuelo de Alarcón de servicio, que se encontraba en esos momentos en el referido lugar acompañados de dos individuos que no han sido identificados. Segundo.- Ildefonso se acercó a José Enrique recriminándoles la acción de orinar juntó al restaurante y diciéndole «cabrón, hijo de puta, eres la escoria de esta sociedad», momento en que José Enrique dejó de orinar, reiterándole Ildefonso los insultos, llegando a contestar J.E.: «Los hijos de puta seréis vosotros». En ese momento Ildefonso arremetió contra J.E. golpeándole con los puños y con las piernas, ayudado por L y de los dos individuos no identificados, pudiéndose J.E. soltar de los cuatro agresores y salir de dicho tumulto, marchándose corriendo por la Avenida de Europa. Hasta esos momentos ni Ildefonso ni Luis Pedro se habían identificado ante J.E. como funcionarios de Policía Municipal. Tercero.- L de forma inmediata salió en persecución de J.E. al que alcanzó a unos 100 o 150 metros, forcejeando con el mismo. (…) Procedieron a ponerle a J.E. unos grilletes de nailon sujetando ambas manos por la espalda. Al mismo tiempo que, antes y después de ponerle los grilletes, le golpeaban dándole puñetazos en la cabeza, cuerpo, piernas, además de patadas. Cuarto.- Posteriormente, ya engrilletado por la espalda J.E., lo sentaron apoyándole en una pared. L fue en esos momentos a buscar un teléfono móvil que al parecer había perdido en la carrera, quedándose entonces sólo con J.E. el señor I, momento en que I dio repetidas patadas a J.E., cogiéndole también por la cabeza y golpeándosela hacia atrás contra la pared y puerta. I sacó su pistola encañonándola sobre la cabeza de José Enrique al mismo tiempo que le decía: «Te vamos a matar». (Audiencia Provincial de Madrid; SENTENCIA n° 107/2002)

Sus escandalosas actuaciones incluso fueron recogidas por los medios de comunicación de aquel entonces:

«El Tribunal Supremo de Justicia ha ratificado la sentencia dictada por la Audiencia Provincial de Madrid que condenó a dos policías locales de Pozuelo de Alarcón por propinar una paliza a un vecino en la madrugada del 1 de enero de 2000 por orinar en la vía pública. El alto tribunal considera probado que los agentes Natalio Vaquero y Carlos García Gómez golpearon, esposaron, amenazaron de muerte y encañonaron con su pistola al joven, que necesitó asistencia médica y control psiquiátrico posterior. Al rechazar los recursos de casación interpuestos por los agentes y el Ayuntamiento de Pozuelo contra el fallo de la Audiencia Provincial, el TSJ confirma la condena contra Vaquero de dos años de prisión con inhabilitación especial para empleo o cargo público durante dos años por un delito de atentado a la integridad moral y una año más de prisión por un delito de lesiones. El otro inculpado también es condenado a un año y nueve meses de prisión e inhabilitación especial para empleo o cargo público por ser considerado autor de un delito de lesiones, con el agravante de abuso de superioridad. Ambos delincuentes, que, a pesar de ir de paisano esa noche, portaban una pistola con la que encañonaron al joven, son condenados, además, a indemnizar a la víctima con 22.082 euros que ya han sido abonados por el Ayuntamiento como responsable civil subsidiario». (Agencia Efe; Madrid, 9 de diciembre de 2004)

¿De tal palo tal astilla? La familia Vaquero y el propio Roberto han vivido hasta hace bien poco en Pozuelo, en una de las zonas más ricas y lujosas del centro del país, así fue hasta que hace poco Roberto se mudó a Leganés a causa de una de las palizas recibidas en sus riñas político-personales. Como sabemos, poco después creó su negocio con el dinero de los militantes de RC, a los cuales usa para mantener su decadente nivel de vida actual.

Esto indica, repetimos, que el lumpen la mayoría de veces procede por el origen de clase y el influjo del ambiente, pero muchas veces se elige un ambiente de los bajos fondos debido a elecciones derivadas de problemas personales pese a proceder de una familia acomodada, hablamos incluso, de familias procedentes de grandes empresarios, ejército y funcionarios. El lumpen como tal, puede ser un desposeído como suele ser lo propio por su origen social, pero hay casos en que puede llegar a ser propietario de pequeños negocios pero también darse el caso de que jugando bien sus bazas acceda a tener suculentos negocios de grandes beneficios, llegando a convertirse en dueño de grandes negocios ilegales o semilegales. El abanico de posibilidades es tal en la vida de un lumpen que a veces es difícil detectar si se trata de un lumpen por su origen de clase o si se ha lumpenizado por el ambiente frecuentado y por el nivel que ocupa ahora en la cadena de producción.

En el caso de Roberto Vaquero, pese haberse convertido en un pequeño propietario gracias a los ingresos de las plataformas de su secta-partido y a los de su tienda de animales exóticos en Leganés donde explota a los militantes, sigue manteniendo unas actitudes y formas de pensar lumpenizados, solo que ahora se conjuga con su obsesión porque su negocio salga a flote para mantener su vía de ingresos y financiar su vida decadente, caiga quien caiga, haga lo que tenga que hacer. De hecho, si como indica en sus redes sociales se ha trasladado a Barcelona ha debido ahorrar o engañar a alguien para que como buen burgués tenga quién le regente la tienda estando él a miles de kilómetros, aunque lo cierto es que antes tampoco se pasaba por allí por lo que nos cuenta quién ha trabajado allí, o seguramente debido a las pérdidas deberá cerrarla pese a las inversiones de los militantes en el presunto «negocio del partido» como él lo presentaba. 

