RÍO DE JANEIRO (Sputnik) — América del Sur retrocedió en el tiempo y volvió al esquema clásico de mirar hacia Estados Unidos en lugar de seguir la línea de la integración regional, dijo en entrevista exclusiva con Sputnik el diplomático Celso Amorim, ministro de Relaciones Exteriores de Brasil durante los gobiernos de Luiz Inácio Lula da Silva.
"Los gobiernos de corte neoliberal colocan todas sus fichas en una relación como era antes (…) ¿quién va a ser el mejor amigo de EEUU? Al final es una lucha", criticó Amorim sobre la actual deriva del continente.
"La integración suramericana solo avanzó cuando los EEUU se ausentaron", dijo Amorim, y observó que ahora el momento es justo el opuesto: "Estamos teniendo una desintegración en América del Sur; es recuperable, pero dará mucho trabajo", añadió.
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A pesar del escaso interés que la región suscita en el presidente de EEUU, Donald Trump, que anunció que no acudirá a la Cumbre de las Américas que se celebrará esta semana en Lima, Amorim valoró que para que para que se produzca el necesario diálogo con Washington tiene que haber unión entre los vecinos latinoamericanos.
"El diálogo equilibrado entre EEUU y América Latina se da cuando América Latina es capaz de organizarse de forma conjunta", destacó, y lamentó que se haya excluido al presidente venezolano Nicolás Maduro de la Cumbre de Lima.
También criticó que no se refuercen como es debido instrumentos multilaterales como el bloque de los BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica), sobre todo teniendo en cuenta que Brasil juega con la ventaja del "soft power" (poder blando) de no tener conflictos con sus vecinos, cosa que no ocurre con varios de esos países.
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Respecto de la relación concreta con Rusia, Amorim dijo no ver ninguna iniciativa importante del Gobierno de Temer, y recordó que en su etapa como ministro de Defensa, en el Gobierno de Dilma Rousseff (2011-2016) tenía una visión "muy clara" de la importancia de la relación con ese país.
Históricamente las relaciones entre Brasil y Rusia son fuertes: Putin estuvo en Brasil en dos ocasiones (2004 y 2014), mientras que todos los presidentes de la democracia brasileña, desde José Sarney en 1988 hasta Temer el año pasado pasaron por Moscú.
En ocasiones había dificultades en transmitir la idea de que Brasil buscaba acuerdos de asociación que implicasen transferencia de tecnología: "Esto los rusos no lo entendían bien, solo querían vender, para nosotros no era así, eso estaba evolucionando", recordó.
Esa visión estratégica de Brasil se extendía a sus acuerdos con otros países, como con Francia para recibir la tecnología necesaria para construir un submarino nuclear, o con Suecia en el caso de los aviones cazas Gripen: "Queríamos tener unas alianzas más equilibradas", explicó.
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Acerca de una de las reivindicaciones históricas de la diplomacia brasileña, tener un asiento permanente en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, el excanciller asumió que pese a que Francia y el Reino Unido actualmente tienen "una posición más inteligente", no se trata de una cuestión fácil y probablemente solo habrá una reforma profunda tras una situación de crisis.
Aunque remarcó que hay que mantener esa lucha descartó que el actual Gobierno esté en condiciones de reivindicar más protagonismo.
"Brasil ahora no consigue liderar nada (…) creo que lo podremos recuperar, porque las personas perciben que ese no es el Brasil verdadero; es el dominio de una elite, un accidente que pasará, pero que es doloroso", comentó.
© REUTERS/ JONATHAN ERNST
Había sido canciller entre 1993 y 1994, y en 2003 Lula lo convocó a integrar su primer Gobierno, en el que se convirtió en artífice de la consolidación de Brasil en el escenario internacional, trabajando ocho años junto al entonces presidente.
Su carrera política en primera línea continuó también durante el Gobierno de Dilma Rousseff (2011-2016), de quien fue ministro de Defensa entre 2011 y 2014.
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Para las elecciones de este año, Amorim se postula como candidato a gobernador del estado de Río de Janeiro por el PT.
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