¿Qué amenazas acechan al sistema multilateral?
Publicado: 7 mar 2019 11:59 GMT | Última actualización: 7 mar 2019 17:10 GMT
La guerra, el hambre, la desigualdad, la pobreza, las enfermedades, la discriminación son amenazas con las que la humanidad lidia desde sus orígenes.
Sin embargo, por primera vez en la historia, nuestra especie atraviesa la posibilidad de su extinción producto de la acción humana. El cambio climático o una catástrofe nuclear no son especulaciones teóricas sino francas amenazas.
A éstas –en breve– habrá que añadir los insospechados desafíos que traerán consigo los inevitables avances en ingeniería genética, biotecnología, inteligencia artificial y el ciberespacio.
En ese marco, ante todos esos desafíos, la mejor –aunque imperfecta– herramienta con la que se cuenta es el sistema multilateral. Sin embargo, una serie de amenazas acechan al multilateralismo y, por tanto, socavan las posibilidades de encarar esos desafíos.
¿Qué es el multilateralismo?
En un reciente debate en el seno del Consejo de Seguridad, el Secretario General de ONU, Antonio Guterres, afirmó: "Después de todo, el multilateralismo no es más que la unión de países que se respetan mutuamente y establecen formas de cooperación con miras a garantizar la paz y la prosperidad para todos en un planeta saludable. Para lograrlo, necesitamos un compromiso más firme basado en normas, las Naciones Unidas basadas en el centro y diversas instituciones y tratados que den vida a la Carta".
Los antecedentes históricos del actual sistema multilateral se remontan a varios siglos. Las grandes transformaciones se dieron después de conflagraciones bélicas que sacudieron Europa y que tuvieron repercusiones globales, dadas las tensiones entre las potencias europeas en los territorios bajo control colonial.
Los cuatro antecedentes más importantes son: la paz de Westfalia signada después de la denominada Guerra de los Treinta Años (1618 -1648). Para efectos de este artículo es importante señalar que, el sistema westfaliano no detuvo las guerras, no trajo una paz duradera, pero intentó un equilibrio de poder y sentó las bases del sujeto/autor del sistema multilateral: el Estado-nación.
Casi dos siglos y muchas guerras después, las potencias europeas se reúnen en 1815 en el denominado Congreso de Viena con el propósito de esbozar la Europa post-napoleónica, conservadora y restauradora del orden monárquico.
Se intentó establecer un 'equilibrio de poder', pero la relativa estabilidad fue erosionada por la falta de institucionalidad, por los pactos secretos entre potencias, por la carrera armamentística, el surgimiento del nacionalismo y las tensiones en la periferia colonial.
El orden instaurado por el Congreso de Viena se rompe definitivamente con el estallido de la Primera Guerra Mundial (1914-1918). Después de la guerra, se suscribe el denominadotratado de Versalles impuesto a Alemania por los vencedores.
Asimismo, se funda la Sociedad de Naciones. El primer esfuerzo real por el establecimiento de un orden multilateral. La no participación de la URSS ni de Estados Unidos, las falencias del tratado de Versalles y el surgimiento del nazismo derivaron en la Segunda Guerra Mundial (1939-1945).
Después de esta devastadora conflagración, surge la construcción de un sistema internacional basado en reglas, en principios tales como la igualdad soberana de los Estados, la no injerencia en asuntos internos, resolución pacífica de controversias, la participación colectiva en la gobernanza global y la construcción de la institucionalidad internacional en base al Derecho internacional.
Características de las amenazas
Se podrá argüir que el sistema multilateral es imperfecto y que sus características no reflejan la correlación de fuerzas actuales, que muchas regiones están sub-representadas en la gobernanza global o que la crisis no es reciente.
Esas aseveraciones son ciertas cuando se analiza la composición de órganos del sistema como el Consejo de Seguridad o cuando se enfrentan las consecuencias de acciones de hecho tales como la invasión a Irak o las agresiones en contra de Libia y Siria; situaciones que el sistema multilateral no pudo impedir.
Sin embargo, en los últimos años se ha desatado una inusual arremetida en contra de los esfuerzos multilaterales. Estas acciones provienen de varios frentes, pero están fundamentalmente lideradas por uno de los actores estatales más importantes del planeta: los Estados Unidos.
Algunos ejemplos pueden ilustrar claramente esta política. Estados Unidos no reservó adjetivos sobre la Corte Penal Internacional ante la posibilidad de que ésta tratara el rol de las tropas estadounidenses en Afganistán; violando resoluciones del Consejo de Seguridad y de la Asamblea General de la ONU, tomó la decisión de trasladar su embajada a Jerusalén, complicando aún más la posibilidad de un acuerdo a la situación de ocupación israelí sobre territorios palestinos; el recorte de financiamiento a la agencia de Naciones Unidas para los refugiados palestinos; su alejamiento del Consejo de Derechos Humanos; su alejamiento de la UNESCO; su alejamiento de las negociaciones para el Pacto Global sobre migraciones; y las violaciones del derecho internacional en la situación venezolana.
En cuanto a las amenazas relacionadas con el cambio climático y el potencial uso de armas nucleares, ningún Estado –por si solo– es capaz de enfrentarlas. Por tanto, la única manera de garantizar una adecuada respuesta es a través de esfuerzos globales, basado en reglas y compromisos globalmente negociados y acordados.
Lamentablemente, la decisión de rompimiento del acuerdo con Irán sobre el uso de tecnología nuclear, y el rompimiento del Tratado sobre Misiles de Alcance Medio y Corto –uno de los más importantes en la materia– pueden desatar una situación de mayor desestabilización en el Oriente Medio y una carrera armamentística entre las potencias nucleares, respectivamente.
En este contexto, el rol de Bolivia está perfectamente claro. Existe un alineamiento perfecto entre nuestros intereses y los principios y propósitos de la Carta de las Naciones Unidas. La lucha por el apego estricto al derecho internacional en todos los casos y la búsqueda por el fortalecimiento y perfeccionamiento del sistema multilateral son un pilar fundamental de nuestra política exterior.
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