Ejemplifica perfectamente que una persona incluso aunque llegue a un status social burgués o aburguesado, no tiene porque abandonar sus influencias lumpen, complementándose los ambiciosos objetivos de unos con los métodos pueriles del otro.

Hagamos una comparación efectiva con fines didácticos entre Roberto, el líder de RC, y Pablo Hasél defensor del PCE (r) como habíamos prometido, para comprobar que son vidas paralelas, aunque a ambos le duela esta analogía:

«Pablo Hasél, cuyo nombre es Pablo Rivadulla Duró, es hijo de Ignacio Rivadulla, expresidente de la Unió Esportiva Lleida y empresario de tres sociedades. Hasél es el típico ejemplo de un chico con problemas sociales, el clásico caso de un niño aburguesado e inadaptado que ve en el comunismo una salida a sus frustraciones personales, pero que al no haber sabido canalizar esas ideas de forma correcta ha acabado siendo caricatura de lo que quiere ser, un intelectualismo burgués radicalizado, pero igualmente un motivo de vergüenza para el comunismo. Esto se puede ver en varios rasgos que le caracterizan. De ahí que en su prisa por sentirse parte de algo haya caído preso del seguidismo hacia un gurú cualquiera como Arenas y el mito revisionista del PCE (r) –y eso que es un mito cada vez más desinflado–. Que como un adolescente que no ha cogido un libro de marxismo en su vida se siente impresionado por la espectacularidad de las acciones de las antiguas bandas terroristas y pida su repetición –sin reflexionar qué tipo de lucha armada es y a qué fines corresponden–. De manera que en su evidente necesidad de vociferar que es parte de algo vislumbremos una estética repleta de tatuajes y vestimentas con lemas comunistas y armas de fuego –por su ansia de sentirse dentro de una identidad colectiva y a temor de no parecer suficientemente revolucionario–. Por eso que observemos en sus canciones unas letras donde insulta reiteradamente y amenaza de muerte a sus enemigos, usando un lenguaje radical y exaltado sin mucho contenido. Que como los antiguos modernistas, decadentistas, románticos y existencialistas aburridos haga constantes referencias a las drogas unas veces de forma metafórica y otras con lamentos para explicar que quiere escapar del tedio y frustración, de un mundo que dice no poder soportar –de ahí que tenga repetidas frases suicidas–. Con él y sus rimas asistimos a toda una maraña de loas y homenajes constantes a personajes revisionistas de todo pelaje, reivindicando a casi cualquier cosa que suene radical sin plantearse si realmente hizo méritos para denominarse comunista o revolucionario –creyendo el pobre que así honra la doctrina marxista–. Por supuesto que debido a su bajo nivel ideológico y su nulo esfuerzo por formarse de como resultado que en las polémicas políticas que se cruza recurra siempre a esquemas ridículos del PCE (r) aprendidos de memoria fácilmente refutables –siendo un autómata de estos fósiles del revisionismo a los que le baila el agua–. También que haya aprendido de ellos las tácticas del diversionismo, que se basan fundamentalmente en demagogia, desviaciones del tema, insultos y difamaciones –algo comprensible ya que a falta de argumentación es lo que queda–. Posturas todas ellas que evidencian que tiene que hacerse notar a falta de argumentos. Asistimos con este chico ya bien mayorcito, a un clásico caso de persona postureo, un comunismo de pegatina y un comportamiento lumpen bastante evidente». (Equipo de Bitácora (M-L); Estudio histórico sobre los bandazos políticos oportunistas del PCE (r) y las prácticas terroristas de los GRAPO, 25 de junio del 2017)

¿Coincidencias que el perfil de uno sea tan parecido al otro salvo algunas ligeras diferencias? Para nada, al revés, es hartamente normal, pues tanto RC como PCE (r) han buscado y rebuscado entre las filas de esta capa social para mantener su chiringuito a flote, cuando no, ese «lumpenismo» más allá de la militancia y simpatizantes desorientados, reside en la propia cúpula.

Es por tanto muy claro que los marxistas debemos combatir a estos grupos lumpes que de tanto en tanto se intentan instalar como organizaciones político-sociales, sobre todo aquellos que basan su reclutamiento entre los jóvenes más ilusos y desorientados, que ante falta de referencias para formarse ideológicamente, y ante la falta de perspectivas personales, entran en estos grupos:

«Hoy día la mayoría de la juventud en los países capitalistas y revisionistas malgasta sus energías siguiendo un camino equivocado, es engañada por la burguesía y el revisionismo, y a menudo pasa al aventurerismo y al anarquismo, o cae en la utopía y la desesperación, puesto que está desorientada y aturdida, y ve sombrío su futuro y la perspectiva de la satisfacción de sus reivindicaciones políticas, materiales y espirituales.

Los marxista-leninistas en todo momento dedican una gran atención a la juventud, se esfuerzan por esclarecerla y convencerla de que sólo por el camino que le indica el marxismo-leninismo y bajo la dirección de la clase obrera y de su partido pueden hacerse realidad sus aspiraciones y anhelos. Trabajan para apartar a la juventud de la influencia de la burguesía y de los revisionistas, de los movimientos «izquierdistas», trotskistas, anarquistas y arrastrarla a las organizaciones revolucionarias, para atraerla al sendero de la revolución». (Enver Hoxha; El imperialismo y la revolución, 1978) (Equipo de Bitácora (M-L)Antología sobre Reconstrucción Comunista y su podredumbre oportunista, 25 de septiembre de 2017)

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